Hay temas que deben ser exclusivos para expertos, cuando de hacer análisis se trata. Eso es una cuestión de sentido común. Mal harían personas que toman los espacios en los medios de comunicación para abordar tópicos que desconocen.
Pero una cosa es el análisis y otra la opinión como tal. Si hacemos, aunque sea, una revisión breve y somera de lo que es la opinión para Platón, entendemos que es el título que el filósofo da a una de las formas de conocimiento, que se fundamenta en la percepción, en el mundo sensible.
Para el pensador, la opinión es una facultad propia del alma que nos permite tener un cierto conocimiento del mundo sensible, de la experiencia, a diferencia de la ciencia, que facilita alcanzar el verdadero conocimiento, el conocimiento de las ideas o esencias.
En tal sentido, no se requiere ser un estudioso de determinada materia para fijar una posición al respecto, mucho más si se trata de un aspecto que observamos, sentimos, sufrimos, vivimos.
Por ejemplo, quizás el común de la gente no pueda explicar desde el punto de vista económico y financiero, con estadísticas y gráficos incluidos, el incremento de la venta de carros nuevos, pero bien podría suministrar una opinión al experimentar la sensación de bienestar social que dan los autos en las calles con los vidrios arriba y los choferes titiritando de frío en el volante.
Me permito este planteamiento, para que los que no somos ni nos la damos de expertos y especialistas, podamos decirles a esos analistas sesudos de la situación política y económica del país, tal como los llama Chávez: ¡¿Hasta cuándo?! Una cosa es que se crean cobijados por un manto de intelectualidad que quizás ni tienen y otra que piensen que los venezolanos somos imbéciles.
Los que hablan del tema económico son unos artistas para fantasear. Mienten y cuando se ven descubiertos, se llenan la boca de tecnicismos, en un alarde de conocimiento que, lamentablemente para esa gente, no surte ningún efecto.
Aunque siquiera en el aspecto económico se produce con frecuencia una extensa diversidad de criterios y amplios debates. Grave está el tema petrolero. Lo tiene secuestrado un grupito de supuestos expertos cuarto – republicanos. Con la fama de que alguna vez fueron ejecutivos de la gran industria creen que sus declaraciones en la prensa son “santa palabra”.
Pues no, y menos con ese argumento de que Venezuela está regalando el petróleo, porque hasta en eso son escasos. No maquinan nada nuevo. Aquí se les hace burusa la supuesta intelectualidad.
Desde que Chávez comenzó el negocio con Cuba, los analistas sesudos no han hecho más que repetir a manera de CD rayado, que el gobierno está regalando el petróleo.
Para esa gente es una donación cambiar petróleo por servicios y equipos médicos y que el barril se cotice a los precios actuales en el mercado internacional.
Insisten en hablar de los dividendos que obviamente se proporcionan por ese incremento, pero sin dar los méritos a las estrategias aplicadas por el Gobierno para rescatar esos precios.
No se necesita ser experto petrolero para saber que esos analistas sólo ven como negocio lo que hicieron los gobiernos de la IV República: llevar el barril a ocho dólares, para quebrar la industria y rematarla como chatarra a capitalistas recalcitrantes y rapiña.
En mi modesta opinión tampoco se requiere ser un magíster en sociología, política, economía o trabajo social, para darse cuenta que esos “estudiosos” fueron los que plagaron al país de miseria.
Menos se requiere de un doctorado, para interpretar que esas mismas personas declaran con el objetivo de desinformar informando, a fin de que la población no vea los avances y logros en esa materia.
De esa forma se dedican a descalificar los convenios de cooperación firmados entre Venezuela y Cuba, por citar el caso más emblemático, en la que se cambia petróleo por servicios médicos y se hizo posible la Misión Barrio Adentro y otras de igual trascendencia como la Misión Milagro, en materia de salud.
Pero progresivamente esos analistas se han puesto en evidencia, y aunque no somos ni nos consideramos expertos, entendemos que no son más que vulgares opositores golpistas, que anhelan regresar al pasado para continuar desangrando al país.
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