En la vida hay enseñanzas que quedan y otras no tan profundas que se olvidan fácilmente. Fue un gusto para mi, haber entrevistado varias veces a economistas de una clara lección en el arte de enseñar como Manuel Rodríguez, Francisco Rodríguez, Hugo Farías, entre otros de los que abrazan con vehemencia la economía neoliberal y ajena a todo resarcimiento social. En economía es muy difícil diría más bien imposible, no asumir una conducta ideológica en cuanto a lo que se aspira sea el desarrollo de un país, eso en lo particular siempre lo he respetado en el campo de las ideas y considero que así debe ser.
Entre colegas debe existir el más absoluto respeto, sobremanera cuando se es economista y además debe haber una línea en la cual se tocan esas ideas, siempre y cuando surjan de la academia y en aras de la enseñanza, la plurienseñanza en materia económica ha sido la regla democrática y abierta de la exposición económica en todas las teorías conocidas, al menos hasta cuando asistía al salón de clases en pre y post grado, se debatía de manera encontrada, produciendo sindéresis y conservación de la amistad en muchos casos.
Por Hugo Farías siempre profesé un especial respeto, debido a su incansable gusto por la lectura y búsqueda del conocimiento. En la economía la línea entre lo político y lo económico es muy delgada cuando se fija posición seria y convincente, con argumentos válidos en teoría y práctica, ese equilibrio no es fácil de mantener por mucho tiempo, debido a la dinámica propia de la economía. Pero cuando entran en juego intereses económicos propios o en defensa de otros, se rompe el equilibrio y se pasa a ser más político que profesional de la economía, en lo particular convencido de lo perjudicial para el ser humano y el espacio que nos rodea de la tesis capitalista, su aplicación y expansión.
He logrado tener ese equilibrio de respeto a los demás, es por ello, que los entrevisto o entrevistaba, saben porqué, por una razón de respeto a mi mismo, no han evolucionado, por el contrario están más aferrados al capitalismo neoliberal, pero esta vez, la irracionalidad como en el caso de Hugo Farías se hizo presente, obviando que hay un mundo que a lo mejor desconoce aún conociéndolo, cuando introduce una variable por demás odiosa y fuera de toda lógica económica, lo de la envidia que sienten los que nada tienen, Smiht y Ricardo respetaron mucho a los seres sociales aunque buscaban la solución en la lógica capitalista.
Pregunto, si la pobreza existente en el mundo no es culpa del capitalismo, de quien lo es, si en algún momento la evidencia de la culpa del capitalismo es más objetiva cuando cada vez más, la concentración de capitales se reduce a un menor grupo de corporaciones y personas y la pobreza generada atraviesa uno de sus peores momentos.
De quién es la culpa que el hombre y mujer de hoy, cada vez más se desprendan del amor por la vida, del uso indiscriminado y fútil de la droga, de los mercenarios en búsqueda de dinero, que la corrupción se haya desprendido de las altas esferas, de los gobernantes que no aman a su patria y se pliegan al Imperio dominador e inmoral, donde la mentira y la manipulación y compra de conciencias es la tónica de los tiempos.
Amigo Hugo, la academia en su hora estelar cobrará a
