No hay ambiente para que la oposición recobre aquellas marchaderas. Antes, ellos marchaban porque realmente creían que Chávez les hacía fraude. Porque estaban casi seguros de que a Chávez les quedaba sólo horas en el poder, y cada mañana prendían los canales para conocer ese instante glorioso en que el ogro de Sabaneta huía para Cuba. Se los hacía creer las Cuatro Jineteras del Apocalipsis. Pero ahora, cuando Manuel Rosales ha reconocido que les ganaron en forma, ¿entonces, en nombre de qué se pueda salir a protestar al tirano? Los borregos se están volviendo escasos. Las marchas “heroicas” de la famosa sociedad civil se desinflaron. Las cacerolas se echaron en los basureros, aquellos luchadores y luchadoras de “Ni un paso atrás” se hundieron en el silencio o se retiraron a Miami. No hay ya ni siquiera Plaza de la Libertad. Qué fue de tanto galán y de tanta invención como trajeron: de aquel portento ! de general González González que firmaba autógrafos en los pechos de mujeres exquisitas. ¿Qué fue del Chapulín Colorado de Carlos Ortega? ¿Dónde estarán Carlos Diarrea Fernández y el muermo Juan Fernández? ¿Vendrá a la marcha escuálida del 23 de enero o a la del 27 de enero? ¿Recuerdan aquella marcha hasta La Casona, dirigida por aquel grupo de miserables y cobardes que salieron en plan de terroristas y asediaron la esposa del Presidente? ¿Quién se acuerda hoy de aquel coronel Pedro Soto, que lo cogieron por los calzones y lo montaron en una tarima de aquella Plaza Francia, al lado de los pélidas William Dávila Barrios y Alfredo Ramos, y lo aclamaban como el dios supremo de la revolución escuálida?
Se quedaron sin gente, sin pueblo, sin calles, y el único hueco que les queda son las vírgenes, y las peroratas de los obispos. Y las ferias del ron. Para mostrar multitudes se meten en las ferias como la de La Chinita, y desvergonzadamente utilizan a unos curas inmorales para que hablen dentro de los templos contra el gobierno.
Se creían agudos.
Todo lo que hacen los medios es ya rancio, aunque ellos sigan sin enterase. La repetición de las mentiras, el anuncio diario de que ahora sí viene el comunismo. De nada les valieron sus acciones terroristas, los auto-atentados, sus montajes mediáticos, los premios otorgados por el Rey imbécil de España, lo