El 5 de enero del 2018 apareció en la escena pública institucional de Venezuela el extraño animal de la jungla política capitalina Juan Guaidó como el nuevo presidente de la Asamblea Nacional, anunciando en su primer discurso de posesión del cargo un inusual mensaje que marcó el inicio de una confrontación política que no ha parado desde entonces a lo interno de nuestro país siguiendo las pautas de un libreto con el sello del imperio yanqui.
En el referido mensaje el flamante presidente títere de la AN no perdió oportunidad para proferir insultos y reclamar sobre los "presos políticos", la crisis política del país, la migración de venezolanos a otros países, cerrando con la siguiente perlita: "el desconocimiento total del gobierno del presidente Nicolás Maduro a partir del 10 de enero y según él, el único órgano legitimo seria el poder legislativo", por lo que habría un vacío de poder en Venezuela, por lo cual él (Juan Guaidó) tendría que asumir el interinato en la presidencia de la Republica.
El delicado anuncio de ese mercenario sin patria, en términos políticos fue un golpe de estado (seco) con las graves implicaciones que eso significa en cualquier democracia en el mundo, y el 11 de enero efectivamente en un supuesto cabildo abierto frente a la sede del PNUD en caracas, se autoproclamó como "presidente interino" con el apoyo interno de factores de la parapolítica y su grupo de ultraderecha "Voluntad Popular", desde el exterior respaldado por el gobierno de los EEUU, la OEA, la Unión Europea, el Grupo de Lima encabezado por el narco gobierno colombiano y otros factores de la reacción fascista y el terrorismo internacional.
A partir de allí este facineroso politiquero de oficio, corrupto y vende patria con su banda de filibusteros, corsarios y piratas se dedicaron a todo tipo de tropelías planificadas que van desde la quema de personas vivas, degolladas y otras formas de muertes, pasando por incursiones narco militar en fronteras y costas venezolanas con la firma de un contrato de invasión, el intento de magnicidio presidencial hasta negociados y ventas ilegales de activos y bienes patrimoniales en el exterior (Citgo, Monómeros, robo de reservas de Oro, etc.) con pérdidas multimillonarias para nuestro país, constituyendo todo eso despreciables actos de barbaries y traición a la patria entre otros delitos.
Es decir, observamos que los hechos delictivos cometidos por este fariseo de la charca politiquera y su camarilla del crimen organizado no ha tenido ni tiene parangón en el mundo ni se le han dado la debida importancia desde el estado, llama poderosamente la atención que estos malhechores disfrazados de políticos siendo potencialmente más peligrosos que organizaciones criminales como la de Luis Posada Carriles, Henry López Cisco, los rastrojos, el coqui, el picure, el Galvis entre otros, sin embargo la mega banda de Guaido actúa públicamente a plena luz del día en actividades previamente anunciadas, andan con asombrosa y absoluta impunidad que pareciera ser a bajo la sombra y protección del Estado, sin prohibiciones de ningún tipo, muy a pesar del gigantesco daño causado al país y a los venezolanos en todo este tiempo sin que se les aplique la justicia penal, cuando hace rato deberían estar presos por crímenes de Lesa Humanidad.
Esto ya no solo es sospechoso por la mirada tranquila del gobierno y los organismos de seguridad de estado, que no quieren ponerle el cascabel al gato, a estos delincuentes que andan a riendas sueltas sin que nadie los detenga aun cuando han cometido tantos delitos criminales que vulneran la ley y la paz social; sobre todo cuando sabemos que están articulados con factores de poder en el exterior encabezados por el gobierno terrorista de los estados unidos.
Lo cierto es, que los últimos acontecimientos en los estados Zulia y Cojedes, evidencian que ya las bases militantes no se los calan más y lo rechazan expulsándolos de los sitios que visitan estos sinvergüenzas y ladrones de siete suelas, que seguramente terminaran con un contundente linchamiento colectivo del pueblo deseoso de hacer justicia con sus propias manos ya que el gobierno nacional y los órganos públicos de administración de justicia no asumen su competente autoridad con responsabilidad ante los graves delitos cometido por Juan Guaidó y sus bandoleros.
Finalmente desde nuestra apreciación revolucionaria crítica y autocrítica, con reconocimiento y respeto al presidente Nicolás Maduro, nos parece un desdén irresponsable de su gobierno se siga permitiendo que el mequetrefe de Juan Guaidó y su pandilla de "voluntad popular" todavía anden sueltos jodiendo y echando vaina en nombre de una supuesta democracia en la cual no creen ni representan por el contrario son promotores del resurgimiento de la corriente fascista con propósitos de volver al oscurantismo ya superado por el desarrollo humano de los pueblo.-
VIVA Chávez, CARAJO!