Los tiempos han cambiado radicalmente, que aquellos que sueñan que volverán los días del año 2017, en los que los afectos del oposicionismo degollaron gente, le metieron candela a personas por tener pinta de chavistas, quemaron escuelas con niños en las aulas e incendiaron sedes del Psuv y de los CDI, se quedarán así, soñado. Eran tiempos de terrorismo puro o como se le conoce en el argot popular: guarimbas, hoy en plenos 2023 esos tiempos no tienen asidero por más que Maricori insista en su eslogan publicitario: "Llegó la hora, la lucha es hasta el final" y digo por más que insista, ya que su condición de sociópata es solo superada por su ambición de poder político y económico, recordemos que ella, al igual que Leopoldo López fueron criados con la firme convicción celestial de dirigir el destino de Venezuela; ser presidente.
Menciono a Leopoldo López ya que una vez quiso hacer ver que su linaje descendía directamente de la casta libertadora que empuñó el padre de la patria, Simón Bolívar, pero no le valió de mucho. A Juan Guidó no lo nombro como tal, debido a que su ascenso al poder tuvo como base el show, el engaño y el dinero a mano llena de los gobiernos de turno de los Estados Unidos y la comunidad europea. Lo cierto es que el eslogan de Maricori debe ser tomado muy en cuenta, ya que el mensaje es claro y directo, en otras palabras, de no levantársele la sanción político-administrativa (inhabilitación), por traición a la patria, la vía a seguir será la confrontación, abrir fuego contra todo y todos, irse contra las instituciones, la paz social y violentar la normativa jurídica vigente.
Ella y sus afectos tienen un plan neofascista, lo primero era manipular el resultado de las primarias para alzarse con el "triunfo" y decirle a los excandidatos que no les llega ni a la suela de su zapato, por lo que los reales y toda la logística que consiga para atacar al presidente Nicolás Maduro, a la economía venezolana y al presupuesto familiar, pasará primero por sus manos. Segundo, la violencia está a la vuelta de la esquina y la gente que les servirá de carne de cañón la tiene, de nada valdrán las advertencias del fiscal general de la República, Tareck Williams Saab, en cuanto a mantener el orden público; a Maricori y sus secuaces no les convence el reiterado llamado al diálogo político que realiza Maduro con la oposición venezolana y los acuerdos firmados en Barbados, a su juicio van por la cañería y tercero, como buena sociópata -loca no, los locos comen mierda- entrará en un conflicto existencialista de sí alzarle la mano a cualquiera de los candidatos que se midió en las primarias o aceptar que el conde del Guácharo, el popular Benjamín Rausseo salga al ruedo, así como el candidato de Bernabé Gutiérrez o cualquier otro.
Es decir, el sabor del triunfo de las primarias -está demás decir que esa votación se trató de un circo con payasos, malabaristas y muchas focas, en una sola palabra: fraude- que esperaba Maricori disfrutar, se le ha vuelto vinagre.