Poco a poco, la oposición se queda sin banderas de ataque para torpedear el proceso revolucionario, liderado por el presidente Hugo Chávez. Aunque esto no significa que hayan dejado de conspirar.
Pero al presente, en cuanto a estrategias mediáticas y manipuladoras se refiere, sólo se observa que apenas cuentan con la no renovación del contrato de Radio Caracas Televisión (RCTV) y la reelección presidencial con el agravante para ellos, de que ambas no tienen ningún asidero en beneficio de sus ambiciones. Y cuando intentan algunas otras, se caen antes de ser enarboladas.
Los esfuerzos hechos por Radio Caracas para continuar en el aire, han sido y tenían que resultar infructuosos. Como expresa aquel adagio: Sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena.
Ahora si pretenden aferrarse a esa televidente que siempre ignoraron, para que los apoye en su banal insistencia de que el Gobierno nacional les renueve la concesión.
Pero uno de los errores cometido y sigue cometiendo la oposición es ponerse de espaldas al pueblo y negarse a ver los cambios originados en él, con el proceso revolucionario.
Las personas tienen otra mentalidad, otra forma de pensar, otra percepción del país, de la vida, sin embargo, los opositores continúan echando mano de viejos argumentos, estrategias trilladas, pretendiendo manipular a la opinión pública.
Y eso sucede con RCTV. Hablan de que con la no renovación del contrato de este canal quieren silenciar a la gente e intentan hacer creer que esta medida va en detrimento de las mayorías, pero ocultan que este medio nunca ha sido expresión del pueblo.
Siempre estuvo al servicio de una élite que utilizó esta empresa, como órgano de reproducción de sus ideas, no sólo para ideologizar sino ideotizar a una población que moría de mengua y ni siquiera tenía la oportunidad de expresarlo en una televisora como esa.
Sin embargo, actualmente quisieran generar una crisis que convulsione al país y eso no es posible, porque como ya dije: la gente es otra. No se engaña como en aquellos tiempos.
En Venezuela, aunque los opositores no quieran admitirlo, las misiones educativas lograron su objetivo: la gente salió de esa oscuridad en la que estaba sumida y, en consecuencia, ya no se puede manipular como siguen creyendo.
A veces, le lanzan una piedra a la reelección. Los asusta que volvamos a votar por Chávez, cuando eso es algo inevitable. Todavía no se puede poner a la cabeza del proceso a otra persona que no sea al actual líder revolucionario. Sería arriesgar demasiado.
La oposición cuando se refiere a este aspecto redunda en su trivial argumento de tildar a Chávez de dictador, de quererse perpetuar en el poder y entonces como ejemplo ponen la alternabilidad de la IV República.
Porque los adversarios del proceso llaman emocracia al acuerdo que durante 40 años prevaleció en el país y permitió que durante todo ese tiempo el poder estuviera concentrado en manos de aquellos dictadores de Acción Democrático y Copei.
Pero según ellos, Chávez avanza en sus ambiciones totalitaristas, porque la mayoría de los venezolanos queremos reelegirlo en la presidencia.
Quizás para cuando hayan publicado este artículo la oposición ande con otra maniobra, incluso golpista, eso no puedo predecirlo, lo que sí pronostico de inmediato es que igualmente serán derrotados.
Resultarán avasallados, porque esa oposición no se abraza al pueblo. Sigue conspirando con el cuento de Chávez vete ya o despotricando de las misiones, los consejos comunales y cualquier otro proyecto del Gobierno nacional.
Debieran entender que para hacer oposición en este país, lo primero que deben hacer es montarse en el tren de la revolución. De resto es imposible. No hay marcha atrás.
En mi opinión, los adversarios de Chávez para hacer una oposición que estremezca a la mayoría, tienen que meterse en el corazón de ese proyecto revolucionario, para aportar soluciones que vayan en favor de las comunidades. Fuera de ese contexto, me disculpan, porque no soy ningún político experimentado, pero creo que pierden su tiempo.
albemor60@hotmail.com