Banderas invertidas y cachorros de gringo

Los gringos tienen una manera muy particular de expresar “amor y respeto”
por su bandera; el verla impresa en productos de cualquier tipo y
convertida en una mercancía, es para ellos una manera de exaltarla.
¿Qué podía esperarse de una sociedad en la que la salud, la educación, el
sexo y hasta sus criminales guerras no son más que negocios?
Para ellos, la bandera que acompañó a sus libertadores, no tiene el mismo
significado que pudiera tener la bandera nacional para los habitantes de
cualquier otro país del planeta.

La superficialidad y la alienación es tal, que usar un condón diseñado
con la bandera de su país o limpiarse el trasero con papel higiénico
decorado con las barras y las estrellas, son maneras de mostrarse como un
digno ciudadano norteamericano.

Ahora, no es nuestro interés hacer aquí un análisis del porqué de la
estupidez gringa. Por lo que a nosotros se refiere, pueden seguir
haciendo con ella lo que mejor les venga en gana.
Lo que sí nos llama la atención es que un grupo de jóvenes “venezolanos”,
de esos cuyo mayor anhelo es obtener la ciudadanía gringa, imite de estos
su actitud para con la bandera nacional.

Puede entenderse que ellos se sientan felices e importantes expresando
asombro con la frase “oh my god”; calificando a la gente de “nice” o
afirmando que su cerveza está cool; al fin y al cabo el derecho a ser
estúpido es también un derecho humano.

Lo que sí es inaceptable es que esos disociados lleguen al extremo de
irrespetar nuestra bandera nacional, como si se tratara de la bandera
gringa.

Genera indignación ver a esos cahorros irrespetar nuestra bandera, como
una forma de protestar que los medios de comunicación de la oposición
califican de “originalísima”… ¡Qué original del carajo va a ser esa
actitud!, si los gringos tiene décadas limpiándose el rabo con la de
ellos.

Pero no podía esperarse otra actitud de esos muchachos; sus padres
iniciaron la comedia en los sucesos de 2002 y 2003.
En aquella oportunidad tapizaron sus marchas con la bandera nacional, al
mismo tiempo que expresaban su deseo de “recatar los símbolos patrios,
secuestrados por el chavismo”.

Con bandanas, franelas, gorras, bolsos, pitos, vasos, zapatos que
mostraban los tres colores de la bandera nacional salían a marchar y a
pedir libertad.

Cualquiera que los veía podía pensar que para ese grupo la bandera
tricolor tenía un gran significado y que el patriotismo orientaba sus
luchas.

La realidad, sin embargo, es que los cachorros de gringo no sienten
respeto por nada ni nadie, más allá del dinero. Para ellos la patria,
Bolívar, la bandera, el escudo, el himno, las instituciones y el pueblo
no tienen significado alguno.

En aquella ocasión en la cual asistían a las marchas portando una
bandera, realmente lo que les interesaba era el arma que representaba el
asta y con la cual destruían carros y vidrieras y agredían a policías.
Nunca antes la bandera nacional había sido enarbolada con tanto irrespeto
ni usada de tan forma tan vil. Pero de ellos no podía esperase otra cosa.
¿No retiraron acaso el cuadro de Bolívar del salón Ayacucho, poco antes
de iniciar la coronación de su ídolo Pedro Carmona?

La historia no los absolverá. Las imágenes que los muestran tal y como
son, quedarán para que más adelante nuestros hijos y nietos sepan de cómo
un sector de la sociedad fue disociado a un punto tal, que perdió el amor
por su patria, el respeto por sus símbolos y la identificación con sus
libertadores.


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Alexis Arellano


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