María Conchita Alonso habla frecuentemente con Patricia Poleo en su bello apartamento de Miami. María Conchita espera nuevos tiempos y prepara una película acerca de los sucesos del 11 de abril de 2002. Patricia le cuenta todo lo que vivió en aquellos tiempos, y ambas llegan a la conclusión de que con esas verdades no se puede hacer sino una escalofriante farsa. Patricia quiere ser la guionista junto con Orlando Urdaneta.
El 3 de agosto ellas coincidieron con Ballestero, Carlos Alberto Montaner y Roger Santodomingo, Rafael Poleo y Robert Alonso: la reunión era para la conformación de un equipo más decidido y contundente para la lucha. Se hacen especiosos y sombríos silencios. Se consume licor y otras menudencias ácidas, secas y suaves; se miran de reojo, se asoman a los espacios calcáreos de sus ardientes pasados y piensan en Adícora, en Macuto, Tucacas, San Antonio. Otros tiempos. Aquel poder perdido, aquellas esperanzas negreadas, aquellos negocios suspendidos. ¡Cómo se aman con pasión sincera Robert Alonso y Rafael Poleo, dos padres de dos hembras gladiadoras imbatibles, cada una en su terreno!: Inescrupulosas.
También allí, callados después de tenaces debates, los viejos Robert y Rafael son los que definen con cordura las líneas maestras del pensamiento redentor, aunque Patricia sea la que imponga los titulares de su bazofia. Todos tienen filosas ideas para echar abajo al régimen, pero siempre falta algo. Lo tienen todo pero lamentablemente en exceso: dinero, apoyos logísticos, medios de comunicación por carajazo, fuerzas en los cuarteles, obispos de sobra, diplomáticos de por los menos quince embajadas, sindicatos, gremios, universidades. Entonces es fácil que aparezcan pelotones de necios y estúpidos que sólo quieran dinero y figuración como ocurre con Cabeza e`Motor. Es decir que los sobra los limita, e ahí el inmenso dilema que no logran resolver. Estaban pues, aquel 3 de agosto entregados a la búsqueda de algún gordo golpe, cuando de repente María Conchita rompe el silencio, y entona una canción: “¿Y por qué carajo no se forma de una buena vez un frente guerrillero?” Don Robert con media sonrisa escéptica responde: “Con guerrillas la guerra sería eterna, y el punto es que Chávez tiene que irse ya, ese es el asunto, hija”. Y entonces tercia don Rafael: “Pero podemos crear un frente guerrillero que lo dirija Bandera Roja, y que nosotros tras bambalinas seamos los que lo financiemos y lo dirijamos, que actuemos incluso en público como quienes nos oponemos rotundamente a tales métodos. El asunto es crear presión desde distintos ángulos. Esa es la idea. Una guerrilla de derecha es horroroso y además cursi, María Conchita.” María Conchita cae en la cuenta: “Ay, yo nunca había entendido eso”. En ese mismo instante del 3 de agosto, fue cuando Patricia Poleo pegó un catatonico grito: “Mañana anuncio al mundo que a Ingrid Betancourt la tiene la FARC en Apure. Será la noticia del siglo, y que se joda quien tenga que joderse.” La cosa no venía a cuento pero qué importaba. Las noticias son así, se hacen o se yerguen por las greñas en las circunstancias que tengan que darse. Ya en el mundo lo que importan son las noticias con el morbo indefinible de la duda, de lo irreal, de lo insólitamente potente y desconcertante. “Mi noticia será más fuerte que todo lo que trate de hacer el Presidente Chávez durante su recorrido por el Sur. Yo tengo el poder de ocultarlo, de negrearlo y de pulverizarlo, porque tendrá que darle cuenta al mundo de lo que yo invente y de lo que yo recree sin mover un dedo, aquí en mi apartamento. El eco de lo que yo diga será recibido por todos los que se sientan periodistas, comunicadores. En verdad que lo que yo cree será de hoy en adelante las noticias que valgan, que se impongan, que le den la vuelta al mundo porque tenemos quienes las repiquen en las agencias más importantes.” Patricia se puso en la computadora y arregló lo de la liberación de Ingrid, luego hizo dos llamadas más para informar de su genial salida y de lo que cobraría por ella. Sus perros falderos se rieron a más no poder, y el mundo comenzaría a temblar a sus pies. Ya ella nada tenía que ver con el asunto, eso quedaba para que los cuerpos de seguridad lo investigaran. Algo se había hecho. Todos los días hay que contribuir con la tensión poniendo cada cual su granito de arena. Hasta el ahí el reporte.
jrodri@ula.ve