Los opositores como es de esperarse, nunca ven los logros del proceso revolucionario que lidera el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías.
Ni falta que hace, pero formulé el planteamiento sólo para expresar un hecho que a mi juicio, forma parte de las grandes acciones las cuales hacen que la mayoría apoyemos la reforma constitucional, que entre otros aspectos, incluye la reelección continua a la Presidencia de la República.
Aludo a la inauguración de Petrocasa. El déficit habitacional del país es sumamente alto, tanto que uno de los principales críticos al problema ha sido el propio presidente Chávez.
Pero así como es un crítico de las acciones y las políticas que su Gobierno pone en práctica para cubrir esta necesidad en el país, no cesa en la búsqueda de soluciones, con la esperanza de llevar una casa digna a las familias que lo necesiten. Y esa es una forma para que los venezolanos se sientan representados en el Presidente.
Mientras la oposición se dedica a buscar pretextos para atacar e intentar dañar la gestión bolivariana, el líder revolucionario hace realidad sueños como: construir casas de un producto de la Petroquímica denominada policroruro de vinilo.
Se prevé que en el primer año de funcionamiento, construyan 19 mil viviendas a un costo de 30 millones de bolívares, 60 millones menos que las fabricadas con materiales tradicionales.
Aquí debo decir que en los 40 años de la democracia cuarto republicana, en la que presumen de una supuesta alternabilidad en el poder, no se buscaron salidas para las clases populares.
Los pobres a fin de poder subsistir, se las ingeniaron para abrigarse con ranchos de cartón, latas y otros desechos, formando los llamados cinturones de miseria que, por cierto, ahora pretenden que Chávez los desaparezca con una barita mágica.
La oposición cuando ataca a Chávez por el problema habitacional, se jacta diciendo que en los pasados gobiernos se construyeron muchas viviendas.
Otra manera de mentir y confundir a la población. Hablaban de las casas que construyeron, pero no de las que continuaban faltando. Desde que tengo uso de razón, el problema habitacional siempre ha sido grave en Venezuela.
Además, hay que analizar ese tipo de casas de las que la oposición se ufana. En Maracaibo, que es una ciudad plana, con terreno abundante, se hicieron viviendas bajas pese al calor y sin calles. Los accesos son veredas intrincadas e infuncionales.
En todo caso, no veo otra explicación en esa forma de construcción, más que el negocio que genera ahorrarse asfalto, terreno y materiales, para obtener mayores ganancias.
La calidad de esos inmuebles también me lleva a esa conclusión. Tenemos a la urbanización Rafael Caldera, ubicada en el municipio San Francisco. Allí cualquier hombre fornido podía derribar la pared de una vivienda de un solo puñetazos. Sin duda, le restaron cabilla y cemento. Para colmo, las calles y avenidas son tan angostas que parecen callejuelas.
Por eso, en honor a la verdad, pienso que debemos decir, que el déficit habitacional ha sido grave ahora y antes. Para el pueblo siempre es un viacrucis obtener una vivienda.
Sabemos que tal situación ha empeorado en los últimos años, pero la diferencia está en que ahora tenemos un Presidente buscando opciones, para llevar un techo digno a cada familia.
Contamos con un líder que gobierna en función de las necesidades de la gente de menos recursos, de los excluidos, de los que nunca han podido lograr una casa para vivir y mantener lo que una familia unida nunca debe perder: la dignidad.
Así que por eso y por mucho otras cosas ¡que continúe en Miraflores! Hay todo un país que apoya la reelección presidencial. Sin Chávez no será posible concretar la revolución.
Y eso lo sabe la oposición, en consecuencia, se hace eco de la reforma constitucional, para calificar a Chávez de monstruo, déspota y cuanto calificativo les venga a la boca, pero si querer sembrar de casas al país e intentar rescatar a la gente de la pobreza es una tiranía, que ¡siga esta dictadura!
(*)Periodista
albemor60@hotmail.com
