El ataque de la oligarquía colombiana contra Chávez es puro pases de coca y cigarritos de marihuana. En Globovisión la cosa es descarada, y en cuanto se chutan salen dar alaridos de hienas contra el régimen. No es ninguna casualidad que Pedro Carmona Estanga esté hoy residenciado en Bogotá, el reinado de la droga. Lo que está claro es que la CIA ya quemó las cartas de las huelgas generales, de las sublevaciones cuartelarias, de los referendos, de los guarimbazos y procesos electorales y que vuelve a echar mano de la invasión a través de Colombia, previo el paso de procurar que los países títeres de Washington desconozcan la legalidad de la democracia venezolana, para así hacerlo más “limpiamente”. Ya con los locos internos no basta.
En cada uno de los escenarios por intentar derrocar a Chávez, siguen jugando un papel de primer orden los dueños de los medios; éstos son en definitiva los generales en jefe de la conjura. No hay que olvidar que el jefe del golpe del 11-A fue Gustavo Cisneros encomendado por Bush padre. Fue Cisneros quien montó el gabinete de Carmona Estanga. Fue Cisneros quien colocó el avión en la Orchila. Fue él quien compró a los generales y almirantes que se pronunciaron en función de los muertos a la carta, servidos por la CIA. El 11-A no contaron para nada los partidos políticos como para nada han contado desde que se declaró la rebelión y el desconocimiento de las instituciones de Venezuela a partir del paro general del 10 de diciembre del 2001. Dan pena el filósofo Rosales, el bobito Borges y hasta allí.
Ahora quieren revivir en el exterior de que la reforma constitucional es un procedimiento para instaurar una dictadura, y una clara violación a los derechos humanos. Se meten una de coca y salen a declarar que Chávez nos lleva al comunismo, Pero veamos cómo después de un pase ven ellos el asunto de estos derechos, y el cual es explicado por Chomsky. En cuanto a Derechos Humanos para occidente, existen tres clases de atrocidades: 1) Matanzas “Constructivas”, 2) Matanzas “Benignas” y 3) Matanzas “Infames”. EE UU sólo comete las de los dos primeros tipos. Las del tercer tipo sólo las cometen los enemigos oficiales del imperio, los “terroristas” y “comunistas”.
Matanzas “Constructivas” merecen pocos comentarios y prácticamente no deben ser motivos de debates públicos e inclusos privados. Se hacen por una causa digna. Los poderosos enemigos no dejan otra salida para destruirles, y ellos mismos se lo buscan, incluso hasta para enredar e intentar desacreditar los siempre buenos y nobles fines de la democracia norteamericana. Se ha masacrado “constructivamente” en los últimos años en Panamá, Haití, Nicaragua, El Salvador, Granada y Guatemala. Los beneficios de tal constructibilidad están a la vista de todos, y en vías de extenderse a Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, de momento. Sólo la mezquindad y los abusos de ciertos críticos miserables podrían ser capaces de no apreciar el peligro que representa, no contener de manera selectiva e inmediata a enemigos terroristas tan amenazadores.
“Constructivas” son todas las masacres que llevan a cabo Israel y Matanzas Infames las de los palestinos.
Matanza Constructiva fue la de Pinochet.
Matanzas Infames la de Hussein contra los kurdos.
Matanzas Constructivas las de Turquía contra los mismos kurdos.
La invasión de Timor del Este por Indonesia, respaldada por EE UU, fue una Matanza Benigna. Hubo, claro, necesidad de aplicar una acción previsiva de alta cirugía que acabó en horrendas masacres pero Indonesia es ya una democracia madura, cliente de Washington, que sabe muy bien lo que hace.
Matanzas Infames son las que ejecutó Khmer Rouge en Camboya, que además tuvieron la bella virtud de permitir que EE UU pudiera superar el “Síndrome de Vietnam”, según Chomsky. Permitió que se popularizase otra vez las intervenciones del gran policía en el mundo entero, y de paso permitirle considerar que las atrocidades del gobierno de El Salvador, equivalentes o superiores a las de Pol Pot, estuviesen perfectamente justificadas para salvar a la población de “los criminales guerrilleros de la izquierda”.
Una matanza Constructiva fue la que promovió Cisneros el 11-A. Constructivamente quedaron asesinadas unas 19 personas aquel día. Constructivamente quedaron impunes sus grandes constructores. Constructivamente huyeron al exterior. Constructivamente se ha quedado Charles Shapiro para ver si puede coordinar otras. No sé si lo escuché o soñé: Un analista de la oposición que reportaba que el 11-A habían muerto cinco o seis personas, sin contar chavistas.