Dicen marchar por la libertad y no permiten que se les filme ni que los interroguen los reporteros independientes que recogen la información. Dicen marchar por la defensa de la democracia y del respeto pero ametrallan con sus befas cargadas de odio a todas las madres de los chavistas. Dicen marchar por la vida y contra la inseguridad pero entonces piden que maten a Chávez y celebran con rabiosa estridencia, todos los días, la muerte de Fidel. Realmente marchan por una dictadura.
Marchan para aterrorizar, para amenazar: empecinados en ser inmorales, pillos y arteros. Para crear pánico, con el deseo de que se repita otro 11-A. Para ellos el mayor triunfo fue la marcha del 11-A y sus piran todos los días por volver a levantar aquella polvoreda en la que pusieron sin cuentos a Chávez contra las cuerdas. Suspiran por pronunciamientos militares. Ruegan a Dios cada día, con sus obispos y malandros de Globovisión que cundan contra Venezuela escándalos internacionales. Ya han dado la orden de que se busque la manera de torpedear con furia las gestiones de Chávez con la FARC.
Ah, malditos fascistas, a los que hay que recordarles aquel verso:
Van cuatro pelagatos a la Plaza Morelos y entonces “El Nacional” a plena página coloca: “Más de un millón”.
Cabeza e’ Motor en cualquier otro país no habría pasado de ser un buen vendedor de motos o de carros, un excelente vendedor de verduras o de pescado en un mercado; un voceador de periódicos en alguna esquina de una gran ciudad, pero aquí es el mayor organizador de marchas con que cuenta la oposición. El iracundo Cabeza e’ Motor en las marchas se coge todos los micrófonos para él y no le da ya chance ni a Manuel Rosales. Cabeza e’ Motor tiene dos semanas entrenándose para agitar las calles con furia hasta diciembre. Le da clases de ataques frontales a los secuaces del ignorante Nixon, al mariquito Goicochea y al mofletuo Stalin. No saben nada de nada, no les interesa la Constitución ni se han molestado jamás en ver de que trata la reforma. Jamás se han leído un libro, no se reúnen con las comunidades necesitadas, no conocen el país, pero eso sí, son las estrellas de “El Nacional” y de Globovisión. Son además los hijos predilectos de Cabeza e’ Motor y Antonio Ledezma.
Si el papel aguanta tanto como aguantan las imágenes que se truquean todos los días por Globovisión, ¿qué importa entonces mentir a mansalva? No pierden la maña. Acabaron a los partidos AD y COPEI y ahora tiene agarrados por los huevos a Un Nuevo Tiempo y a Primero Justicia. Todo cuanto les sustenta es la mentira y la calumnia. Tienen lo del maletín de Antonini y de ahí no pueden salir. Han engañado a todo el mundo más allá de todos los ascos posibles, de modo que mueve a vómito casi todo lo que hablan y publican. Pero mueven más a vomito el mar de imbéciles que les cree, que saben mover el culo al ritmo que se les toca. Yo grito cada minuto como Shelley: “Contra la estupidez, los mismos dioses luchan sin alcanzar la victoria.”
Los medios de comunicación en Venezuela inventaron a la Coordinadora Democrática, y cuando se les murió de mengua y de mentiras, con ella se murieron todos aquellos idiotas que la conformaban. Después siguieron creando más frente y dirigentes y matando cuando se cansaban de ellos o ya no pujaban como debían. Todos dirigentes de pantalla, pagados por la embajada norteamericana. Murieron Maria Corina Machado, Timoteo Zambrano, Manuel Cova, Enrique Mendoza, Omar Calderón, William Dávila Barrios, Juan Fernández, Andrés Velásquez, Pablo Medina,… Y ellos, los tristes “políticos” de la oposición que en verdad poco les importa que se les crea: Eso no es lo de ellos. Lo suyo es negocio. Mil periódicos, cien canales, millares de locutores y millares de palangristas, todas las cadenas y corresponsales internacionales, montones de ricos comerciantes comprándoles la conciencia a esos cobardes “políticos” y ellos muertos de la risa vendiéndose como putas.¡Así será de grande Chávez! Ante tanta putería, Dios te bendiga Chávez y te haga eterno!
¿Qué fue de aquella cuerda de sifrinos amariconados que asediaron la Embajada de Cuba? Para entonces nadie conocía a Cabeza e’ Motor. Pero Cabeza e’ Motor que entonces trabajaba como delincuente en Petare entendió que mejor le venía ponerse al servicio de Federico Alberto Ravell quien lo llamó y le dijo: “Tú con esa luminosa testa puedes cambiar el rumbo de Venezuela. Desde hoy te coronamos gran director de las marchas por venir. Asúmelo, no tienes otro destino con la porfía de tu sinrazón, pide lo que quieras…” De aquel Cabeza e’ Motor, luego fueron surgiendo los mariquitos del Goicochea y el Stalin, así vamos.
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