Ramón, el golpe de ayer y de hoy, y el 337

La modificación del artículo 337 incorporada en la Reforma Constitucional, ha servido de pretexto para que Ramón Martínez haya dejado de lado todas las pendejadas que venía hablando sobre los 33 artículos iniciales, propuestos por el Presidente. De allí que sus contrabandos de demócrata, humilde, honesto y revolucionario; los concentra en dicho artículo.

El nuevo artículo comprende el decreto de los estados de excepción y la restricción o suspensión de las garantías: derecho a información y al debido proceso. Suspensiones que como se ha explicado profusamente tienen su razón de ser en las circunstancias actuales que vive nuestra Patria, caracterizada por la amenaza permanente de asalto e invasión por parte del imperialismo norteamericano en su lógica de abaratar costos, para lo cual ha decidido apropiarse de los recursos energéticos de Venezuela. Sin descartar otras, la manera preferida para lograrlo ha sido implementar un golpe de estado, cosa que han estado intentando desde que Chávez llegó al poder, lo lograron fugazmente el 11 de abril, lo continuaron intentando a partir de allí y hoy, amenazan abiertamente con intentarlo nuevamente y así … continuarán. En ese ambiente, nos corresponde a nosotros como País, a su mayoría de ciudadanos, darnos nuestras propias leyes para defender nuestros recursos y el proyecto bolivariano que nos ha llevado a recuperar la economía, la educación, la salud, la vivienda digna, la cultura y una mayor calidad de vida. Ver nuestra realidad y estudiar nuestras experiencias es, entonces, un deber patriótico.

Ocurre que el pasado 11 de abril, la oposición golpista llevada de la mano por el Gobierno de los Estados Unidos dio un golpe de Estado y se implementó el estado de excepción; pero, de acuerdo a nuestra Constitución vigente (1.999) procedían, entre otras garantías constitucionales: el debido proceso y la libertad de información. En atención a estas prerrogativas, por una parte, no se podía detener a nadie, sólo citarlo y esperar a que corriera el tiempo, se presentara ante los órganos competentes y continuara un proceso, que a la larga dio pie a la impunidad; y por la otra, los golpistas, dueños de los grandes medios de comunicación utilizaban con todo derecho los mismos para llamar al golpe y desobedecer todo lo que quisieran, o para silenciar todo lo que estaba ocurriendo, faltando al derecho que tenemos los ciudadanos a una información veraz y oportuna. Este absurdo no puede permanecer en una ley que es para gobernar a un pueblo; máxime cuando esto se hace dejando muestras evidentes de humanismo y de garantizar calidad de vida como nunca.

La sintonía del oportunista Ramón Martínez con esta bandera de la oposición golpista ,que aspira liderar; tiene que ver con su conducta del 11 de abril; pues en horas de la noche, cuando ya estaba confirmada la caída del gobierno y el pueblo permanecía en la calle, recibiendo a duras penas la información de la dirigencia del Gobierno legítimo (el de Chávez), consistente en rodear las circunscripciones militares a objeto de impedir el pronunciamiento favorable al golpe de parte de la jerarquía militar; él cuadrando fórmulas con el golpista gobierno, se batía hipócritamente con la población afirmando que debía permanecerse pacíficamente en la Gobernación. Le convino sobremanera que el Gobierno formal no dispusiera legalmente de la suspensión de información a los ciudadanos (incluidos los golpistas); pues sus mensajes pudieron haberse bajado por todos los medios que necesitara disponer sin violar norma constitucional alguna, impidiendo que farsantes de su calaña, tergiversaran la información. Una vez recuperado el poder por el pueblo; el Gobernador se fue reacomodando y a fuerza de publicidad terminó presentándose como el más fiero opositor a los golpistas. Hoy, cuando Ramón apuesta al golpe y está abierta y desaforadamente enfrentado al proyecto bolivariano, aboga a pulmón batiente por que no se restrinja o suspenda la libertad de información en caso de ameritarse el decreto de un estado de excepción; con lo cual aboga por dejar el espacio abierto para que la oposición golpista e imperial disponga de los medios, tal como lo hizo en el pasado reciente, sin impedimento legal alguno.

A este farsante (Ramón Martínez) que a principios de la década del 90, de la mano de Teodoro Petkoff, acompañó al gobierno neoliberal de Caldera con la nefasta Agenda Venezuela; que se opuso al despertar libertario de Chávez el 4 de febrero, que oportunistamente se incorporó a su campaña electoral y aprovechó del liderazgo de éste para encumbrarse impropiamente como gobernador en dos oportunidades; a este infiltrado de siempre debemos salirle al paso para impedir que aprovechándose de algunas debilidades que muestra la Constitución del 99, termine saliéndose con la suya de manos del imperio norteamericano. Es nuestro deber cubrir todos los flancos y defender el Proyecto Bolivariano, rumbo al Socialismo del Siglo XXI. ¡Sí a la Reforma!

(*)Vocero del Batallón: “Soldados de Sucre”.

isabelhelen@hotmail.com




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Freddy Gil


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