Primero se realizarán los actos de despedida: cada participante le dirá adiós a sus hijos pequeños, a sus viejos, a sus amigos que por cuestiones de salud o de edad no puedan acompañarles. Llevarán en sus mochilas y macutos, tal cual lo propuso el Comandante en jefe de la gran marcha sin retorno, Cabeza e’ Motor: sacos de chocolates y caramelos. Cabeza e’ Motor es el estratega. “Será marcha una sin Retorno pero no apócrifa”, ha dicho Hermann Escarrá.
Partirá de Plaza Altamira, cogerá por Chacaito, llegará a Plaza Venezuela, enfilará hacia Bellas Artes, de allí directo a Miraflores pero no podrán detenerse, seguirán hacia Catia, tomarán luego camino de La Guaira y de allí encontrarán miles de balsas que les llevará a los Estados Unidos, y en ellas entre tanto seguirán haciendo que marchan, sin detenerse. Pero allá tampoco podrán detenerse, avanzarán hacia California e iniciarán el sin retorno de los tres mil días rumbo al muro que divide a México de Estado Unidos.
Será, claro, una marcha por la libertad y contra la Reforma. En el 2012, cuando estemos en pleno campo socialista NOSOTROS LOS VENEZOLANOS, ellos seguirán protestando y marchando. Cabeza e’ Motor ya se habrá comido cincuenta cajas de chocolates, se habrá tomado cinco mil refrescos energizantes, engullido 200 kilos de caramelos y habrá consumido unas cuarenta cajas de pilas para sus linternas.
Globovisión irá dando cuenta de la marcha, seguidos en todo momento por el bobo de Antonetti, Kilo, Angola y Mark Ano.
Y entonces nosotros en Venezuela seremos felices. Se habrán ido para siempre los terroristas, los holgazanes, los sesudos, los lacayos. Será como una especie de marielito de 1980. Ya no veremos más aquí a Oswaldo Álvarez Paz ni Hermann Escarrá, ni a Cabeza é Motor, ni Antonio Ledesma, ni al sapito y lacayito infame de Gabriel Puerta.