La oposición venezolana padece de una ausencia de liderazgo que cada día que pasa se hace mas patético, y es que ocurre un hecho sumamente curioso, sus dirigentes tradicionales corresponden a una generación con demasiados compromisos con un pasado nefasto caracterizado por la entrega de nuestros recursos obtenidos en la empresa petrolera (PDVSA) a una oligarquía depredadora, recordemos que de los 50.000 millones de dólares que se producían anualmente por concepto de la venta de petróleo el exterior, principalmente a los EEUU, solo 10 millones de dólares ingresaban al fisco nacional, los 40 restantes iban al bolsillo de la mafia que dirigía al Ministerio de Minas e Hidrocarburo y a Petróleos de Venezuela, de ese fondo salía el dinero para pagar a una clase política punto fijista que hacia de eso, que ellos llaman “la reconciliación” sus “modus operandi”, fue la bella época (para las viudas del puntofijismo), de los acuerdos copulares, de los conciliábulos y las cofradías, los dirigentes tradicionales de la oposición actual, repetimos, fueron actores y sujetos de esa manera de hacer política, le sacaron exagerados provechos y añoran el pasado, por cuya reedición están luchando (o pataleando...?), ¡pero no volverán¡, y no se trata de una simple consigna, es una frase cargada de realismo.
Los aspirantes a asumir el nuevo liderazgo de esa clase tradicional desgastada, los que podríamos llamar los nuevos pinos, son los estudiantes que integran el llamado “movimiento estudiantil burgués”, estos chicos de cerebro recién lavado, hasta el presente momento no han parido ideas originales y novedosa, son repetidores de consignas estandarizadas, hablan de libertad, (sin justicia social ni equidad...), de defensa al libre mercado y a la libertad de empresa, (asumiendo la defensa de los propietarios de los grandes medios de comunicación escrita y audio visual) de la reconciliación (entendida como pacto policlasista), y de la autonomía, (la cual niegan cuando votan en contra de la participación de los trabajadores universitarios), pero no hablan de inclusión social, de una educación emancipadora, de la defensa al medio ambiente, es decir no abordan ni de manera casual los grandes temas de lo contemporáneo, para ellos no existe pensamiento complejo, ni las ideas, que no tan nuevas, de lo que pudiera definir la postmodernidad, y ni hablar del diseño de un nuevo socialismo, distinto al socialismo que alguna vez existió, pero de cara al futuro, cuyo elemento esencial sea el de una sociedad donde la felicidad de los seres humanos sea el alfa y el omega, de su naturaleza y propósito, es decir la antítesis del neoliberalismo que tiene como centro al mercado y como valor supremo el individualismo.
mcrespo48@yahoo.es