Ahora la oposición, a través de quien se erige como su principal líder y vocero, Manuel Rosales, pretende dar lecciones de patriotismo a Venezuela y Latinoamérica.
Sí, como lo lee, esa misma gente del paro petrolero del 2002, que antes llevó los precios del petróleo por debajo de los 9 dólares el barril para mostrar una Pdvsa en quiebra e intentar venderla a precio de gallina flaca a EEUU, que se llena de gozo ante la demanda planteada por la Exxon Mobil y que los alegra el sacrificio producido por la escasez alimentaria, subestima nuevamente al país y se presentan casi como los salvadores del mundo. Todavía piensan que nadie los conoce. Imagínense, mis amigos lectores, Venezuela no sabe quienes son Manuel Rosales, Ramos Allup y Antonio Ledezma. ¿Cómo lo ven?
Permítanme este paréntesis: aunque entre estos tres personajes de la IV República no hay diferencia, tengo que decir que si yo fuera Rosales, no dejara que ni Ledezma ni Allup me llegaran cerquita…ojalá hubiese una encuestadora que se atreviera a medir cómo queda la poca popularidad del gobernador del Zulia, cuando “filosofa” sobre de democracia y soberanía en compañía de esos dinosaurios de la politiquería venezolana.
Pero bueno, allá ellos. Sigo con mi planteamiento inicial. Me refería al caradurismo de los adversarios. Nunca han movido un dedo por el país en su obsesión de derrocar a Chávez y menos por la paz de Colombia y Latinoamérica. Qué puede esperarse de una oposición de espaldas al canje humanitario, en el que no pueden ocultar, aunque digan lo contrario, su rostro salpicado de alegría cuando escuchan que el Gobierno colombiano acecha la zona, donde se liberarán a los rehenes en poder de las Farc.
Ultimadamente en una actitud cómplice fueron capaces de olvidar conscientemente la violación del territorio de Ecuador por parte del Ejército de Colombia, cuando mató al segundo hombre de esa guerrilla, Raúl Reyes, en un bombardeo en el que también abatieron a un grupo de unos 20 insurgentes que lo acompañaba.
La oposición enfiló sus baterías a divulgar y manipular, con el apoyo de los medios de comunicación antichavistas, la orden que dio el presidente Hugo Chávez, de enviar las tropas a la frontera.
Trató la decisión como una provocación. Me explico: el hecho de que Colombia violara un territorio no representó para ellos peligro, el problema lo ocasionó Chávez por ordenar el resguardo militar de la zona limítrofe.
Luego, se la jugó con la denuncia en contra de Chávez ante la Corte de la Haya, por parte del presidente Uribe. Los medios de comunicación adversos, le dieron todo el despliegue posible, con la intención de desviar la atención de la opinión pública internacional, pero no pudieron. Era imposible. Eso sólo cabe en la mente de esas personas que deliran de impotencia ante los avances del Presidente venezolano en la liberación de los secuestrados.
Así se llegó a la XX Cumbre de Río, donde definitivamente ganó la integración Latinoamericana. Los mandatarios latinos y caribeños tuvieron el coraje y la gallardía de decirse las verdades cara a cara, y luego la suficiente hombría y valor para levantarse, darse la mano y abrazarse como Gobiernos hermanos.
Una bofetada, indudablemente a los que juegan a la división de América Latina, a fracturarla, desmembrarla, para hacerla débil, sumisa y ponerla de rodillas ante sus intereses.
Por eso ganó la paz y allí prevaleció el papel jugado por el presidente Chávez, pese a que los enemigos no lo admiten. Pero lo reconocieron el resto de mandatarios del Grupo de Río, incluyendo a Alan García, de Perú, quien fustigaba la intervención del Gobierno venezolano en el conflicto.
Y finalmente Rosales, el mismo que alimentó el peligro de mantener fondeado el Pilín León cargado de gasolina en el Lago de Maracaibo durante el sabotaje petrolero, y que cree que ya los venezolanos olvidamos semejante atrocidad, liderando a la flamante oposición nacional no le quedó más que mostrar su complacencia por los resultados de la Cumbre, y fingiendo ser pacifista, llamó a que Chávez - quien verdaderamente fue el puntal del abrazo en el encuentro-, aprendiera la lección diciendo que el camino civilizado es el de la paz y no la guerra. ¿Qué tal?
(*) Periodista
albemor60@hotmail.com
Sí, como lo lee, esa misma gente del paro petrolero del 2002, que antes llevó los precios del petróleo por debajo de los 9 dólares el barril para mostrar una Pdvsa en quiebra e intentar venderla a precio de gallina flaca a EEUU, que se llena de gozo ante la demanda planteada por la Exxon Mobil y que los alegra el sacrificio producido por la escasez alimentaria, subestima nuevamente al país y se presentan casi como los salvadores del mundo. Todavía piensan que nadie los conoce. Imagínense, mis amigos lectores, Venezuela no sabe quienes son Manuel Rosales, Ramos Allup y Antonio Ledezma. ¿Cómo lo ven?
Permítanme este paréntesis: aunque entre estos tres personajes de la IV República no hay diferencia, tengo que decir que si yo fuera Rosales, no dejara que ni Ledezma ni Allup me llegaran cerquita…ojalá hubiese una encuestadora que se atreviera a medir cómo queda la poca popularidad del gobernador del Zulia, cuando “filosofa” sobre de democracia y soberanía en compañía de esos dinosaurios de la politiquería venezolana.
Pero bueno, allá ellos. Sigo con mi planteamiento inicial. Me refería al caradurismo de los adversarios. Nunca han movido un dedo por el país en su obsesión de derrocar a Chávez y menos por la paz de Colombia y Latinoamérica. Qué puede esperarse de una oposición de espaldas al canje humanitario, en el que no pueden ocultar, aunque digan lo contrario, su rostro salpicado de alegría cuando escuchan que el Gobierno colombiano acecha la zona, donde se liberarán a los rehenes en poder de las Farc.
Ultimadamente en una actitud cómplice fueron capaces de olvidar conscientemente la violación del territorio de Ecuador por parte del Ejército de Colombia, cuando mató al segundo hombre de esa guerrilla, Raúl Reyes, en un bombardeo en el que también abatieron a un grupo de unos 20 insurgentes que lo acompañaba.
La oposición enfiló sus baterías a divulgar y manipular, con el apoyo de los medios de comunicación antichavistas, la orden que dio el presidente Hugo Chávez, de enviar las tropas a la frontera.
Trató la decisión como una provocación. Me explico: el hecho de que Colombia violara un territorio no representó para ellos peligro, el problema lo ocasionó Chávez por ordenar el resguardo militar de la zona limítrofe.
Luego, se la jugó con la denuncia en contra de Chávez ante la Corte de la Haya, por parte del presidente Uribe. Los medios de comunicación adversos, le dieron todo el despliegue posible, con la intención de desviar la atención de la opinión pública internacional, pero no pudieron. Era imposible. Eso sólo cabe en la mente de esas personas que deliran de impotencia ante los avances del Presidente venezolano en la liberación de los secuestrados.
Así se llegó a la XX Cumbre de Río, donde definitivamente ganó la integración Latinoamericana. Los mandatarios latinos y caribeños tuvieron el coraje y la gallardía de decirse las verdades cara a cara, y luego la suficiente hombría y valor para levantarse, darse la mano y abrazarse como Gobiernos hermanos.
Una bofetada, indudablemente a los que juegan a la división de América Latina, a fracturarla, desmembrarla, para hacerla débil, sumisa y ponerla de rodillas ante sus intereses.
Por eso ganó la paz y allí prevaleció el papel jugado por el presidente Chávez, pese a que los enemigos no lo admiten. Pero lo reconocieron el resto de mandatarios del Grupo de Río, incluyendo a Alan García, de Perú, quien fustigaba la intervención del Gobierno venezolano en el conflicto.
Y finalmente Rosales, el mismo que alimentó el peligro de mantener fondeado el Pilín León cargado de gasolina en el Lago de Maracaibo durante el sabotaje petrolero, y que cree que ya los venezolanos olvidamos semejante atrocidad, liderando a la flamante oposición nacional no le quedó más que mostrar su complacencia por los resultados de la Cumbre, y fingiendo ser pacifista, llamó a que Chávez - quien verdaderamente fue el puntal del abrazo en el encuentro-, aprendiera la lección diciendo que el camino civilizado es el de la paz y no la guerra. ¿Qué tal?
(*) Periodista
albemor60@hotmail.com