La oposición en su empeño de descalificar y agredir al presidente de la República Hugo Chávez, siempre ha pretendido etiquetarlo de cobarde, olvidando que los hechos históricos que involucran al máximo líder de la revolución venezolana, demuestran férreamente lo contrario.
Durante la conmemoración y celebración de los sucesos comprendidos entre el 11 y 13 de abril, los medios opositores no dudaron en hacer su trabajo sucio, para desacreditarlo. En alguna parte leí una entrevista a un militar preso, quien dijo que Chávez lloró al temer por su vida.
El desarrollo de la entrevista estuvo sustentada —con intencionalidad evidente—, en demostrar que el Mandatario nacional es un hombre asustadizo. Una actitud a todas luces baja como cualquier actuación de la oposición, que a través de esos medios adversos, siguen con el objetivo de aniquilarlo.
Y hablo de acciones viles, porque si de cobardía se trata, debieron más bien recordar a los políticos de la oposición corriendo, cuando se enteraron del regreso de Chávez. Creo que el país entero ha visto esas imágenes por la televisión.
Pero no, los enemigos siguen jugando a la ignorancia del pueblo. Llaman miedoso a Chávez cuando los verdaderos cobardes son los opositores. Sobran razones para decirlo.
Mientras el país vio al comandante asumiendo la responsabilidad de las acciones de febrero de 1992, observamos a un Carlos Andrés Pérez queriendo regresar al país con la condición de que olvidemos los muertos del Caracazo y otros delitos. En cambio, el Presidente pagó cárcel con mucha valentía y dignidad.
Libre, le dio la cara al país con un proyecto que en las elecciones presidenciales apoyaron la mayoría de los venezolanos, en tanto sus oponentes se escondían en las oficinas con aire acondicionado y enviaban a la gente engañada a un sabotaje petrolero y a cualquier otro hecho violento, para derrocarlo.
Venezuela sabe que ésa siempre ha sido la forma de proceder de la oposición, de esa gente que quiere regresar al pasado, para recuperar los intereses que le arrebataron al pueblo.
No pueden con el coraje del presidente Chávez. Analicen esta otra situación. El comandante, con todos los defectos y errores de cualquier ser humano, se fue a un referéndum de reforma constitucional que incluía la reelección continua a la Presidencia.
Con la frente en alto le hizo la propuesta al país y sufrió el revés que conocemos, pero nunca tuvo cartas escondidas debajo de la manga para con los venezolanos.
Porque esos pantalones caracterizan al máximo líder de la revolución, ahora bien, veamos al principal jefe de la oposición: Manuel Rosales. Quiere regresar a la Alcaldía de Maracaibo, pero titubea, no tiene las agallas de admitirlo en público.
Evade las preguntas al respecto, porque está consciente que las críticas que en su momento hizo a Chávez por la reelección se le revertirán, además ¿qué le puede decir al país? ¿Que como nunca va a ser Presidente de los venezolanos, se paseará siempre por la Gobernación del Zulia y la Alcaldía de Maracaibo, al no poder vivir sin poder?
¿O, planteará que se sumará a esos enroques que quieren poner en práctica algunos políticos, saltando de municipio en municipio o de un estado a otro, para seguir de gobernador o alcalde?
Por lo menos, el Presidente asumió su responsabilidad y nunca disfrazó la propuesta de la reelección continua, en cambio Rosales aprovechando la Gobernación, no define su posición, al contrario, pulveriza a muchos de sus dirigentes cercanos —¿aunque, qué le puede interesar a este gobernador acabar con los políticos, así sean de su entorno?— al enviarlos a hacer campañas ficticias, sólo para confundir, porque en el fondo se deshace por ser otra vez alcalde de Maracaibo, sólo que no es capaz de decirlo.
El Mandatario zuliano crea una atmósfera con el fin de hacer creer que la gente le está implorando que se lance de nuevo a la municipalidad, pero eso es una mentira, una estrategia, que no convence, porque el núcleo del asunto es que carece de entereza para asumir el deseo de continuar aferrado al poder.
Periodistaalbemor60@hotmail.com
