Como lo sabe ya media humanidad, el añejamente juvenil Leopoldo López ocupa un rol de mártir estelar en la desconsiderada lista de Russián, abominación jurídica que constituye un veto masivo a los candidatos más capaces y con votos de sobra para ser electos el próximo 23 de noviembre.
Lo que se está cometiendo con el accionista fundador de Primero Justicia, cuya cuota de inscripción consistió en una donación de sesenta millones de bolos aportados por su mamá gracias a la vieja y meritocrática Pdvsa, es, ¡oh ironía! una injusticia de lo último. Claro está que ya Leopoldo no comulga con el partido donde otrora militara con Gerardo Blyde y Julio Borges, dado que los borgianos acapararon el coroto y los desplazados emigraron a UNT, dándole, de paso, un toque capitalino y elitesco a los adecos rosalistas del Zulia.
Anyway, no se trata de resaltar las nimias discrepancias entre los opositores al régimen, sino de manifestar la indignación que concita la lista de marras, elaborada por el contralor general de la República, quien, para disimular su inepta pasividad, de un solo cipotazo inhabilitó a los dirigentes mejor posicionados de la derecha estrógena, o sea, la que tiene más gancho para el levante de las masas alebrestadas.
Con la avidez de un capitalista salvaje Leopoldo monopolizó la inhabilitación, mostrando una vez más sus dotes para el liderazgo. Encabezó las marchas hacía el TSJ, dirigió las protestas callejeras así como las de salón y subió y bajó raudo por las escaleras del Consejo Nacional Electoral, buscando inútilmente un rector o rectora a quien increpar.
Tras agotar las instancias criollas, Leopoldo López trasladó su inhabilitación a escenarios extranjeros, lo cual no le resuelve un carrizo, pero agarra titulares de prensa. Así fue a fotografiarse saludando a Barak Obama, quien todavía no es el jefe de la CIA y de la NED, pero por ahí fumea. También visitó a Bill Clinton, posiblemente para recibir consejos en torno a la mamadera de gallo.
A continuación es probable que acuse al contralor con el rey Juan Carlos y ante el Parlamento Europeo, lo cual demostrará que, ciertamente, es el más hábil de los inhabilitados.
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