Bobitongo Antonio Sánchez García no encuentra luz en el túnel

Qué bello cacafonea. Cómo se arroba y entorna sus ojillos cuando le hablan de derechos humanos. Qué tipo más muermo, vacuo y estúpido, coño.

El tío parece que huele y hiede al mismo tiempo. Es decir, se echa colonia cara sin bañarse. Y deambula a ver quién se lo echa como un bacalao, para superar en memez a la ballena de su mujer. Dando tumbos de tentetieso, finalmente Bobolongo lo ha adoptado. Felicitaciones, Antonio. Ahora lo llaman Bobitolongo, y él retorciéndose la pelambre su barba sucia, ríe. Él, el de redundancias redundantes de primer orden, todo un perfecto maestro, y ayer nos deleitó con una clase magistral sobre derechos humanos; comenzó a babearse, por lo que en RCTV se vieron obligados a colocarle un babero. Es muy sentimental, es muy dado al melodrama. Sabe más que su mujer de teatro.

El bobito Antonio Sánchez García moqueaba por lo que le había pasado a Leopoldo López en Uruguay. “Cómo maltrataron a ese pobre muchacho en el MERCOSUR. Ave María purísima”, decía. No, no y no, batía la sólida testa este pobre hombre y exclamaba: “Yo quisiera que esos países que hoy no quieren atender como se merece Leopoldo, recuerden cuando ellos sufrían bajo las tiranías, y nosotros aquí en Venezuela los acogimos y les ayudamos.” El bobito Sánchez García, por supuesto, no estaba diciendo esto desde Canadá o desde EE UU, convertido en un hombre que hubiese huido de la tiranía venezolana, no, lo estaba diciendo en Caracas, y desde RCTV.

El bobito Sánchez García, pues, le pedía a gritos a sus colegas defensores de los derechos humanos, que ayudaran a un hombre, Leopoldo, que está huyendo de una tiranía parecida a la de Pinochet, a la de Videla, a la de Stroessner o de Juan María Bordaberry.

Uno no entendía la vaina, porque llega un momento para el televidente en que no sabe si el bobito entonces estará hablando desde la clandestinidad. Resulta que Chávez es como Pinochet, pero él, Sánchez García habla por todo el cañón lo que quiere y no le hacen un carajo.

Así son además todas las cosas que escribe: sucias como su estampa, como su befa, como su desaliñada barba.

Este minúsculo ser, al que a leguas se ve que es más cobarde que una rata, nos muestra tal plasta mental en su convulsionado cerebro, que bueno, hay que tener estómago para calarse lo que escribe. Hacemos realmente actos de heroísmo para coger un poco las bazofias que escribe, como esta: “A esas razones esenciales no puede restarse el profundo rechazo personal que el presidente de la república parece tenerle a Marcel Granier, situado por cultura, educación y formación intelectual y política en la antípoda de Hugo Chávez. Reconocido como uno de los intelectos más lúcidos, uno de los hombres públicos de más acerada moralidad y acrisolada honradez en el universo opositor venezolano, Granier constituye un viga en el ojo de quien no podría soportar una medición cualitativa con quien, sin duda, posee la talla para estar a la altura de regir los destinos de una nación aventurada por los caminos de la modernidad. Y no este campamento minero en manos del chavismo. Es una contrafigura temible, que hay que silenciar a como de lugar.”

Qué tal. Es decir que ese canal pornográfico, con esa mierda tan horrible de telenovelas ridículas y miserables, a donde a las niñitas se les lleva para que se tongoneen y aparezcan como mujercitas para ganarse un concurso de belleza, y animadores las traten como minúsculas puticas; donde los cerebros estrellas son ese asco de La Bicha, la Radio Rochela y el vomitivo Ají Picante, todo parido por la materia gris de Marcel Granier, eso, eso es lo que el bobito insigne de Antonio Sánchez García llama “cultura, educación y formación intelectual y política”.

Este redomado cerdito chileno, muy bien pagado por el papel que hace en su charca, vienen a resultar todo un misterio para la generalidad del venezolano. ¿Cómo llegó hasta aquí? ¿Quién lo metió en este coro de cochinos heridos por las barbaridades que comete el “tirano en jefe”? ¿Quién le dio el pito, la metra y la cuchara para que opinara tanto? Una categoría de cerdo que realmente no es de nuestro estilo. Demasiado redomado. Demasiado


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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