Técnicas discursivas de "argumentación" del oposicionismo

En los últimos 10 años de pugnacidad política en nuestro país, me he dado a la tarea de escuchar detenidamente el discurso de la derecha vernácula en contra del proceso revolucionario. En consecuencia, he detectado las siguientes técnicas o maniobras de “argumentación” de los medios de comunicación privados, las cuales han sido adoptadas en su completa dimensión por la gran mayoría de los seguidores del oposicionismo. Hasta hoy desconozco si alguien más ha tenido la misma inquietud que yo, lo cierto es que a continuación paso a describir, una a una, tales técnicas, las cuales nos ayudarán a entender mejor la “lógica” de oposición.

-Técnica #1 “El blanco móvil”: se busca cambiar de forma abrupta el tópico sobre el tapete, por otro tema -muchas veces- fuera de lugar. Por ejemplo, si el opositor habla de la salud y se le replica con los innegables éxitos de Barrio Adentro, inmediatamente el “disociado” empezará a hablar de la “corrupción campante” o del “adoctrinamiento” de los niños. Por esta vía, se busca desviar la atención de un asunto específico y llevar el debate a una discusión estéril. “El blanco móvil” provoca dispersión en la argumentación y evita que el interlocutor de oposición sea dejado en evidencia por su inconsistencia. Mientras más se desmonte su discurso con los hechos objetivos, más huirá “por la derecha”.

-Técnica #2 “De una anécdota particular, sale un juicio general”: entre las preferidas de los oposicionistas, está la técnica de banalizar o desprestigiar todo el “conjunto”, a partir de un hecho aislado o muy particular. Por ejemplo, si van a un organismo público y alguien los trata mal o los matraquean, en vez de denunciar a ese funcionario público ante sus superiores, bien sea mediante una queja oral o escrita, por el contrario, salen hablando pestes de la institución y por consiguiente llegan a construir un “sabio y sesudo” silogismo: “si el funcionario es grosero y corrupto, la institución es grosera y corrupta. En consecuencia, Chávez es LO MISMO”.

-Técnica #3 “El escenario apocalíptico”: de acuerdo con esta técnica, todo es malo y nada, absolutamente nada, es bueno. En añadidura a lo anterior y bajo la premisa de esta maniobra discursiva, el país nacional “se perfila hacia un desastre de consecuencias impredecibles (¡!)”. Comentarios como: “Te quitarán tu casa, tu carro”, “Las misiones son puro cuento”, “Chávez no ha pagado ninguna deuda externa”, “Nos encaminamos hacia la hiperinflación”, “Estamos llegando al ‘llegadero’ en este país”, “El viaducto se va a caer porque una de sus pilas está defectuosa”, “Pronto se acabará la libertad de expresión”, son sólo algunas de las secuencias sintagmáticas folklóricas que se utilizan. Paradójicamente, llevan ya una década “pronosticando” un futuro de cataclismos que nunca llega. Curioso, ¿no?

-Técnica #4 “El comentario fútil o cosmético”: siempre un enunciado incoherente o fuera de lugar sale a relucir. El rosario de “críticas profundas” es interminable: “Chávez es mal presidente porque canta”, “Chávez es mal presidente porque habla como los ‘tierrúos’ y así no hablan los Jefes de Estado”, “Chávez no sirve porque es militar y los militares no piensan”, “Chávez dijo ‘mierda’, ¡qué bolas!”. Sencillamente, no importa cuál sea la frase, en toda ocasión ésta estará revestida de una superficialidad delirante y una frivolidad no menos aberrante. Que yo sepa, en ninguna institución internacional se ha editado un “manual para ser presidente” donde se les prohíba a los Jefes de Estado cantar, hablar como el común de la gente o, incluso, venir del ámbito militar. Chávez es un presidente diferente y, ante todo, un SER HUMANO, y eso no lo termina de “tragar” la derecha. Si nos remitimos a la Historia, DE NADA nos sirvió en el pasado tener presidentes que no cantaran, que hablaran como una enciclopedia repleta de enunciados “domingueros”, y que –de remate- vinieran de la élite civil y académica. Además, quitarle las prestaciones sociales a la clase obrera, de un plumazo, es una obscenidad que deja pálido al compendio de fonemas que dan vida lingüística a “mierda”. ¿Verdad, Teodoro?

-Técnica #5 “El amigo, de un amigo, de otro amigo…me lo dijo”: desde las entrañas de la centrífuga “chismográfica” provienen las más variopintas leyendas urbanas. “El ministro tal tiene un penthouse en el Country porque el primo de otro primo mío vive al ladito del tipo”; “La funcionaria ‘equis’ fue a una tienda del Sambil y pagó con una tarjeta dorada, según me dijo una amiga que es prima de la cajera de ese lugar”; “El director general del organismo ‘zeta’ tiene un cuadro de Reverón valorado en un millón de dólares, ya que el amigo de un sobrino de un tío mío se lo vendió”. Las más disparatadas y ridículas historias sirven de pretexto para tejer una maraña de “complicidades” y “conspiraciones” que desencadenan en un ÚNICO y VERDADERO culpable: Hugo Rafael Chávez Frías. El chisme de pasillo pasa a ser la prueba irrefutable y verídica de “argumentación” para el oposicionista, bajo el irresponsable epígrafe del “me dijeron”. Sin duda, esta técnica esta íntimamente ligada a la #2, debido a que saca elementos “incriminatorios” de un ente específico, que posteriormente sirven de base para descalificar toda la estructura. Más anticientífico y me muero.

-Técnica #6 “La perorata del marxista arrepentido”: nunca falta la verborrea discursiva de uno que otro personaje que, como decía Charlie Mata, “antes era y ahora no es”. So pretexto de tener más experiencia o haber visto “más cosas” que su interlocutor chavista, el que usa esta sexta técnica trata descalificar la motivación socialista del proceso revolucionario, falseando las tesis marxistas y poniéndolas a su conveniencia. En medio de su “convencimiento” personal de que Marx ya está demodé –como si la dialéctica fuera cosa de estar o no a la moda-, el “marxista arrepentido” echa mano del “socialismo real” practicado en la extinta Unión Soviética y los Estados obreros deformados del Este de Europa, para dar una lectura lapidaria y sesgada del socialismo científico. El aparente fracaso en la aplicación de un modelo no necesariamente quiere decir que éste no funcione; enunciar lo contrario –que el colapso se debe a su inutilidad teórica- sería totalmente antidialéctico. Es más fácil echarle la culpa al modelo que reconocer la incompetencia del hombre, de los dirigentes, en el complejo lienzo de la praxis. El “marxista arrepentido” se da golpes de pecho por un pasado revolucionario que quisiera no recordar y se enorgullece de haber caído –por obra y gracia de la Providencia- en los brazos de la doctrina Fukuyama y su cacareado “Fin de la Historia”. Se asemejan bastante a los que ahora reniegan de su “prontuario” rockero y su colección en vinilo de Black Sabbath, Judas Priest y Metallica.

-Técnica #7 “La inversión de atribuciones”: todo lo malo que hace la oposición es bueno, todo lo bueno que hace Chávez es malo. Esta técnica permite al opositor justificar las más insolentes acciones del oposicionismo “para salir de Chávez”, escudándose en la terminología acuñada, para tal fin, por los medios de comunicación capitalistas. Tales herramientas “argumentativas” salen al paso cuando se toca –verbigracia- el asunto de los “meritócratas” de PDVSA, y declaman los “amantes de la libertad”: “es que estaban en todo su derecho de destruir la primera industria del país porque se hallaban en ‘resistencia Sambil, digo, civil’, el culpable es Chávez que no se fue (¡!)”. Si se trata del Golpe de Estado de 2002, el comodín más mentado es el del “vacío de poder”; en el “affaire” RCTV el “atentado contra la libertad de expresión” y “el cierre”, son los más solicitados por las “ilustradas” bocas del oposicionismo. Otro matiz de esta estrategia discursiva está relacionado con las decisiones tomadas por las instituciones del Estado: si favorece a la oposición es bueno, si favorece a Chávez es malo; un ejemplo clásico es el del Consejo Nacional Electoral: si Chávez gana…el CNE hace trampa, si la oposición gana…el CNE es transparente. Moraleja de la técnica: si es para salir de Chávez, todo vale, ¡la Ley no existe!

Amigos y camaradas, espero haber ayudado un poco a desentrañar el laberinto discursivo oposicionista al reseñar las anteriores técnicas de “argumentación”. Debo agregar que al final de cada debate con cualquier opositor, la estrategia más popular –en el bando de este último- es que un ataque de rabieta dé por concluida la tertulia, bajo la excusa de que usted, el revolucionario, es muy “intransigente” o tiene una visión “muy limitada” de la realidad. Ponerlos en entredicho con cada tesis debe ser algo bien incómodo, ¿no? Quizás por ello, el discurso del oposicionismo venezolano cada día sea menos consistente y real, menos creíble y sensato. De seguir así, y con el profundo pesar que eso pueda generar en la derecha criolla, tendremos a Chávez por un buen rato más.

elinodoro@yahoo.com


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Adán González Liendo

Traductor, corrector de estilo y locutor

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