UNO: Tengo una amiga desde los años de la universidad. Siempre fue reaccionaria y de derecha. Hace cinco años enviudo de un político, dirigente de Acción Democrática quien hizo una fortuna con RECADI, asociándose a un banquero en el último gobierno de Caldera, quienes hicieron una fortuna robándose el dinero de los depositantes. La mujer y su marido se instalaron en los Estados Unidos a disfrutar del robo y el pillaje, se largaron a Orlando, Florida y allí se compraron una mansión con todos los lujos soñados. Depositaron los dólares mal habidos en la gran banca norteamericana que hoy vive una enorme crisis financiera –en Bear Stearns para ser más exacto-. Perdió parte de ellos. Se trajo el resto a su país. Vendió todo allá en el Norte. Un éxodo al revés.
DOS: La parejita invirtió en bienes raíces y aumentaron su fortuna considerablemente. De la noche a la mañana, el sistema se vino abajo y sólo vendió una propiedad en un año. “Amigo, todo esto se venía venir hace mucho tiempo. No me explico como se pudo ocultar esta crisis que se esta devorando ahorros, propiedades y pensiones de los ciudadanos norteamericanos, ingleses, españoles, italianos, franceses y te paro de contar”.
TRES: Llegó desadaptada, con un alto nivel de depresión. En diez años sólo hizo amistad con unas cuantas familias. A Sus vecinos nos los trató a nunca. Vino arrepentida de su admiración por el modo de vida norteamericana. Transfirió sus dólares, visitó psiquiatras y sicólogos, terminó en manos de uno de ellos para restañarse las heridas inferidas por un sistema que amaba. Despreciaba lo venezolano, lo indio, lo negro, el barrio, las costumbres y modo de ser del venezolano. Una autentica y verdadera pitiyanqui.
CUATRO: Cuenta que cuando Chávez llegó a la presidencia. La parejita entró en pánico. Vendieron todas las propiedades que poseían y se fueron a los estados Unidos con la intensión de nacionalizarse gringos. Llegaron en pleno boom de créditos hipotecario y se “empataron en esa”. La diabetes se tragó al marido allá en el norte. Se enredó con un gringo, se casó con él y terminó estafada por partida doble.
CINCO: Está de regreso, podrida en dinero, pero sola y abandonada. Toda su familia de origen humilde apoyan al presidente. Ha tratado de cubrirlos de regalos y prebendas. Ha vuelto a sentir las delicias de la comida criolla, de la naturaleza, de la gracia y el humor de los venezolanos. Asombrada por lo que está sucediendo no puede explicarse porque tanta defensa de una revolución que le sigue siendo ajena.
SEIS: Ha comenzado un proceso de adaptación., a pesar de vivir en una urbanización clase alta donde abundan los enemigos de la revolución. Algo ha cambiado dentro de ella. No se come ya los cuentos de terror y las mentiras de los opositores. Nadie le puede vender las maravillas de un sistema en bancarrota. Ha sido victima de el. Lo conoce por dentro. Lo ha vivido y digerido en sus esencias.
SIETE: Ha constatado personalmente los cuentos, dimes y diretes de la oposición. Ha hecho nuevas amigas que estudian en la misión Sucre. Ha visitado las Casas de la Alimentación. Va viajado por los metros de Maracaibo y Valencia. Ha atravesado el puente Orinoquia,conoció el Hospital Cardiológico Infantil,y se da dado el tupe de viajar en el tren Cúa - Charallave. Ha hecho como Santo Tomás: ver para creer.
OCHO: No se pierde “Aló, Presidente”. Lee “Aporrea”, “Rebelión, Voltaire y “Abrebrecha”. -un buen consejo nunca sobra para los amigos confundidos- Dice sufrir un proceso de metamorfosis. Se ha convertido en una eterna viajera. Ahora conoce a su país como la palma de su mano. Ya no dice el “zambo ese” y lo mienta “mi presidente”. Ayer me sorprendió al decirme: “Lula ha dicho que Chávez es el mejor presidente que ha tenido Venezuela en los últimos cien años”.
NUEVE: Como cambia la gente cuando se llevan su sipotazo, se necesita vivir una situación, aunque ésta destruya valores y realidades ajenas a nosotros. Una historia como esta hay muchas, sólo que esta cuenta sobre un modo de vida que se está derrumbando, despedazando. Ha cambiado sus dólares por Bolívares Fuertes. Y aunque ella, mi amiga, no es “roja rojita”, ni revolucionaria. Siento que hemos recuperado a una venezolana.
DIEZ: Ya no necesita Psiquiatra. Se casó con él y está terminando sus estudios en la Misión Sucre. Si usted amigo de la clase media a leer este escrito no lo cree, mire a su alrededor y verá que las cosas si están cambiado. Poco a poco, piano piano, paso a paso.
Antojofel@hotmail.com