Barrera "Tyszika" desenchufado: la oh-posición "unplugged"

La “oh-posición” tiene una habilidad innata para reflejar en el proceso Bolivariano la “telenovela” propia y sus infinitas debilidades teóricas y pragmáticas. De entre los intelectuales de pacotilla que retratan de manera más fiel la desazón de la inepta dirigencia oposicionista, se encuentra Alberto Barrera “Tyszika”, magistral tejedor de grafemas abarrotados de superficialidad e ideas rebosantes de la trivialidad más visceral e intrascendente.

La insensatez discursiva de Barrera “Tyszika” traspasa las fronteras de lo razonable y aterriza en las llanuras de la histeria delirante, para transcribir eternas secuencias de estupidez “ilustrada”, las cuales mueren de inanidad ante la contundencia de la argumentación científica. La mediocridad del prosista “culilluo” se baja los pantalones ante la paca de verduzcos “Benjamines” del National Endowment for Democracy, y así vomitar una “cajita infeliz” de sintagmas ramplones en las páginas de un devaluado matutino del “establishment”.

La sobredosis de adjetivación cursi de Barrera “Tyszika” y sus recurrentes imbecilidades literarias, no hacen más que mover a la carcajada y a la “pena ajena”. Un día tilda de “culilluos” a los dirigentes y seguidores de la Revolución Bolivariana, y al otro día publica un artículo plagado de un “culillo” rocambolesco, para deslindarse de una supuesta biografía no autorizada de Chávez en la que él NO participó. ¡Yo te lo juro que yo no fui! Una explicación que nadie le estaba pidiendo y que revela en demasía su “valentía” para afrontar las responsabilidades por las sandeces que vierte en su “columna” dominical y otras latitudes.

El 5 de octubre de 2008, en el cuerpo Siete Días, de El Nacional, Barrera “Tyszika” se explaya en un “sesudo” tratado acerca de las implicaciones totalitarias del Estado bolivariano (¡!) y sus violaciones a las libertades individuales. El título: Los Desenchufados.

En primera instancia, el escritor de marras desliza una “extraña” angustia por el “clóset” de Vivanco y su ropa íntima: “Cuando el Gobierno expulsó a José Miguel Vivanco del país, lo que más me sorprendió, fue su clóset (¡!). Que las cámaras del canal del Estado estuvieran ahí (…) persiguiendo a Vivanco, acosándolo, adhiriéndose a cada gesto, siguiéndolo hasta sus gavetas, hasta su clóset, como si secretamente desearan hurgar en su ropa interior (…)”.

Habrá que recordarle a Barrera “Tyszika” que las cámaras eran de la Fiscalía y no del canal del Estado, ya que el proceso de expulsión de Vivanco estuvo ajustado a Derecho. El directivo de Human Rights Watch realizaba actividades políticas en un Estado extranjero, con visa de turista.

Precisamente, la presencia de las cámaras era para corroborar la limpieza del operativo y para no dejar lugar a dudas acerca de la actuación de los funcionarios policiales. Ir hasta el clóset de Vivanco era una medida preventiva para asegurar que el funesto personaje abandonara la sede del hotel de la manera más expedita posible. No era en realidad el “clóset” de Vivanco, Barrera “Tyszika”, era el “clóset” de la habitación que ocupaba “Miguelito” en un lujoso hotel de Caracas. ¡No sea mentiroso, míster “culilluo”!

Esa sucesión de formas verbales como “acosándolo”, “adhiriéndose” y “siguiéndolo”, dista mucho de un proceso migratorio de deportación como el antes descrito, y sí delata bastante del subconsciente de Barrera “Tyszika” y una incipiente obsesión por “hurgar” en los “paños menores” de alguien más. ¿La manifestación de un deseo reprimido, monsieur l’écrivain? Esa persistencia semántica con el “clóset” y “la ropa interior” de Vivanco, suena más que “rara”.

Además, lo menos que espera alguien medianamente inteligente, es que un articulista le confiese que “lo que más le impactó de la expulsión de Vivanco de Venezuela fue ¡su clóset!”. Vaya estupidez y oda a la banalidad discursiva.

Más adelante, el escritor de marras enumera una “pléyade” de babosadas donde trae a colación a la infame y anti-dialéctica Hanna Arendt; la seguidilla de términos proto-escuálidos no halla desperdicio: intolerancia, violencia, totalitarismo y poder, entre otros. En fin, un exacto e integral diagnóstico del oposicionismo vernacular: endilgar al otro las “cualidades” que son propias e intrínsecas. ¡20 puntos de idiotez!

En el sexto párrafo de su esperpento sintagmático, Barrera “Tyszika” afirma lo siguiente: “(…) Otra metáfora crucial de esta dinámica es lo que ha sucedido, en los últimos días, a algunos periodistas como César Miguel Rondón, Carla Angola o Leopoldo Castillo al salir o entrar del país (…) El Estado se apropia de tu documento personal (…) El Estado te fotocopia, te registra, te archiva. Siempre sabe lo que haces, lo que dices, adónde vas (…)”.

En un escenario de apocalíptica nimiedad, el “culilluo” escritor hace ver lo que sería un procedimiento muy normal en Orly, Barajas, Heathrow o Narita, como una flagrante conculcación de los derechos humanos de los “pobrecitos” comunicadores sociales de la “oh-posición”, por parte de los trabajadores de inmigración de Maiquetía. En otras palabras, las pantallas han hecho tan engreídos y “súper estrellas” a los periodistas de la plutocracia radioeléctrica, que éstos se creen con derecho a no mostrar el pasaporte a ninguna autoridad aeroportuaria nacional. ¡Semejante pendejadaaa! Aunque sería extraordinario saber si el Rondón, la Angola o el Castillo, se mostrarían tan “contestatarios” y rebeldes ante el requerimiento de un agente de inmigración en Miami, el JFK o Los Ángeles. Seguramente allá las fotocopias y las requisas en “el cuartito” no son una afrenta. ¿Verdad, Barrera “Tyszika”?

Esa ansiedad persecutoria de las viudas de la Cuarta República y la manoseada tesis del Estado totalitario y omnipotente, sólo destraban los nudos psíquicos de una vasta fauna de eunucos intelectuales atascados en una frustración interminable. Aquel Estado policial y represor ante el cual callaban como “hienas” caligráficas, ya no existe, ya se esfumó. Si en realidad el Estado revolucionario fuera totalitario y autócrata, ni Leopoldo López, ni Capriles “Ratonsky”, ni Carmona “Entanga”, verbigracia, estarían libres y burlándose de la justicia. Así de crudo.

Nunca desperdicia Barrera “Tyszika” un párrafo de sus panfletos inocuos, para proyectar sus deficiencias y lugares comunes en Chávez: “(…) Chávez ha refundado el mito del caudillo latinoamericano. Con mucho petróleo y un gran talento histriónico también se puede ser un caudillo glamoroso, paseante triunfal de las pasarelas progresistas del mundo (…)”.

Sin aportar nada nuevo, el “Tyszika” saca provecho del repetitivo “comodín” petrolero y deja patente la envidia que lo carcome por no tener la elocuencia y la fluidez argumentativa de Chávez. Quisiera él. La degradación terminológica de Barrera “Tyszika” y la frivolización adyacente a frases como “caudillo glamoroso”, “talento histriónico” y “pasarelas progresistas”, nos hacen inferir que quizás estamos frente a un “actorcito” o “modelito” con la carrera trunca. Ya está muy viejo para la “gracia”, monsieur l’écrivain.

Al final de su patética perorata narrativa, el ensayista fallido no puede ser más pertinente: “(…) El Estado bolivariano (…) sólo vive, apagándonos [¡!]. Quizás ese es, en el fondo su ideal. Así es el hombre nuevo. Así nos quieren. Desenchufados [¿?]”.

Ciertamente la “oh posición” anda apagada, desconectada del país nacional desde hace 10 años o más. Cual concierto “unplugged” estilo MTV, el oposicionismo vive una desconexión total entre su propuesta, su acción y el ciudadano de a pie. Su pertinaz y aberrante conducta de ignorar a las clases mayoritarias del país, lo ha llevado de fracaso en fracaso, de descalabro en descalabro. Desenchufado también tiene el “cable de tierra” el resbaloso y nauseabundo Barrera. ¡Qué joyita!


BARRERA “TYSZIKA” Y LA IMPORTANCIA POLÍTICA DEL CULILLO

Hace unos meses escribí un artículo en respuesta a alguien que he bautizado –desde entonces- como el “culilluo mayor”, quien ha de ser el “ensayista fallido” objeto del presente análisis. Como autorretrato lingüístico, Barrera “Tyszika” desplegó en “La importancia política del culillo”, publicado en El Nacional (11/05/2008), todo ese escozor que lo inquieta y no le permite dormir bien. “Culilluo”, el pobrecito.

A los pocos días de enviar mi réplica, titulada “El olímpico culillo del oposicionismo”, recibí vía correo electrónico la esquela de un “espontáneo” fan de Barrera “Tyszika”. Me decía, el acólito del escritor, que “seguramente las ventas de los libros de su ‘héroe literario’ no bajarían por mi artículo contra él y que yo sólo era un envidioso [¿?] de marca mayor”, palabras más, palabras menos. Acto seguido, el personajillo se dio el tupé de criticar mis comillas, a pesar de que el “defensor” de Barrera “Tyszika” dejaba bastante qué desear en el correcto uso de la lengua de Cervantes. Irónico, ¿no?

Primero, habría que clarificarle al apologista de “Tyszika”, que el hecho de vender libros a granel no quiere decir, necesariamente, que se es un buen escritor. Si fuera eso verdad, los miles de libros de “autoayuda” editados a lo largo y ancho del planeta, ya habrían aquilatado varios premios Nobel de Literatura, ¿o no? Segundo, para NADA envidio una pluma tan deshilachada, torpe e insípida. ¡Zape!

Evidentemente, si es verídico el rumor de que tal “mamarracho literario” –nombrado Alberto Barrera- se ganó un célebre premio, hace algún tiempo, no sería la primera vez que la Academia se haya equivocado al cometer un sacrilegio lingüístico. Cuando hace unos años me enteré de las maniobras de la CIA en la Academia Sueca, para evitar que Neruda –por ser marxista- obtuviera el Nobel de Literatura, y que dicho “lobby” perduró por décadas hasta que por fin, en 1971, se hizo justicia con el poeta chileno, empecé a dudar de la seriedad y objetividad de determinados círculos académicos. Si algo así había acontecido con los cotizados Nobel, podría aguardarse cualquiera “anormalidad” de premiaciones con menor “ranking”. Un galardón da para muchos disparates y no en pocas oportunidades la “rigidez” academicista ha derivado en crímenes de “lesa intelectualidad”.

Consciente o inconscientemente, el admirador de Barrera “Tyszika” reafirma al ¿escritor? en su condición de “culilluo”, ya que da la leve impresión de que éste último encomienda a otros responder por él, o tal vez ese “fan improvisado” sea su álter ego desatado.

Muy oscuro se vislumbra el porvenir de la “oh-posición” venezolana, con cobardes y “culilluos” como el “Tyszika” a la vanguardia retórica de la derecha criolla. Mientras asistimos al entierro definitivo del Pacto de Punto Fijo y sus adulantes “pensadores” metafísicos, sólo nos resta reírnos de las piruetas sintagmáticas y los “chinazos” de gentecita como Barrera “Tyszika”. Un cafecito, por favor.


(*)Tesista de Idiomas Modernos en la UCV

elinodoro@yahoo.com







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Adán González Liendo

Traductor, corrector de estilo y locutor

 elinodoro@yahoo.com      @rpkampuchea

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