A esas del pantalonazo les hace falta un SÍ

Este pelotón de damas congestionadas sexualmente (según Wilhelm Reich, y ojo: la congestión sexual es contagiosa), con rictus cruzados y tapados con cosméticos, que llevan doble papadas, que van de luto porque se los ordena Globovisión, con gorras o viseras blancas y finas, con lentes oscuros de monturas nacaradas: arrastradas por vaquillas histéricas para que pasten frente a los cuarteles, cierren vías y busquen que la Guardia Nacional las toque un poco.

Según la caracterología de Reich, por ejemplo, esos temblores en el verbo de Antonio Ledezma, son producto de una profunda perturbación sexual. Este hombre no tiene la libido bien. Véanse los mismos trazos como incógnitas que bajan de la nariz a la comisura de los labios, y que le cruzan la cara a Ravell. Esos ojos desorbitados y rojizos de Leopoldo López. Lástima que tantas mujeres jóvenes vivan alteradas, inestables y confusas, y griten tanto monocordemente No es NO, y cada vez abran más los ojos cuando grita, y que tengan por colegas de lucha a esa gente de Primero Justicia. Allí no van a encontrar paz nunca.

Una de las más graves perturbaciones sexuales se da cuando no se tiene una pareja que encaje, como dice Jung, una dentro de la otra (como las partes de una caja de fósforo). Una debe contener a la otra.

La energía sexual cuando es desatendida provoca histeria, mal humor, depresión y violencia. Cuando esta energía busca un escape, porque es energía negativa, algunas personas creen poder liberarlas (lo cual es imposible) mediante actividades de protesta pública, de carácter político-partidistas. Entre una persona liberada sexualmente y otra que no lo está, hay un abismo enorme. ¡Ay, Dios mío! Cómo echa uno de menos al general Rafael Urdaneta en estos líos de matronas congestionadas que cargan perolas en las marchaderas y que a carajazos quieren salir del gobierno porque no está sujeto a los cabrones de Estados Unidos, que deliran cuando un estudiantico malcriado le mienta la madre a Chávez.

Les hace falta que se lean a “El Amante de Lady Chatterley”, para que comprendan que sus problemas son otros, no la política. Les hace falta estudiar un poco la “Función del Orgasmo y Liberación Perpetua mediante la práctica de un sexo sano”. ¿Es que ustedes realmente creen que una mujer que se levante contenta y plena, va andar pensando en marchar contra un gobierno como el de Chávez?

Este país, más que el problema de la corrupción, más que el problema del caos administrativo y la tradicional peste de imprevisiones y desórdenes en todo, más que la susodicha inseguridad pertinazmente inventada por los medios, el real problema es el de una profunda congestión sexual que tiene destrozado el mundo de la pequeña burguesía venezolana. Mucha escoria sexual que ha minado la inteligencia y el carácter de este sector de la sociedad, y para ello la cura es muy difícil: no hay leyes ni decretos ni constitución capaces de remediar este mal, de resolverlo, de controlarlo. Ellas creen que con un Golpe de Estado van a follar mejor. Imposible. Esta congestión se produce por problemas de fijación, por traumas familiares, prepotencia y un intelectualismo raquítico y vicioso. Hay algo de cobardía, algo de inmadurez y algo de escoria heredada de unos antepasados que jamás tuvieron sentido de patria o de amor por esta tierra.

Eunucos de cuerpo y de alma cuya fuerza siempre ha sido externa y artificial, y por eso en ocasiones sus satisfacciones se realizan a través de terceros. En cierto modo esa manía que cogieron los opositores a Chávez de andar mirándolo como un padrote, que según ellos ha “raspado” en lo que lleva de mandato a miles de mujeres, no es sino reflejo de esa gran impotencia sexual que los tiene locos o locas.

Una mujer que se haga eco de estas estupideces forzosamente le hace falta un hombre, y si hay hombres que se dediquen a estas mamarrachadas, tienen que ser asexuados. Y como en estos tiempos un grupo de frenéticos impotentes pro-yanquis está metido a la política de partidos, pues dedúzcase en la situación en la que nos encontramos. Busquen el SÍ, coño, que algún día algo encontrarán.

jsantroz@gmail.com


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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