Uno llega a preguntarse quienes son más brutos, si los ¡y que dirigentes! de la oposición en Venezuela o los que los dirigen a ellos desde afuera, porque si bien es cierto que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y que hay un grueso conjunto de manos meneando ese caldo que se llama contra revolución, no debería ser menos cierto que debería haber al menos un cerebro que se percatara que se está siguiendo paso a paso el mismo guión que condujo al golpe de estado de abril de 2002, cuyos resultados todos conocemos y que ahora difícilmente podrían conseguirse sin un número indeterminado de víctimas de parte y parte, ya que si bien la ¡y que oposición! está empeñada en lograrlo, el gobierno con sus leales fuerzas y el pueblo mayoritariamente unido a éstas está decidido a impedirlo.
Una de las acciones dentro de la estrategia de estos mercaderes de la ¡y que! tal vez la más antipática de todas, por ser la que causa más crispación entre un amplio sector de la población que incluye a las amas de casa, es el estado de racionamiento permanente o rotativo de distintos artículos impuesto a la población con el fin de burlar los controles de precios y aumentar así sus desproporcionadas ganancias. Esto se manifiesta en la elaboración o presentación de artículos de la dieta popular bajo otras formas mediante las cuales añaden, innecesariamente, elementos que sólo sirven para justificar el aumento de precios, muchas veces hasta cambiando el sabor del producto natural del cual disponen en abundancia, pero que se niegan a distribuir obligando al público a consumir la “nueva fórmula” o a no consumir nada. También logran este aumento, en muchos casos, manteniendo el precio tradicional de los productos, pero cambiando su presentación a envases con un contenido neto inferior al que antes se consumía por el mismo precio.
Esta situación es notoria en los supermercados ubicados en zonas donde habitualmente vive la llamada “clase media” y que se ve obligada a recurrir a ellos porque no hay suficientes establecimientos de “Mercal” a los cuales acudir con comodidad, y en los cuales sí suelen conseguirse, todo lo cual va crispando progresivamente a las clientes (principalmente) quienes van cargándose de resentimiento contra los causantes de esta situación.
Los ¡y que dirigentes! de la oposición virtual --tan inteligentes ellos—piensan que la arrechera acumulada en el público que padece esta confabulación en su contra la volcarán en contra del Presidente, pero es aquí, justamente, donde fallan sus cálculos porque la población de hoy, no sólo es desinformada por los “merdimedios” al servicio de la ¡y que! sino por los medios serios de información que con frecuencia entrevistan a los funcionarios de alto nivel dentro de los organismos a cuyo cargo está la aplicación de las medidas y controles dispuestos para evitar los abusos de los mercaderes contra la población y sabe donde ubicar a los responsables reales de la situación y desear su “liquidación” por medios, si se quiere coercitivos. Lamentablemente, deben encontrarse con muchas fallas heredadas de la IV-R y las cuales inexplicablemente aún subsisten junto con muchos funcionarios de la misma cuya función pareciera ser la de oponerse a cualquier avance del Proceso que lidera el Presidente Chávez o a cualquier medida que vaya en beneficio de la mayoría de la población.
De todas maneras, el pueblo venezolano ha sabido resistir embates peores y más prolongados que éste al que pretenden someterlo y, en cada oportunidad, ha salido más fortalecido en sus convicciones y convencido de que ¡NO VOLVERÁN!
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