Siempre he pensado que, aunque las Universidades se crearon para dar instrucción humanista a los hombres i desarrollar las distintas áreas del saber o conocimientos, no es necesario haber pasado por ellas para poseer cultura, especialmente inmaterial. I esto lo digo porque cuando oigo hablar del cultura, la mayoría de las personas parecen olvidar (o no conocen) la definición más corta, precisa i demostrable que traen muchos textos de Sociología: “cultura es todo lo hecho por el hombre”, solamente que distinguiendo de seguido dos grandes grupos: cultura material (desde la creación de una flecha o un hacha pre-histórica, hasta un microscopio electrónico o un telescopio espacial) i la cultura inmaterial desde una escritura cuneiforme, un libro, hasta una super computadora o un cámara fotográfica espacial que trasmite información binaria i fotografías, hasta más allá de nuestro universo solar o las profundidades del Cosmos. I entre las creaciones mentales, la música, las matemáticas, la filosofía o la poesía. Pese a todo, en las universidades entran la maldad, la soberbia i la violencia; por cierto que, en una novela de Alejandro Dumas, LAS LOBAS DE MACHECOUL creo que se llama (perdí mi colección de todas sus obras en ediciones se dos i tres bolívares de la Editorial Sopena de Buenos Aires, que leí en bachillerato), se describe una insurrección universitaria bien terrible, en Bélgica. De manera que se dice popularmente que, muchos hombres que pasan por la universidad, i esta no pasa por ellos. Con esto quiero decir que para se un gran hombre en lo intelectual, un inventor como Leonardo Da Vinci o Edinson; un artista privilegiado como Miguel Ángel Bounarroti o como Rembrandt; un matemático como Pitágoras o como Lewis Carrol (Charles Dobson); un pensador como Nietzsche o Marx o un revolucionario como Bolívar o José Martí, no han sido necesarios los llamados “claustros” donde sobre todo la Iglesia, trataba de esconder sus prédicas mentirosas i dogmáticas. Lo mismo pasa con los políticos, como fueron Churchill o De Gaulle, o Medina o Chávez entre nosotros, porque aunque pasaran por una Escuela Militar, no era realmente una universidad de las que endiosamos, cuando en realidad forman a veces hombres preparados para una profesión (médicos, abogados, ingenieros, etc.,) pero con una miopía o desconocimiento del mundo i de la vida, sorprendente.
Este preámbulo lo hago para decir sencillamente que todo intelectual no es un universitario, no todo universitario es un intelectual, menos cuando hai muchas carreras cortas como el antes llamado periodismo, hoi comunicación social, que son deficientes en cultura inmaterial i lo demuestran sus escritos, su léxico i hasta su ortografía. Sin embargo vemos que en el gobierno revolucionario, muchos comunicadores, no ejerciendo su profesión sino cargos políticos, lo hacen más que bien, con eficiencia i honestidad, como el caso de Elías Jaua o de William Lara, para mencionar dos que recuerdo, además leales a su ideal revolucionario. En cambio, la IV República ha dejado una muestra de universitarios incompetentes i analfabetos culturales que da miedo; igual que muchos nuevos en la oposición. Otros, que sin profesión universitaria, han tratado de aparentar preparación intelectual i son una escoria humana; solamente saben hacer dinero, traicionar i conspirar i dejar ejemplos nefastos. Son muchos pero cito dos prototipos: Luis Miquilena i al que nombra el título de este escrito, el escandaloso i vanidoso Ismael García.
Por las incomodidades que a cada rato pasamos los venezolanos, cuando viendo por televisión las sesiones de la Asamblea Nacional, en cualquier punto por trivial que sea, este señor quiere aparentar sapiencia i rebuzna más de la veces como un asno barítono, me ha llevado a ocuparme de persona tan insignificante. Está allí porque llegó infiltrado en el chavismo quizá a cuenta de qué artimaña, negociación o convenio, ya con la idea de haber creado un mini partido como PODEMOS, con la intención de antes; tener un cogollito que le busque votos i vivir sin trabajar de la política; i creo que su salto de talanquera, tiene olor i color de dólares. Así, este hombrecito nacido en 1954 cuando ya yo era médico, lo único que le conozco es que fue diputado en la IV República, una vez Alcalde en La Victoria i nada más. Me gustaría ver su biblioteca i si tiene libros leídos, porque sus interpretaciones de leyes o de la Constitución son realmente disparatadas, o se las “soplan” equivocadas, como creo que se lo dijo de frente Carlos Escarrá, un abogado, intelectual i revolucionario por convicción que cuando le contesta algo, lo deja fuera de combate. Este “diputiado” lo que busca es figuración, salir en prensa i TV, que se le nombre i con eso le basta, así su intervenciones sean para tratar de desestabilizar, darle falsas “esperanzas” a la oposición…¡i que lo vean en casa! Sin embargo, no pega una i ya debería ir pensando en trabajar de verdad, porque en as venideras elecciones, no tendrá cupo en las listas ni en la Revolución Bolivariana ni en la escuálida oposición. ¿Lo querrán en algún circo?
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