Las palabras y vocablos son eso, expresiones lingüísticas. Al volcarlas sobre una realidad y más si se trata de vincularlas con la praxis política, el asunto se torna muy complejo.
Si nos quedamos en el plano de la abstracción, podemos hacer no sólo ese, sino otros juegos y combinaciones de palabras y términos. La historia del país definitivamente ha dado un vuelco, y quienes no lo entiendan así están condenados al fracaso. Tal es el caso de la oposición nacional.
Cada cierto tiempo, el ala opositora más recalcitrante hace llamados desesperados (velados y abiertos) a la conspiración, al desconocimiento de la Constitución, al secesionismo de nuestros estados fronterizos, concretamente Táchira y Zulia, e inclusive insta al magnicidio.
El sector que pudiera ser democrático crea frentes, instancias electorales y mesas unitarias, con la invocación desesperada a sus seguidores para que se materialicen en un movimiento dinámico. Pero nada, inercia absoluta.
En junio la oposición repite el guión y crea la Mesa de Unidad Democrática, que agrupa a catorce partidos de oposición.
Todos ellos, desde los más antiguos hasta los más recientes, aparecen con un muy bajo porcentaje en el ranking electoral nacional. Partidos como AD, Copei, UNT y Primero Justicia, pasando por Podemos y Bandera Roja aparecen en ese espectro. El Grupo La Colina, Hagamos Democracia, Asamblea de Educación, Asociación Venezuela Libre y muchas otros que se cuelan, se mencionan.
¿Que proyectan?: Minusvalía, falta de liderazgo, dispersión, atomización. Los columnistas hablan de lastres, pesos muertos, bacalaos, bates quebrados, para señalar las figuras que aparecen en la foto. Otros dicen: "La oposición no está en condiciones ni siquiera de ser rival en estos momentos". Los opositores con gríngolas señalan: "Le dimos en la madre al gobierno", o: "Esta propuesta es la unidad perfecta".
Enrique Mendoza y Ramón Guillermo Aveledo están entre los principales coordinadores.
El público dice, "susto, más de lo mismo". El problema de la oposición es ella misma, ese es su drama. Su horizonte, sus rostros espantan a sus seguidores. Los eventos de 2002-2003 enterraron a los opositores. Van de fracaso en fracaso. Se reeditan en propuestas que no cuajan. ¿Por qué será?
