En un determinado momento de la Revolución Bolivariana muchos dirigentes perdieron totalmente su sentido de orientación. Primero fue Don Corleone, (alias Luís Miquelena) que se quería imponer como un árbitro político, autoritario y obedecido, que quería transformar la organización revolucionaria en un montón de basura a su imagen y semejanza. Los revolucionarios nunca dejamos de asombrarnos ante la confusa y pueril actitud de este Don Corleone y su combo de alcohólicos durante el tiempo que “militaron” en el Proceso Revolucionario. Las andanzas de estos conspiradores signadas por: desorientación, pasividad e incoherencia en los momentos más críticos. Estos pequeños burgueses maniobraban para retornar al antiguo régimen puntofijista, toda la pelea de estas piltrafas, era un sácate tú, para ponerme yo, (pero con que nalga se sienta la cucaracha), no tenían apoyo del pueblo, quienes somos los verdaderos dueños del poder, y los únicos que indicamos el rumbo revolucionario. Estos redomados traidorzuelos todo el tiempo oscilaban entre la revolución y la contrarrevolución. Y por lo tanto no era posible la transformación de toda esa basura en “idóneos revolucionarios” con la sola fuerza de las “buenas intenciones”. En la memoria de todos está la violencia y poco escrúpulo de la lucha y asesinatos que generaron el 11 y 12 de abril de 2002, los medios nada dignos a que acudieron. Y nadie habrá olvidado aquella famosa sesión en el T.S.J. (preñados de buenas intenciones) que puso al descubierto la podredumbre toda de la brutal sociedad burguesa, y el cinismo con que se llevan a cabo y se defienden crímenes por los que pretenden regenerar la patria.
Estos mal llamados venezolanos, dicho sea con vergüenza para la dignidad humana. Estos “revolucionarios” envejecidos en los “burladeros” IV republicanos; se han apresurado a convertirse en puntales de la corrompida oligarquía. Traicionando la fe que en ellos puso el pueblo, se pasaron capciosamente a las filas del oposicionismo. La explicación es obvia. Cada uno de estos engendros agotó en un determinado momento sus posibilidades políticas y ya no podían avanzar contra la poderosa realidad: las condiciones económicas, la presión de la oligarquía y las corrientes que éstas generaban, fueron la causa de su traición. En esa situación, cada paso que daban les producía resultados adversos. No tuvieron la capacidad de entender que, en los momentos actuales de revolución, cuando la lucha entre las clases se ha exacerbado como nunca, el fraude y la mentira adquiere un carácter turbulento, tenso y explosivo. ¡Miserable intento de unos desgraciados intrigantes!
Por otro lado, Ismael García y sus compinches de Podemos, como siempre, hacen su macabro papel rayando en lo absurdo llamando al pueblo a la insurrección, al sabotaje y la acción directa contra Chávez, sin tener el menor apoyo y sin explicar o más precisamente a qué clase de acción directa se referían. Pero dado que carecían de la menor influencia y, que ni siquiera son conscientes de su falta de influencia, la provocación no fue trágica, sino cómica. Para Ismael y su banda, el problema no consiste en ganar a uno u otro sector del pueblo para la lucha activa sino, en gritar algunas frases ultrarrevolucionarias que no tienen ninguna ligazón con la política real de los actuales momentos. En esta cierta categoría de seudorevolucionarios pequeñoburgueses resulta muy típico ese matiz de sectarismo, aventurerismo y cinismo.
Hasta el día de hoy Ismael y su combo, no presentan sus tesis, contratesis y enmiendas sobre ninguna cuestión fundamental. Marcados por su parasitismo ideológico, se limitan a recoger aquí y allá rumores y chismes, publicados en todos los rincones de Venezuela por el Nazional y Globovisión, a negociar con los enemigos de la Revolución, a no responsabilizarse directamente por nadie ni por nada, a hacer simplemente el papel de unos estúpidos o más bien unos payasos. Pero en lo que respecta a sí mismos solamente semirrenegaron, por así decirlo, de su “pasado”: cuando los problemas de la lucha se plantearon con toda su agudeza, por lo tanto se vieron obligados a llevar hasta las últimas conclusiones su oportunismo orgánico. Así duermen los más de ellos sin saber qué es socialismo, ni que es igualdad, ni que son pobres y ricos, ni lo que es la resignación.
Pero la conspiración política de estos apátridas encabezada por Don Corleone, (alias Miquelena) tampoco les fue más favorable. Las etapas de la Revolución y de la contrarrevolución se sucedían a un ritmo acelerado. Las contradicciones entre estos protagonistas de un oscuro y determinado proyecto político, y la cambiante situación del país adquirían un carácter inesperado y extremadamente agudo. El cual creían que, les daba la posibilidad, la oportunidad para enumerar y beneficiarse de los errores, las omisiones, la “ineptitud” si se quiere, que en ciertas instituciones administrativas tiene el Gobierno. Pero no, desgraciadamente para sus fines, estos “dirigentes” se abstienen de señalar un camino, una salida, (que no la tienen) que en esta etapa de alza revolucionaria les hubiera llevado a obtener un moderado triunfo, o por el contrario de señalar una política razonable para triunfar en un período determinado. Baste indicar, sin embargo, que es una simpleza, tan simple, de que sólo echan mano estos burgueses, modelo de ignorancia supina en todo, y más en esto de no enterarse del socialismo, donde estos “grandes tribunos”, que en tratando de socialismo hacen gala de la más absoluta, la más crasa, la más disparatada ignorancia.
En Venezuela están surgiendo contradicciones sociales de un nuevo tipo ante los ojos de una antigua generación que todavía existe. Una casta parasitaria que intenta elevarse por encima del pueblo, a la que se le sumaron unos seudos “intelectuales”. Su misma existencia es un desafío a todos los principios en cuyo nombre se está haciendo la Revolución. Por tal motivo esta casta burguesa se ve obligada a mentir más que cualquier otra clase dominante en nuestra historia. Esta casta burguesa, evidentemente se creen llamados a dirigir eternamente a las masas. Pero sus ideas y discursos revelan un horizonte tan limitado, una estrechez de miras tan egoístas y reaccionarias, que casi dan lástima. Estos “remanentes” dispersos, desgastados y repudiados se reincorporaron al “fondo” del oposicionismo golpista. Este sólo hecho coloca un sello de desesperada incapacidad sobre todos esos grupúsculos. Por aquí, por aquí les viene la muerte, al cambiar las cualidades que se exigen para cumplir con ella.
Así, las declaraciones de apoliticismo de estos grupúsculos, no son más que de principio. Subrayan el carácter “transitorio” de este período dejando subsistir la incertidumbre en sus seguidores en lo concerniente al porvenir ¿Cuál de estos grupos políticos debe imponerse, ¿predominarán los adecos o los copeyanos?, cuyas metas son semejantes. No se toman en cuenta la participación de los otros partiduchos, porque representan, el mismo musiu con diferente cachimbo. En principio, la cuestión de fondo la eluden “voluntariamente”, pero sin que esto permita presumir cuál habrá de ser el grupo definitivo que conduzca a la oposición. Como de todas maneras les hacía falta a los oposicionistas un organismo guarimbero central. La CIA, les ordenó formar una junta provisional. Su jefe oficial es el director de Globovisión, el malandro, el cipayo Alberto Federico Ravell, de gran “nobleza” y “recursos”, amo de los estudianticos manitos blancas y nalga pela’, (la mona cuando quiere que el macho la monte le pela el culo) designado, sin duda, para evitar una elección difícil entre los dirigentes de la Mesa de Unidad, “democrática” y conspiradora.
Os la están pegando, no os quepa duda alguna, os la están pegando. No hay nada de todo eso que os dicen Ravell y los curas de la iglesia católica que es el socialismo. Todo eso es erudición libresca huera y mal digerida. El socialismo no es una cosa así como el dogma católico que tenga sus sagradas escrituras invariables y siempre las mismas. El socialismo no se estudia zurciendo textos y haciendo citas, el socialismo no se ahonda con textos de letra muerta, cuyo lenguaje hasta se ignora. Creéis llevar ciencia en la cabeza y no lleváis más que un barullo de nombres y de teorías mal entendidas.
Como todos los individualistas pequeñoburgueses con tendencias fascistas, estos sujetos, hacen un llamado a su “democracia”. Exigen que se les garantice a su individualidad una libertad total. Se olvidan completamente del centralismo. Pero para el revolucionario la democracia es solamente uno de los elementos de la organización; el otro, no menos importante, es el centralismo, sin el cual es imposible la actividad revolucionaria. La democracia garantiza la libertad en la discusión; el centralismo garantiza la unidad en la acción. Los estudianticos nalga pela’, charlatanes, pequeño-burgueses se reducen a la crítica, la protesta y la habladera de paja. Por eso apelan a su democracia representativa y absoluta ignorando los derechos del pueblo.
—Como el árbol no crece a medida del deseo de sus amos que quieren apenas plantado que les dé fruto y hasta leña, se empeñan en hacerlo crecer a tirones. El hombre también crece; pero no pocas veces la crisis del crecimiento o acaba con él, o le debilita para toda su vida si en esa época crítica no se extreman los cuidados.
¡No Volverán!
Salud. Camaradas.
Hasta la Victoria Siempre.
Patria. Socialismo o Muerte.
¡Venceremos!
manueltaibo@cantv.net