Este 26 de octubre de 1908, se cumplen 101 años del nacimiento de Miguel Otero Silva. A este personaje lo pusieron por las nubes cuando no es para tanto: el 7 de abril de 1928 aparece metido entre los que saltan al Cuartel San Carlos, cuando en realidad allí no hizo otra cosa que presentarse, como dice Juan José Palacios, con un revólver Colt-Caballito para prestárselo a los alzados. Después, como todo pequeño burgués de la época, se fue a hacer turismo revolucionario por las islas del Caribe y acabó siendo amante de Rómulo Betancourt. Rafael Simón Urbina acusará a Betancourt de haber sido sodomizado por Miguel Otero Silva; lo cuenta en su libro“Sangre, dolor y tragedia” (Editorial Americana, 1936.). Dirá Urbina en este libro, que en la casa de los estudiantes de Curazao, algunos protagonizaban singulares lances «en busca de los amores imposibles, como aquellos de las horas de relajación que presencié entre Miguel Otero Silva y Rómulo Betancourt [...] Yo cambié de hospedaje porque allí sí vivían hombres dignos, en cambio Otero Silva y Rómulo Betancourt solían marchar por las rutas sombrías de Sodoma y Gomorra» (Ibídem). Más tarde, la idílica relación entre Rómulo y Miguel se hizo mucha más estrecha cuando fundan el PDN el 30 de septiembre de 1936. Cuenta también Urbina, que en una fiesta en Curazao (1929), se anunció un matrimonio entre Rómulo y Miguel Otero Silva, vestidos ambos de novio. Tal vez fue una broma de «chiquillos finos» y muy bien mantenidos, porque se hizo entre puros hombres, pero Urbina difundió la foto del «enlace nupcial».
Esto hizo que Betancourt introdujese una demanda judicial contra Urbina por injurias y calumnias. Y dice Urbina al respecto: «Acudió al tribunal, asistido por su defensor, el doctor Víctor José Cedillo y se limitó a pedir que, para comprobar o desmentir sus acusaciones, se practicase un examen médico-legal en la persona de Rómulo Betancourt [...] Ese peritaje diría si Betancourt era o no adicto a las perversiones que hicieron de Sodoma una ciudad maldita, condenada a la postre al asolamiento por la ira divina. Pero a la instancia del General Urbina, que de cumplirse hubiera mostrado bien a las claras la debilidad de las defensas de retaguardia de Rómulo —que de romano sólo tiene los vicios— movió a este usurpador a retirar inmediatamente su demanda. Así se cortó de súbito un proceso que ya se perfilaba como uno de los más escandalosos de la historia de Venezuela, y en el cual habían comenzado a intervenir los médicos doctores Izquierdo y Quesada, y el letrado doctor Álamo Ibarra a favor de Urbina» (Ibídem).
Ahora venimos a descubrir por qué Bobolongo es como es. No podía ser de otra manera. Pero Miguel Otero Silva tenía cierto talento literario, pero era un burgués sin sentido de patria. El Partido Comunista lo expulsó de sus filas porque recibió una condecoración de dictador Marcos Pérez Jiménez (fue MOS orondo director de “El Nacional” durante toda la época de la dictadura sin que jamás hubiese sido molestado en nada). Recordemos además que MOS era primo de Raúl Leoni (tremendo ignorante), el presidente de la república con cara de muermo (como Óscar Arias) más asesino que ha tenido Venezuela. Hoy a Leoni le habrían dado de un solo golpe dos Nobeles de la Paz.
Esa es pues, la estirpe de la que proviene Bobolongo.
Miguel Otero Silva le dijo una vez a Pérez Jiménez (Agustín Blanco Muñoz, Habla el general (1983), op. cit., p. 159) que Betancourt «había dejado de ser comunista, pero que seguía siendo una cosa que no quiero repetir». De acuerdo con Pérez Jiménez (Agustín Blanco Muñoz, Pedro Estrada habló (1983), op. cit.), «A Miguel Otero Silva lo que le interesaba eran los reales. Y quizás por eso se puso el traje de comunista, para obtener más dividendos. Es como aquellos señores Machado, quienes tenían unas enormes mansiones». Los Otero Silva acabaron asociándose con los Rockefeller, alianza que se comprende, pasó por las ventas de los CADAS a los Cisneros, quienes llegaron a tener fuertes nexos con los dueños de El Nacional.
En 1938 terminaron los amores de MOS con Betancourt, porque éste le lanza este dardo sangrante: “Estoy al lado del pueblo, y por eso, en un país donde enriquecerse es fácil tarea para el político o el intelectual venales, soy hombre sin más dinero que un precario sueldo de periodista. Algo fundamentalmente distinto de los poetas rojos, terribles revolucionarios con carné comunista, quienes escriben poemas incendiarios para ser recitados en veladas proletarias y salen de ahí a disfrutar de burguesa vida sibarita, gracias al regalo que les hizo la vida de millones amasados con sudor de injusticias». Esta era una indirecta contra el padre de MOS quien se había hecho millonario trabajándole a las compañías petroleras. Por eso agrega Betancourt lo siguiente: “En cuanto a la «lealtad de Otero Silva a los principios filosóficos» del comunismo, no la pongo en duda. Es fácil ser leal a una «filosofía» de justicia social y transgredirla en la práctica. Eso es tan viejo como las Escrituras, en las cuales los fariseos aparecen rasgándose la túnica llenándose de cenizas las frentes cuando atenta contra la «filosofía» de una praxis religiosa por ellos incumplida a conciencia. Porque no es sólo el dinero «de su padre» el que usufructúa el poeta proletario sino su propio dinero. El 1º de noviembre de 1942, en el Juzgado de Comercio de Barcelona, se registró la «Compañía Anónima de Luz Eléctrica» monopolio de un servicio público, empresa en la cual tiene 200 acciones mi contrincante en esta polémica… y en cuanto a la imputación de Aquí está de que yo —¡es el colmo!— estoy coludido con la Standard contra los obreros petroleros de Jusepín, les contesto que si El Nacional está basado en una empresa capitalista como afirma Otero Silva, es porque el producto de los royalties petroleros ha hecho posible la existencia de ese capital”.
Todo esto es historia.
Muchas más cosas podría decir de este abominable dúo Betancourt-Otero Silva, pero los interesados que esperen mi libro “El Procónsul”, de próxima aparición.
Hoy Bobolongo, ya en campaña para lanzar a sus sabuesos por algún hueso en la AN, dice: “es un motivo de orgullo para mi familia y para “El Nacional”, es que mi padre, aun cuando es una figura referencial en distintos campos de lo público, está asociado, por encima de todo, a las luchas por la libertad y la democracia… Al sentir que hay un peligro real en decir lo que se piensa, los ciudadanos destacan la importancia de luchar por el derecho a disentir, a expresar lo que les preocupa. La gente tiene necesidad de decir lo que está padeciendo, y asocia esta necesidad a la figura de Miguel Otero Silva”. Qué les parece. SIP, CHIC, RIP.
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