El tipo venía de aquel puño alzado. Hijo de Petkoff, amamantado con toda la mala leche de cien conversos, anti-comunistas, dirigidos por ex guerrillero que nunca se fue a las montañas, llamado Pompeyo Márquez. Los de Podemos vieron en Chávez la última oportunidad de eternizarse como diputados y colocaron sus nombres a ganadores. Y ganaron. La revolución se radicalizaba, y se le exigía un batallar que no podían cumplir. Entonces fue cuando Ismael aceptó hablar con la gente Zuloaga y Mezerhane, para tratar de voltear la mesa: salir a decir que Chávez estaba desviando el proceso hacia un régimen totalitario. Le hicieron unas pruebas y a Zuloaga el tipo lo convenció: “Es agresivo. Sabe gesticular con bastedad, es duro en la ofensa, maldice y grita estupendamente; la caja de sus pulmones da para un bombeo de 20 minutos de balbuceo sin parar… Contrátenlo.”
Entonces se le ofreció un programa en Globovisión, y un adelanto de cien mil dólares, junto con la oferta de un paseo cada dos meses por Europa y Estados Unidos. El contrato contemplaba asistencia a todas las marchas, un spot de 15 a 20 minutos sumamente brutal y desafiante contra el Presidente de la República cada vez que éste apareciera con alguna decisión amenazante contra los medios…
Pero Ismael quedó nadando en un mar de vaguedades. Su experiencia en diatribas y debates parlamentarios aún hoy no le permite calificar como candidato seguro para las elecciones a la Asamblea Nacional. Ahora en el contrato se le está exigiendo que apriete duro en la Mesa Unitaria Democrática en la que se espera conseguir un consenso y lo que ellos, los de la oposición, llaman las "alianzas perfectas". Se le ha dicho que el trabajo que tiene por delante para desplazar a gente como Leopoldo López y Julio Borges, tiene que ser extraordinario y supremamente exigente. La gente de Zuloaga le habló claramente: “para la entrega de los otros cien mil dólares tienes que probarnos que tienes la posibilidad de crear un clima de confianza a través de Globovisión: para que rescatemos la AN para nuestra gente. Tú tienes por delante un gran trabajo para demostrar que Chávez ha fracasado en atender los problemas de servicios públicos, salud e inseguridad.”
Ismael bate récord organizando reuniones en diversas partes del país: Carabobo, Lara, Anzoátegui y Caracas. Y ya Ismael se ve perdido por las dentelladas que saltan desde todas partes. Comprende que no existe partido sino solamente un canal de televisión que lo decide todo. En Valencia, las Mesas Unitarias de la región central exigieron un Legislativo independiente. Ahora Antonio Ecarri, vicepresidente de AD, dijo que se desea un Parlamento que no sea sumiso ni entregado al Gobierno, sino una instancia que lo controle, evite el despilfarro de recursos y abogue ante las carencias sociales. Pero Ismael dice por todas partes que ese discurso tal cual como lo está planteando AD resultará un total fracaso. Ismael fue el que le dio a Globovisión la idea de que se dijera que el gobierno quería adelantar las elecciones parlamentarias para ver que reacción tomaban los dirigentes de la oposición. Pero la oposición parece un mar muerto. Se desinflan las huelgas de hambre de niñitos de mami, los estudiantes se achantan en sus carnavaladas de fin de semana, la leyes impactantes de la AN se asientan en el pueblo sin traumas y los medios se ahogan en la propia mierda de sus inventos sin pausa. Sólo una gran catástrofe natural, puede medio torcer el rumbo de la esta revolución bolivariana – dicho un Ismael acojonado y triste. A un acto de Valencia al que asistieron representantes de partidos de Carabobo, Aragua, Yaracuy, Cojedes, Distrito Capital, Miranda, Guárico, Vargas y Apure, Ismael García, Enrique Mendoza y Juan Carlos Caldera no pudieron levantar el ánimo. La división va por dentro. Un Ismael apagado exhortó a desenmascarar los negocios existentes detrás del discurso de integración latinoamericana con la compra de bonos de deuda de países latinoamericanos.
Volvió a lo mismo de que los recursos petroleros se usan como fichas de un juego que nos puede llevar a la quiebra, dijo. "La agenda no es electoral sino social y todos queremos la salida de Chávez", y los aplausos fueron desganados: “Coño-, le dijo Ismael por teléfono a un representante de Zuloaga-: yo no puedo meterles un trueno por el rabo para que se muevan como deben. A mí me pagan lo que me ofrecieron, porque estoy que echo a un lado la carga…” Así está la vaina.
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