Hace unos días escuché por la Radio Nacional al señor Miguel Pérez, que hace un programa con Eva Golinger, refiriéndose al término “nacionalización de la oposición”. En verdad me pareció muy interesante en vista de las fermentadas amalgamas que ese sector reaccionario, adverso al proyecto socialista y bolivariano, diariamente vierte sobre las mentes de millones de opositores al chavismo. Mientras ellos sigan con esa estúpida estrategia de negar los éxitos del gobierno y potenciar los traspiés del mismo, seguiremos ganándoles hasta el infinito. La gente no es ingenua y sabe de la honesta y sincera preocupación del señor presidente por su pueblo y está conciente de la perversidad que emana de esos pseudo líderes opositores que se alegran por cualquier desgracia que azote al país. Necesitamos una oposición nacionalista, verdaderamente preocupada por resolver los problemas que nos aquejan en todas las áreas de la convivencia. El país requiere de gente opositora al proyecto bolivariano pero que presente otro alternativo que ellos consideren mejor o más viable, así nos sentaríamos a debatir y podríamos obtener mejores logros para todos. Al final, ganaría el que sea más inteligente y creativo para mejorar la calidad de vida del venezolano. Pero así como van no llegarán a ningún puerto, por el contrario, se hundirán aún más hasta llegar al abismo insondable del no retorno.
No es posible que por los medios de comunicación opositores solamente se hable y se escriba de una Venezuela en crisis, atormentada por las siete plagas y mentir diciendo que estamos en un callejón sin salida y que este gobierno no ha hecho nada por el pueblo. En sus miserias no son capaces ni de admitir el éxito de haber derrotado al analfabetismo y del libre acceso a la educación en todos sus niveles, de forma gratuita. En el sector salud, con todos los errores, el soberano marginado por los gobiernos anteriores se ha beneficiado enormemente. En la urbanización donde vivo no dejan que se edifique un modulo de Barrio Adentro porque así llegarían personas no deseadas a la misma. La barbarie pura. El plan Mercal también nos ha favorecido a la hora de economizar en los alimentos básicos y en lo que se refiere a vivienda hemos avanzado poco pero se sigue trabajando en eso. Los jubilados por el IVSS ya no reciben las miserias adecopeyanas y en diciembre dos meses de aguinaldo le dan valor a la dignidad atropellada por los 40 años del puntofijismo fascista. Y así nos podríamos pasear por otros escenarios y encontraríamos mayor nivel de vida y desarrollo pero la oposición asesina y lacaya se niega a reconocer lo obvio y se mantiene en la trinchera oscura de la reacción.
Si esa gente, ignorante y disociada, despertara un poco de conciencia y admitiesen el error en que están. Si dejasen a un lado el fanatismo beodo que no les permite ver más allá de sus narices. Si reflexionaran en lo que es el bien común, en el bienestar que todos precisamos y en la urgente necesidad de aglutinar fuerzas para lograr un desarrollo industrial y social con plena soberanía alimentaria. Si pudieran comprender que la unión suramericana es fundamental para salir adelante en el concierto internacional. Si nos ayudasen a combatir la corrupción pública y privada, sin cortapisas. Si permitiesen la autocrítica en sus medios de comunicación. Si marcharan al paso de lo anterior dicho, entonces sí tendríamos que preocuparnos de acá del lado chavista y hacer un trabajo más eficiente para mantener vivas la esperanza de un futuro socialismo. No olvidemos camaradas, que las actuales estructuras socio económicas del país está diseñadas según el modelo capitalista y ellos (los afectos a la derecha) en ese sentido nos llevan ventaja. Las derrotas que sufrimos en las pasadas elecciones en Miranda, Táchira, Carabobo y algunas alcaldías, son un patético reflejo de lo que nos puede ocurrir si esa oposición derechista se resuelve por la nacionalización de sus ideas y proyectos neoliberales. Ellos nos aventajan en el escenario, no nos creamos invencibles pues Chávez, nuestro querido presidente, también es un ser humano y como tal comete errores. De allí que la autocrítica debemos acentuarla para corregir entuertos. No nos engañemos por cantos de sirena, no hemos llegado a ningún puerto socialista, apenas comenzamos a navegar…
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