Pasé un diciembre entregado a leer y a organizar mi libro “Farsantes Venezolanos”; cuando no escribo o cuando no leo me siento con mala conciencia. El libro Farsantes está creciendo, y será muy voluminoso, y en él se encuentra mucha gente a la que hoy todavía adoran y respetan multitud de ciudadanos bolivarianos o de la derecha. He eliminado a un centenar de ellos por considerarlos demasiados pendejos, pero la cosa crece, aturde y ya sé que quedará al final inacabada. El primer gran farsante venezolano se llamó el marqués de Casa León, el que traicionó a Miranda, luego a Monteverde, y después a Bolívar. Y de ahí en adelante casi todos los políticos de partidos, intelectuales, profesionales fueron unos farsantes.
Durante este diciembre no he dejado de enterarme por dónde vienen los tiros contra Venezuela. He visto las noticias pero también me he comunicado con seres extraños. Ni unos ni otros tienen toda la verdad, claro. Lo de Yemen es por mampuesto. Las potencias como EE UU e Inglaterra necesitan mantener el fantasma del terror para ir cercando a los pueblos que intentan ser soberanos y prepararles de antemano el terreno (dossier) por el que, en cualquier momento los puedan declarar fuera de la ley. En esos calurosos días de diciembre, unos amigos me llevaron ante un singular personaje que ve el futuro, y por pura curiosidad acepté trasladarme hasta su apartado refugio. Un lugar verdaderamente hermoso, sobre una loma y con una vista extraordinariamente privilegiada. Metido por allá entre libros y aparatos, apareció un señor flaco, quien me alargó su mano, y comenzó nuestra larga conversación; con una gran serenidad, de forma metódica, el hombre me auguró cosas tenebrosas para Venezuela en el 2010, prácticamente que Chávez en los primeros meses de este año sería eliminado. Yo le grabé y filmé cuatro horas de conversación.
Yo le pregunté: “Suponga usted que soy Chávez, ¿qué le diría?”, el personaje sin vacilar contestó: “Es muy tarde, ya no le podría aconsejar nada. Hace tiempo que quise hablar con él para darle algunos consejos, pero no fue posible. Hoy ya es muy tarde, y está irremediablemente condenado.” Le pregunté que le podría pasar, si lo podían derrocar, si podían invadir al país o matarlo y él sencillamente respondió: “… algo de eso va a suceder”. Yo suelo ser muy escéptico en estas cosas, pero escucho, medito y analizo lo que nos puede venir. Este señor tiene casi 85 años, y asegura que parte de Venezuela se encuentra en una denominada franja del poder –zona de influencias espirituales-, que le ha correspondido encontrarse en esta franja, pero que Caracas no lo está y que eso es lo peligroso, y que Chávez debió haber salido de allí hace años. Le pregunté que cuál era la región que se encontraba dentro de esta franja y me dijo que todo el oriente de Venezuela. Desplegó mapas y curvas estadísticas, me hizo cálculos, desarrolló ampliamente sus teorías mediante formalismos del I CHI, el Código Genético y análisis matemáticos. Le pregunté cuales serían los meses más peligrosos y me dijo que enero, febrero y marzo; que en febrero el Presidente se recuperaría porque los signos jugarían a su favor, pero que luego en marzo la situación sería muy catastrófica. Luego le hice otras preguntas cuyas respuestas no me convencieron en absoluto, y las cuales me reservo. Hasta aquí dejo esta historia.