“Que se haga justicia caiga quien caiga”, ha dicho el presidente Hugo Chávez y no se cansa de repetirlo en sus intervenciones públicas, pero dado el robo bancario la oposición también comenzó a referirse a esta consigna, no con el ánimo de buscar salidas a la crisis, por supuesto, sino intentando hurgar en la herida que consideraron hechas al corazón del proceso revolucionario, para causar daño.
Los opositores atacaron a la velocidad de un rayo. Saben -aunque no lo admiten- que con el comandante no tienen mucho tiempo, deben actuar antes que reaccione, porque si no ocurre lo que sucedió: en menos de 72 horas bajó la presión de los ahorristas que recuperan su dinero, había presos y más de 20 investigados, una acción muy diferente a lo del gobierno de Rafael Caldera, cuando los banqueros se robaron la plata, la repusieron y se la volvieron a llevar. Hubo gente que nunca la recuperó y los responsables ni siquiera pasaron por una prefectura.
Por eso, Henry Ramos Allup enseguida toma una lista, se vino a Maracaibo e hizo como decimos aquí en criollo: prendió el ventilador, porque el objetivo de la oposición no es contribuir a solucionar los problemas de la población -creo que jamás han pensado en eso- sino tratar de lesionar, más que al proyecto socialista, al presidente Chávez.
Los llamados de Allup, así como los de otros adversarios pidiendo llegar al final del asunto son válidos. No se puede esperar menos y más si son de esos políticos enemigos, que actúan motivados por el odio y el rencor.
Pero la cuestión es que una de esas mañanas encontramos que toda esa maraña bancaria rozaba al diputado Ismael García. Lo acusaron de estar, presuntamente, implicado en evasión de impuesto y estafa contra el banco Canarias.
Esperé a que Ramos Allup reiniciara sus singulares ataques con los pormenores que atañen al caso del líder de Podemos, tal como lo venía haciendo con los otros señalados, pero no se ha escuchado ni él ni los otros que se llenan la boca hablando de los bolibanqueros, boliburgueses. Se les atragantó la partecita de García.
Hablan de la crisis, pero en función de dañar a Chávez, porque cuando llegan al parlamentario zigzaguean, se hacen los ciegos, mientras que el diputado argumenta que con las denuncias en su contra pretenden desvirtuar la investigación de los bancos intervenidos.
Los opositores todavía se niegan a entender que se ponen en evidencia. Siguen sumergidos en ese juego perverso que no hace más que llevarlos hasta el fondo de la fosa y los coloca lejos, muy lejos, de esa oposición seria y responsable que requiere Venezuela.
*Periodista
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