La esperada rueda de prensa de Alberto Federico Ravell fue desde el punto de vista periodístico un “caliche”... Nada nuevo, lo mismo de siempre.
Todo el mundo esperaba que el palangrista aclarara porque fue botado de Globovisión; que había detrás de la decisión de sus socios de quitarle la dirección del canal y que hay de cierto en la tesis de que Zuloaga prefirió sacrificarlo antes de que su campaña contra Venevisión le creara un problema serio con Cisneros; pero Ravell obvió estos temas y se dedicó a jalar bolas en vivo y directo.
Dado que había sido botado cual perro y sin la más mínima consideración con su condición de socio, ejecutivo, fundador y trabajador; se esperaba que el guapetón dijera sus verdades, sobre todo porque siempre se las ha dado de “claridoso”.
Pero no fue así, Ravell se limitó a repetir lo mismo que ha dicho a través de Globovisión en los últimos años. Que si a la Asamblea Nacional hay que llevar venezolanos dignos (por que los que están no son); que si el gobierno está integrado por malandros; que es probable que el gobierno nacional haya tenido que ver con su salida del canal; que si Alí Rodríguez pidió su cabeza… bla, bla, bla
No pecamos en absoluto, si afirmamos que la rueda de prensa fue una mala réplica del programa del matacuras.
Sólo dos cosas “nuevas” salieron a relucir en la rueda de prensa, si es que puede llamarse rueda de prensa a un acto donde los periodistas asisten prestos a aplaudir ante cualquier respuesta que de quien la convoca.
La primera de ellas es que Ravel dijo públicamente y con claridad meridiana (antes se negaba a aceptarlo) que Globovisión es un canal de oposición que trabaja para derrotar al gobierno nacional.
La segunda, el descarado “jalabolismo” del personaje hacia hombres económicamente poderosos como Zuloaga, Mezehrane y Cisneros.
Ravel reconoció que los dos primeros le dieron con las patas y que incluso cuando rogó para que le dieran unos días más (hasta después de carnaval) le dijeron: NO, te vas hoy mismo y aquí tienes tu carta de despido (ni siquiera lo pusieron a renunciar).
Sin embrago, se deshizo en halagos con los mencionados. Fue tan patético que lo único que le falto fue afirmar que sus verdugos eran lindos.
Le pareció una maniobra del gobierno que se levantara la prohibición de salida del país contra Zuloaga, pero dejo en claro que su verdugo no tenía nada que ver en ello, pues se trata de un hombre incapaz de negociar con el gobierno.
De Cisneros afirmó que era honorable y que nada tenía que ver con su despido. A Mazherane lo definió como un valiente que prefiere perder millones ante que ceder a las presiones del gobierno.
Ya sabíamos de lo rastrero que suele ser Ravel ante quienes ejercen el poder con fuerza y sin escrúpulos, de hecho bastante información hay en la prensa sobre su conducta servil ante personajes como Blanca Ibáñez, Luisnchi, Carlos Andrés y algunos otros, pero no sospechábamos que llegara a hacerlo frente a las cámaras de televisión y ante quienes venían de tratarlo como lo que es.
E realidad dio lástima el hombrecito, pero se tornó asqueroso cuando afirmó que a pesar del trato recibido, bastaba conque sus verdugos lo llamaran para ponerse a sus órdenes en cuanto lo necesitaran… pobre diablo.
Fue tal su descaro que llegó a firmar que el dinero que tiene no es producto de su trabajo, talento o esfuerzo, sino gracias a la bondad de Zuloaga.
Ese que vimos es el verdadero Ravell, un guapetón sin dignidad (y ahora sin empleo) que se las da de valiente porque sabe que este gobierno no persigue ni apalea periodistas, pero se arrastra cuando el que tiene al frente lo puede aplastar como cucaracha, si se pasa de la raya.
Fidelidad perruna la de este triste payaso que ahora es historia.
ALEXIS.ARELLANO@pequiven.com