Los resultados de las internas del PSUV y “la súper-izquierda” dentro del proceso

Las recientes elecciones internas del PSUV representan una victoria del proceso revolucionario. La reacción lo sabe y trata de minimizarla. Es la posición lógica de las fuerzas del imperialismo y de la burguesía lacaya. No puede ser de otra forma, pues esa es la función política de la reacción: oponerse a la revolución. Pero cuando entre nuestras propias filas se acoge este evento con un derrotismo tal que se asemeja a la posición y al discurso del enemigo, se evidencia una miopía política que nos obliga a decir algunas cosas.

En primer lugar, los supuestos resultados desfavorables para las opciones “de la súper-izquierda” dentro del proceso se buscan justificar por la existencia de maquinarias y de todo tipo de ventajismos del sector “burocrático”. Es decir, los resultados son producto de manipulaciones externas a la verdadera voluntad de la militancia que cual borregos siguen lineamientos de aparatos (la misma militancia que tumbó a Carmona, por ejemplo). EN NINGÚN MOMENTO DICHOS CAMARADAS SE PLANTEAN HACIA DENTRO DE ELLOS MISMOS UNA NECESARIA AUTO-CRÍTICA. ¿No será acaso que los planteamientos de estos camaradas chocan con el verdadero y real sentir del pueblo militante? ¿No será acaso que las críticas de estos camaradas, el tono, la manera, la argumentación y la forma, se constituyen en un discurso muy, pero muy cercano a la línea mediática del imperialismo? En otras palabras, ¿NO SERÁ QUE LOS CAMARADAS ESTÁN EQUIVOCADOS EN SU VISIÓN DEL PROCESO CUANDO SEÑALAN QUE EL MISMO ESTÁ EN MANOS DE UNA DERECHA ENDÓGENA QUE RODEÓ Y CAPTURÓ A CHÁVEZ ?

En segundo lugar, y escuchado algunas argumentaciones del camarada Vladimir Acosta en su programa radial, pareciera ser que el problema dejó de ser un asunto político e ideológico como realmente es, para convertirse en un asunto emocional: la decepción, desmotivación, etc., producto del accionar de la “burocracia” que margina a algunos sectores que se ven a sí mismos excluidos del proceso. Francamente, en estas argumentaciones sólo se puede observar idealismo metafísico (es decir, prejuicios pequeños burgueses) en contraposición de materialismo histórico y de dialéctica. Los revolucionarios debemos ser personas conscientes del contexto y tiempo histórico que nos ha tocado vivir y saber combatir cualquier adversidad sin pender la fe en la victoria final. Está claro que los camaradas que comulgan en estas posturas representan corrientes políticas e ideológicas y todo intento de subjetivización idealista no conduce sino a un chantaje en que nadie va a caer. A cambio, los camaradas de la tendencia “de la súper-izquierda” deberían elaborar argumentos, apoyados en un enfoque doctrinario científicamente soportado (con datos), donde se demuestre por qué, por ejemplo, según ellos Diosdado Cabello es la cabeza visible de una nueva burguesía o “boliburguesía”. Hace falta mayor rigor científico y menos charlatanería sectaria. Todo ello para terminar, en beneficio de la verdad revolucionaria, con lo que se ha convertido hasta el momento en una campaña de rumores típica de la propaganda negra de la guerra de cuarta generación, de paso alimentando con fuerza a la canalla mediática.

En tercer lugar, y para desenmascarar esa tendencia a la victimización de los camaradas “de la súper-izquierda”, ¿es que acaso estimados camaradas, ustedes no disponen de maquinarias, medios, recursos y espacios para hacerse oír y sentir? No caigan en la hipocresía de mimetizarse con el común del pueblo, víctima de cualquier burócrata a las puertas de una dependencia oficial. Ustedes han ocupado espacios dentro del “aparato del Estado burgués” y los resultados no han sido los más satisfactorios, y hemos vistos como algunos de estos camaradas ”de súper-izquierda” han reproducido hasta el extremo las conductas cuarto republicanas,

¿Y entonces? De lo que se trata es de identificar en nosotros mismos esa negativa influencia ideológica del capitalismo para combatirlas en colectivo, sin achacársela acomodaticiamente y/o maliciosamente a otros en función de disputas subalternas por posiciones, cargos o influencias.

Es cierto que además del enemigo externo tenemos un enemigo interno. Las experiencias del llamado “socialismo real” nos alertan de estos peligros. Pero oponernos a la construcción del partido revolucionario a través del sectarismo y el fraccionalismo usando las más encendidas motivaciones discursivas llevadas a lemas vanguardistas, no se corresponde al momento de vivimos y sólo le hacen el juego al imperialismo, aunque este señalamiento les duela a nuestros camaradas “de súper-izquierda”.

PATRIA SOCIALISTA O MUERTE, VENCEREMOS

luis2000aponte@gmail.com


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