Quiero agradecer la solidaridad y el apoyo de las 46 entidades de la Federación Venezolano-Árabe ante las actuales circunstancias.
Debo asegurarles que sobraron los intentos en búsqueda de una conversación con la dirección nacional del PSUV referente a sus preocupaciones. Y entiendo muy bien que sus ocupaciones impidieron esa posibilidad.
Entiendo que la salida de los hermanos Eduardo Saman, Yul y mi salida de la Asamblea como principal, deja los miembros de la Federación sin presencia en el Estado que lideriza el Comandante Chávez. Hablo de personas que se identifican con la Federación. Sin embargo podemos sentirnos orgullosos de varios ministros de origen árabe que han demostrado ser dignos y probos en sus misiones.
En las venideras elecciones, tenemos una obligación moral de seguir participando y prestando el apoyo en defensa de un gobierno que ha demostrado clara lealtad hacia las causas mundiales y por la justicia de los pueblos, entre ellas la causa Palestina.
Sembramos un árbol de dátiles para que lo cultiven los venideros, y ellos deberán sembrar para los próximos.
Ese razonamiento es parte de nuestras creencias milenarias acumuladas desde nuestros ancestros. Esto permite además que vuestro presidente de la Federación, este humilde servidor, pueda atender mejor a nuestra comunidad, y vaya que hay muchas cosas que hacer.
Les puedo asegurar que a medida que vayamos avanzando hacia las transformaciones necesarias para garantizar una mayor independencia de nuestra patria Venezuela, los lacayos del imperio aumentaran sus resistencias para abortar la posibilidad de una verdadera independencia.
Para mí, siempre será un gran honor de haber podido participar de manera directa, aportando mi granito de arena en una de las experiencias más bellas en mi vida. Y desde aquí sencillamente me voy a otra trinchera.
Los guerreros necesitamos estar en los frentes de batalla, nada puede arrebatar esa conciencia, por esa razón nunca necesitamos jurar lealtad a nuestros principios.
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