Es indudable la importancia de las elecciones presidenciales del 7 O tanto para Venezuela como para la región y el mundo, planteadas no sólo en términos de la confrontación entre dos candidatos, sino entre dos modelos, socialismo vs neoliberalismo. En el contexto mundial y, dada la crisis del capitalismo, América Latina constituye la región más sólida en la búsqueda por una alternativa a la ferocidad capitalista y Venezuela, parecería estar a la cabeza de tal cruzada.
Desde una perspectiva nacional, es innegable que los resultados de estas elecciones definirán “las tácticas y los reacomodos” de ambos grupos políticos para el próximo período presidencial.
Para Chávez ganar no basta, la confrontación se plantea no como una simple reelección sino como “la batalla a final” donde debe vencerse al adversario de manera aplastante. Estas elecciones marcarán el ritmo y profundidad que se le imprimirá a la “transición al Socialismo Siglo XXI”
Para la oposición, se trata de una tarea de reconquista que comienza por la presidencia, y luego alcaldías y gobernaciones, en una suerte de rescate de “un país destruido”. Así, en esta recta final, el candidato de oposición se ha dado a la tarea de fustigar la gestión y logros del presidente candidato en detrimento de su propio proyecto de gobierno. Razones varias y de carácter negativo. No exponer el modelo neoliberal que guiará su gestión y ocultarlo tras un maquillaje discursivo de una supuesta centro-izquierda. Expresión de ello fue el discurso en negativo de cierre en Caracas, donde fustigó la propuesta y gestión de gobierno de Chávez centrándose en aquello que a su juicio no se hizo. ¿Por qué tal negatividad? Creemos que tanto él como sus asesores no pudieron escapar a la esencia de esa candidatura desangelada, que resume un sentimiento negativo hacia Chávez a convertir en votos.
Desde una perspectiva regional, los resultados de las elecciones serán muy importantes para América Latina y el Caribe. Analistas destacan que en 1998, cuando Chávez gana las elecciones presidenciales, estos países parecían estar predestinados a la recolonización total por Washington mediante el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Y es Chávez, convertido en líder continental, quien nuevamente coloca en la palestra la lucha por la verdadera independencia e integración de esta región.
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