El gobernador de Mérida Marcos Díaz Orellana acaba de tomar las siguientes graves decisiones, todas ellas en un intento desesperado por tratar de entorpecer la candidatura de Alexis Ramírez:
1- Retiro de todos los teléfonos y computadoras de la Sala Situacional del PSUV.
2- Retiro de todos los vehículos a aquellos enlaces y coordinadores de la Gobernación que han manifestado su apoyo a la candidatura de Alexis Ramírez.
3- Ha hecho circular una orden a todos los entes descentralizados de la Gobernación para que reintegren de ipso facto todos los recursos NO EJECUTADOS a la fecha, para impedir cualquier clase de gestión en los meses que quedan del año y de esta manera sabotear o caotizar totalmente el gobierno.
4- Se están elaborando los inventarios e informes de cierre, como si ya hubiese concluido el año fiscal.
5- Ayer, a las 10:30 a.m., en la avenida Tulio Febres Cordero se produjo una enorme tranca, con grandes quema de cauchos. Un grupo de encapuchados (no más de ocho) colapsaron este sector de la ciudad para luego hacer público un comunicado en el que se habla de unos supuestos estudiantes que protestan contra la decisión de que sea Alexis Ramírez el candidato del PSUV. La nota de prensa que trata sobre estos hechos fue realizada por la OCI (oficina que depende de la Gobernación del Estado), en una evidente manera de crear caos y alarma en la ciudad, y con la evidente intención de dañar la imagen del propio Presidente Chávez en la región.
De esta manera, señores, se ha consumado lo que el autor de estas líneas viene anunciando desde hace tres años, por lo cual ha sufrido demandas, agresiones y toda clase de improperios. Y no dejo de insistir, que conociendo la catadura de este señor gobernador Marcos Díaz Orellana vuelvo a reiterar que lo responsabilizo por cualquier atentado que pueda ocurrirme.
Pocos días antes del 7-O, el señor Díaz Orellana asistió a una reunión de escuálidos en San Cristóbal (en la que se encontraba el cura Calderón) y presentó este señor gobernador de Mérida un informe en el que aseguraba que Chávez no ganaría en el Estado Mérida. Se han hecho numerosas denuncias sobre la estrecha relación que existe entre Marcos Díaz Orellana y el gobernador fascista César Pérez Vivas.
El señor Díaz Orellana en estos momentos está haciendo todos los esfuerzos posibles por favorecer la candidatura del actual alcalde Lester Rodríguez, viejo compañero suyo desde los tiempos en que ambos eran dirigentes del partido en COPEI en la Universidad de Los Andes. Para conseguir este objetivo está tratando de crear una profunda división dentro del PSUV, aportando toda clase de recursos que procuren crear desde la Universidad de Los Andes una imagen negativa del candidato Alexis Ramírez, al tiempo que se vaya generando una matriz de opinión en el sentido de que aún Chávez no se ha decidido definitivamente por Alexis. Ha hecho difundir que el presidente Chávez adrede ha propuesto que Florencio Porras lance su candidatura para sondear la popularidad de ambos contendientes para a la final, el día 28 de este mes, proceder a tomar una decisión al respecto.
No existe ninguna duda de que Marcos Días Orellana está apoyando la candidatura de Florencio con el fin de minar las fuerzas del chavismo en la región y así pueda quedar triunfante el ultra-derechista Lester Rodríguez.
Para intentar destruir la imagen de Alexis, Marcos Díaz cuenta con el apoyo de todos los palangristas de Mérida, los que vienen recibiendo de él desde hace años, ingentes cantidades de dinero. La mayor cantidad de dinero horriblemente despilfarrada por esta Gobernación se ido en pagar propaganda.
Pese a toda esta horrible campaña de descrédito, el candidato de la revolución Alexis Ramírez ha tenido un gran éxito en todas sus giras por los más importantes municipios del Estado. Evidentemente no son reseñadas por los medios escuálidos que harán lo imposible por tratar de destruir a Alexis Ramírez. No obstante, por todo lo que se percibe en la región, por el carisma de Alexis y su discurso, la revolución saldrá victoriosa este 16 de diciembre. De eso nos cabe la menor duda.
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