La globalización neoliberal no admite fronteras nacional-territoriales que limiten el movimiento de capitales y mercancías. El mercado se apropió del planeta y de su ordenamiento. Los Estados soberanos vienen siendo destruidos y hoy el imperio considera que el derrocamiento del Gobierno Bolivariano es ahora o nunca.
La estrategia de las fuerzas populares debe ser la unidad ante el enemigo común. Ello es responsabilidad principal
de la dirección política, lo que implica aceptación de la crítica. Una crítica consciente
de los peligros debe trabajar por la unidad en torno al presidente Nicolás Maduro y por la lucha antiimperialista.
¿Es el momento para agudizar los conflictos dentro del proceso bolivariano?
No. Hay que generalizar propuestas ante el pueblo chavista y no chavista para emprender acciones unitarias en función de desarrollar el Poder Popular. La queja no ayuda a resolver la especulación, el acaparamiento, el desorden urbano, la inseguridad.
Es el momento de la contraloría social y la acción organizada del pueblo para encontrar soluciones. Hay diversas experiencias acerca de cómo hacerlo y los medios de comunicación públicos deberían difundir los logros productivos del Poder Popular.
En Caracas, al lado del hotel Alba, está una experiencia exitosa de agricultura urbana. En la zona del bosque de Uverito, CVG-Proforca desarrolló un sistema de cooperativas y Consejos Comunales exitoso, recuperó aserraderos que estaban en manos de transnacionales, creó lagunas artificiales para la siembra de peces y huertos familiares con los que la población se alimenta ¿Por qué no conocemos esas experiencias?
Existe la necesidad de profundizar la organización y el poder del pueblo como el camino para enfrentar las circunstancias
de hoy. La práctica común y la reflexión sobre esa práctica, nos ayudarán a generar propuestas para la acción, hechos que hablen por sí mismos. Ni la burocracia ni el pueblo serán convencidos sólo con razones o críticas.
El programa para la acción fue dado por el presidente Chávez con las 3-R, el “golpe de timón” y la frase movilizadora
“¡comuna o nada!”.
