El
poder de discernir es sinónimo de libertad de conciencia del individuo
en concordancia con necesidades cualitativas y cuantitativas muy
específicas que se originan en el desarrollo del conocimiento y se
transforman en contribución individual para el bien común de la sociedad.
El
pensamiento originario de la revolución bolivariana orienta sus raíces ideológicas hacia
la libertad de conciencia como premisa social de desarrollo. La
participación constante de la población en el diseño y estructura del
modelo ideológico de nuestra revolución así lo determina.
Es
evidente, contrario a lo que piense una oposición muy venida a menos
que las libertades estén cercenadas en nuestro país o secuestradas por
el régimen. La libertad de conciencia es incuestionable en los actuales
momentos del desarrollo político venezolano, la principal contradicción
es creer que el discernir y disentir cuestiona nuestros derechos
inalienables de vivir en libertad.
El poder de discernir políticamente esta
íntimamente condicionado a la búsqueda de fuentes doctrinarias que nos
permitan crear un nuevo modelo ideológico, el poder de disentir es
antagónicamente opuesto al carácter socialista del nuevo paradigma
político de nuestra revolución como lo es la ruta a transitar hacia el
socialismo del Siglo XXI, de ahí la irremediable postura de la
oposición, contraria al bien común o de la mayoría del pueblo
venezolano.
Sobre
la base de esta contradicción se ataca de manera brutal y constante el
avance político de la democracia participativa, contribuyendo con un
proceso de desintegración de las estructuras institucionales que aunado
a un grupo de disfrazados políticos
de proba ineficiencia e ineptitud carcomen y terminan por minar la
labor del ejecutivo nacional en procura de satisfacer las necesidades
básicas de la población, el disentir se trasforma en un proceso
desestabilizador, y se articula como matriz de manipulación en el
pensamiento opositor.
Para
ello la industria mediática de manera sistemática condiciona sus
ataques a través de diseño finamente organizado y los unifica en un
solo pensamiento de opinión, (Inseguridad, CNE, Política Internacional
etc….) y los mueve de acuerdo a sus necesidades de explotar su miseria
y las visibles debilidades del gobierno.
Esta paranoia distorsiona la esencia misma en su capacidad
de discernir a los medios después de abogarse el liderazgo en la
oposición y los arrastra a la difusión de un mensaje incoherente que no
termina de calar e inevitablemente los conduce a alejarse de la
realidad.
Contrario
a ello el pueblo a través de la palabra comienza a discernir y a
disentir sobre la labor de los medios e invariablemente de manera
autodidacta y su forma de percibir y absorber los problemas se recrea
en el pensamiento universal, generando ideas que al hacerlas concientes
se traducen en contribuciones en la estructura ideológica de nuestra
revolución.
El
poder de discernir bajo premisas del pensamiento crítico constructivo,
comienza a incorporarse en el desarrollo del nuevo hombre, necesario
para las trasformaciones políticas, sociales, económicas y culturales
que reclama nuestro país.
La
lectura ocupa un papel fundamental en este proceso, debemos fomentarla
y embriagarnos de libros como fuente del enriquecimiento de nuestra
capacidad de dirimir.
Es
hora de crear y profundizar el carácter libre del pensamiento humano,
vivir en libertad de conciencia en pro del desarrollo común de nuestros
intereses plasmados en la Constitución.
Hacia la búsqueda del hombre libre en conciencia y pensamiento.
No Volverán.