No hay duda alguna que Venezuela está predestinada a ser una extraordinaria nación, más grande por el carácter y dignidad de su pueblo que por las riquezas de sus recursos naturales y la sobresaliente posición geográfica que ocupa al Norte de la América del Sur. Un vaticinio de ello se refleja en lo que hizo el caraqueño inmortal cuando al poner al servicio del país su espada, voluntad y esfuerzo, contando con el empeño de un pueblo lleno de pundonor, logró imponerse a gigantescos obstáculos; ¿quién pudo haberse imaginado que aquellos hombres conseguirían vencer a las fuerzas militares de uno de los más poderosos imperios de la época?
Hay que estar claro, nuestro Libertador no hizo más por nuestros países porque su salud y algunos conspiradores atentaron contra aquel coloso de la libertad y se lo impidieron, siendo entonces cuando al pasar algunos años el poeta expresa: Lo que Bolívar no hizo aun está por hacerse en América. La traición a Simón Bolívar ocasionó que los cabecillas de aquella pérfida acción se cogieran el país, también quisieron apoderarse de la voluntad del pueblo haciendo todo cuanto fue posible por arrebatarle su pasión libertaria para lo cual emplearon cotidianamente el suplicio físico, espiritual y económico, fue así como el pueblo dominado de esta forma se fue aletargando; y los políticos al ver su conformismo comenzaron a llamarlo despectivamente: JUAN BIMBA.
De tal manera que a Juan Bimba, el pueblo, lo hicieron aparecer como un personaje sumiso, arruinado, sin educación, muerto de hambre y sin moral, es decir, lo consideraron como un desecho humano y así fue dibujado en una tarjeta de votación de color negro, vestido con liquilique, sombrero de cogollo, en alpargatas, con un bollo de pan en el bolsillo, macilento y con una lastimosa expresión en el rostro; eso ocurrió en el proceso electoral del año 1.968. Actualmente debemos fijarnos en su extraordinario cambio, hoy vemos que el pueblo venezolano reaccionó y se puso al frente de su propio destino, empeñado en reconquistar su integridad con amor, esperanza y valentía, velando por el bienestar de su tierra y su familia, razón por lo que ahora este pueblo se auto califica de FLORENTINO; gente orgullosa, de mente despierta, inquieta y muy dispuesta a defender sus derechos.
Los sucesos del 11 de abril de 2.002 sorprendió al pueblo, pero seguidamente los días 12 y 13, como un Florentino retador, se lanza unido a las calles reclamando de manera firme y resuelta la presencia de su presidente, a quien habían depuesto y secuestrado, aquellas manifestaciones espontáneas, gigantescas y llevadas a cabo en las más grandes ciudades del país se congregan frente a los cuarteles militares y obligan a algunos jefes de esas instalaciones a respaldar tales protestas y a reponer en su cargo al primer magistrado; electo democráticamente por una amplia mayoría de votos. La determinante actitud del bravo pueblo venezolano es causa de admiración en el mundo entero, pues él fue el héroe medular de aquella histórica jornada, inédita y extraordinaria.
Ahora bien estimado lector, tenga usted la seguridad que de no haber sido por esa invencible demostración del pueblo, el gobierno de facto se hubiera consolidado con el respaldo de las Fuerzas Armadas; tal como sucedió en otras cuatro oportunidades en el transcurso del recién finalizado siglo XX. Por consiguiente, el pueblo en su demanda del 2.002 se enfrentó a un riesgo desconocido y que le pudo resultar fatal, pero ese colosal riesgo se tomó debido, básicamente, a que el actual Presidente Chávez se ha empeñado en enseñar a la inmensa mayoría de los venezolanos la fuerza protagónica de su poder político originario; para lo cual el gobierno se ha basado en la trascendencia que tiene la frase que Simón Bolívar expresara en el Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1.819: UN PUEBLO IGNORANTE ES UN INSTRUMENTO CIEGO DE SU PROPIA DESTRUCCIÓN.