En nuestra populosa parroquia La Pastora, como en muchas partes de nuestra amada patria, el PSUV y su cogollo de oportunistas, tienen ya acostumbrados a sus habitantes a los actos más bochornosos, vandálicos y arbitrarios que podamos imaginar, como por ejemplo:

• la participación activa en la destrucción del patrimonio
• el abandono y deterioro de lugares públicos
• la misteriosa desaparición de los presupuestos públicos
• los proyectos fantasmas de turismo
• el atropello sistemático a las organizaciones populares
• la persecución sistemática de los quienes se atreven a denunciar a funcionarios gubernamentales por su mala gestión pública y notoria
• las agresiones físicas permanentes
• el uso sistemático de grupos parapoliciales
• la obstaculización constante a la contraloría social y pare de contar

Pero cuando uno piensa que ya perdió hasta la capacidad de asombro ante las arbitrariedades de este grupito de individuos atornillados en cargos de poder desde hace más de quince años, viene un nuevo suceso, peor que el anterior. Esto les sucedió, el 24 de diciembre del año que acaba de transcurrir, a los voceros y colaboradores del Consejo Comunal Madre Tierra, cuando, de forma totalmente inesperada, el Todopoderoso Estado Mayor Parroquial, en complicidad con la UBCH "República de Bolivia", les anunció que tenían que despacharle las famosas "bolsas-CLAP" a su comunidad. Muchos de ellos ya habían perdido la esperanza de recibir, después de tantos anuncios postergados, la tan anhelada bolsa, que le llegó a este sector una sola vez en nueve meses. Sin embargo, ante el anuncio de las autoridades parroquiales, ya no sabían si alegrarse o lamentarlo, pues muchos estaban ya preparándose para pasar el 24 en familia, como la mayoría de los venezolanos. Pues bien, no sólo tuvieron que trabajar todo el 24 hasta pasada la medianoche, sino que además tuvieron que aguantar las humillaciones del Santísimo Estado Mayor (es decir la cúpula parroquial del Partido Socialista Unido de Venezuela) quien, de forma totalmente arbitraria, obligó a los vecinos y voceros de este Consejo Comunal a entregarle gran parte de la comida, para su distribución y venta, a individuos de la comunidad que no son voceros de la organización, jamás se quisieron censar con la misma y, para completar, son militantes activos de los partidos Primero Justicia y Voluntad Popular: ¿Cómo les quedó el ojo? En pocas palabras, los "dirigentes" del PSUV celebraron, ese día, una boda con la MUD que ya venían preparando secretamente, por los sospechosos coqueteos que muchos percibían desde hace tiempo. Una vez más, los burócratas pesuvecos le pasaron por encima al poder popular, desconociendo la legitimidad del consejo comunal Madre Tierra y dejándole la responsabilidad del operativo en sólo tres de las once cuadras que conforma el ámbito territorial de este consejo comunal. Es necesario precisar que, ya hace casi un año, cuando el gobierno creó los Consejos Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), en abril pasado, ya el cogollo del partido había creado, en este sector de La Pastora, un CLAP paralelo, distinto al del consejo comunal, con el objetivo de atender a la población de tres cuadras de esta organización, con el propósito abierto de dividir a sus vecinos (y ¿qué mejor estrategia divisionista que la comida, el pan diario, la papa?) y, de esta forma, desmantelar la organización popular. Una vez más, los burócratas brillan por su maquiavelismo y su perversidad: cuando no logran controlar lo que ellos aspiran a convertir en un espacio de poder, entonces optan por aniquilarlo, destruirlo, hacerlo pedazos. Por eso, nuestro llamado es y siempre será a la rebelión popular contra la burocracia y las cúpulas. El poder popular es y será siempre irreverente, espontáneo, libre; y sino no lo es y se deja domesticar por el capital y la burocracia, deja sencillamente de ser poder popular. Por ello es urgente que nuestros consejos comunales sean insurgentes y se liberen de una vez por todas del yugo dictatorial del PSUV, de los partidos de oposición, de Fundacomunal, de las imposiciones ministeriales y del chantaje institucional.