Últimamente, con eso de la amenaza gringa, el gobierno de Maduro consiguió la excusa perfecta para buscar, internamente y ante el mundo, un nuevo respiro y una legitimidad que perdió desde hace tiempo. Y ésta es una de las consecuencias más lamentables de la aterradora política guerrerista del dúo MUD-Trump: además de representar una nueva agresión a la que nos tienen acostumbrados los gringos, también resulta ser totalmente contraproducente, ya que le permite al ilegítimo gobierno de Maduro victimizarse ante el mundo.
Por otra parte, la política tan arrogante y provocadora de la MUD, cónsona con la amenaza injerencista de los Estados Unidos, va en el mismo sentido: aunque esta doble política aísla al gobierno venezolano en el plano internacional, al mismo tiempo le da la oportunidad de presentarse, ante su base social cada vez más reducida y ante sus poderosos aliados internacionales, como la víctima de una doble estrategia de amenaza internacional y de golpe de Estado en pleno desarrollo. Efectivamente, eso de estar nombrando a un presidente interino no electo por el pueblo, a embajadores a diestra y siniestra, a directivos de PDVSA, es decir eso de estar conformando un gobierno paralelo con el apoyo de potencias occidentales y de sus aliados, le da todos los argumentos a Maduro para desconocer a la MUD y para querer aniquilarla por inconstitucional. Esa política tan abiertamente derechista, además de echarle un camión de gasolina a la situación ya de por sí tan explosiva y peligrosa, de concretarse mediante una invasión extranjera, le caería al gobierno como anillo al dedo y le daría la oportunidad de quedar ante la historia como el David que desafió a Goliath y como la víctima inocente de la monstruosidad imperialista, la cual, obviamente, es innegable. Por ello decimos: no le demos a la partidocracia pesuviana el gusto de victimizarse y hagamos todo lo que está a nuestro alcance para evitar que se concrete la intervención militar gringa.
Pero, por otra parte, tampoco le demos a los gringos el gusto de sacar a Maduro. Ese asunto nos toca a nosotros asumirlo, como pueblo venezolano, en particular como pueblo llano, trabajador, explotado, primera víctima de las políticas anti-populares y corruptas, del saqueo sistemático y del desastre en el que nos ha hundido el gobierno de Maduro. Es a nosotros a quienes nos toca hacer justicia, no a los gringos ni a la MUD, cuya única motivación es quedarse con nuestras riquezas y la renta petrolera. No nos equivoquemos: ninguna élite, ninguna cúpula, ningún partido busca el bienestar de los pobres y de los explotados. Por ello, también decimos: no les demos el gusto a los gringos ni a la MUD de ponerle fin a la pesadilla madurista. Bien sea mediante referéndum, mediante elecciones generales, mediante la movilización o mediante la rebelión, nos llegó la hora de ser protagonistas de la historia.