La estrella única

Campaña admirable… Admirablemente prestidigitadora, en la que desaparecieron siete de las ocho estrellas de nuestro tricolor nacional… Y se quedó una sola… Una sola estrella, un solo partido, un solo hombre, el único candidato posible, el de la patria, el todo poderoso, el presidente obrero, el del pensamiento único. Quedó una sola estrella, la que nos va iluminar el camino por los siglos de los siglos, el único camino posible, el del partido único, el de la única unidad posible, y el que piense diferente es contra-revolucionario, es enemigo de la felicidad del pueblo, la única felicidad posible, la que dicte el partido único, el único líder, el único pensador, el gran ideólogo, el dios hecho hombre, el Cristo Redentor, el de la sabiduría universal, el que nos va a dar la felicidad a todos, el gran salvador, el único salvador.

Pero… ¿Qué pasó con las demás estrellas? ¿Qué pasó con las ocho estrellas de nuestra bandera? ¿Qué pasó con nuestra bandera, símbolo patrio? ¿No era malo cuando los escuálidos la volteaban patas arriba o la teñían de negro en signo de supuesto luto? ¿Y porque nosotros ahora le volamos siete de las ocho estrellas? ¿Qué pasó con la octava estrella que quería Bolívar, la de Guayana? ¿Qué pasó con las ocho estrellas que quiso Chávez y que enarbolamos con orgullo desde 2006 como símbolo de la patria y de la soberanía poco a poco reconquistada? La campaña admirable, como por arte de magia, voló siete de las ocho estrellas, y mantiene una sola, la única que vale en realidad, la de nuestro partido unido, la de nuestra unidad revolucionaria, la de nuestra gloriosa vanguardia encarnada en la estrella única que representa nuestro comandante obrero.

Así es como la estrella única, con orgullo unitario, irradia desde el centro de nuestro nuevo tricolor. Así es como la vemos brillar en millones de ejemplares a través de infinitos pendones, pancartas, vallas, tarimas, franelas y gorras, que inundan las calles de nuestras ciudades, campos y caseríos. Así es como nuestra vanguardia obrera y proletaria, la que nos lleva por los gloriosos senderos del socialismo del segundo milenio, nos dice con alegría y entusiasmo que no nos dejemos agobiar por la "crisis" provocada por el imperio y sus lacayos nacionales, que para eso sirve la plata recaudada por nuestro Estado revolucionario a través del SENIAT, para imprimir millones de pendones, afiches y pancartas invitando nuestro pueblo heroico a votar por nuestro comandante obrero, por la estrella única, por el líder único, el próximo 20 de mayo, fecha que será recordada por los siglos de los siglos como la tercera independencia.



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Samuel Bravo

Artista plástico, vocero del Consejo Comunal Madre Tierra (parroquia La Pastora, Caracas) y miembro del Colectivo Cultural Toromayma

 yekuanabravo@gmail.com

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