La cobardía de un Golpe de Estado vergonzante

La voluntad del pueblo sencillo de Venezuela, tantas veces vilipendiado, se estaba haciendo sentir con los adelantos de la revolución que florecían con la aurora del siglo XXI. Las leyes de tierras e hidrocarburos encarnaban la esencia del proceso político y social galopante. Con la fuerza labriega y la unidad de los desposeídos en general llegaban las medidas forjadoras del bienestar para las mayorías, por la recuperación la soberanía y en procura de la dignidad.

Todo ello, legitimado en la nueva Constitución Bolivariana significaba la reducción efectiva del abuso, la expoliación y la impunidad con la que terratenientes, agiotistas, especuladores, capitalistas y compañías extranjeras, engordaban sus ganancias y explayaban sus privilegios. Se les acababa el poder mantenido por medio del engaño, la manipulación, la represión y la muerte desde épocas coloniales.

Los plutócratas, jerarcas militares, burocracia sindical, prelados eclesiásticos y políticos corruptos maniobraron y, confabulados con la embajada de los Estados Unidos y la CIA, dejaron escapar su exasperación, lanzándose a una santa cruzada contra los cambios impulsados por la vibrante avanzada de la Revolución Bolivariana.

La oligarquía recalcitrante siguió en su peligrosa campaña de falsedades a través de las poderosas cadenas de radio y televisión, acaparadas por corporaciones capitalistas. Continúa complotando con Washington y perpetran un motín general que especifican como huelga indefinida, desde el 9 de abril de 2002.

Los planes de sedición contemplan además provocaciones, disturbios callejeros y actos sangrientos, los cuales ejecutan con el accionar de francotiradores, la Policía Metropolitana de Caracas dirigida por militares asesinos y escuadrones de la muerte, dejando el 11 de abril en calles y plazas, decenas de muertos y heridos.

El lance de los enemigos del pueblo se fraguó como una tentativa golpista mediática, adulterando la realidad para así chantajear a las mayorías en Venezuela y el mundo, aprovechando el control de la información radiodifundida y televisada.

Ni el pueblo venezolano ni los revolucionarios de todas las latitudes nos tragamos la ficción que CNN y otras agencias al servicio del imperio, estaban propalando sobre la supuesta renuncia del Compañero Presidente Hugo Rafael Chávez Frías y la instalación de un gobierno de facto, presidido por el empresario derechista Pedro Carmona Estanga.

En ningún momento las fuerzas de avanzada, patrióticas y populares, caímos en la celada tendida por la trama siniestra del imperialismo y sus peleles de la burguesía venezolana. Siempre mantuvimos la frente en alto y plena confianza en la respuesta inmediata, contundente y valerosa del pueblo humilde de Venezuela, de los conglomerados sociales inspiradores genuinos de la razón, la verdad y justicia social propiedad y sustancia de la Revolución Bolivariana.

En todo momento rechazamos la desinformación sistemática que proferían los medios de comunicación imperialistas, en su intentona de ocultar el golpe de estado en gestión y la retención violenta de Hugo Rabel Chávez, el vicepresidente Diosdado Cabello, ministros y diputados electos popularmente.

El atropello a la democracia legítima, la agresión al sentir del pueblo, la vergonzosa intervención del imperialismo norteamericano que se urdía con la grotesca y tenebrosa intriga de mandos militares traidores, cúpula católica y empresarios apátridas no podrían sostenerse y se desplomaron. La mentira y la sedición se hicieron añicos, arrancadas por el fragor, la pasión y el fuego avasallador del pueblo sincero que bajó de los cerros, salió de las cañadas y se apoderó de las calles.

Nuestro corazón palpitó junto al pueblo venezolano el 14 de abril, cuando se restableció la veracidad de los acontecimientos y el Compañero Presidente Hugo Rafael Chávez Frías regresó al Palacio de Miraflores llevado por la convicción, la lealtad y la nobleza de un pueblo consciente que con decoro y cohesión, poseedor de la esperanza y portador de un futuro luminoso, se abrió paso con la espada y los sueños de Bolívar, limpiando el camino de malandrines, mercaderes, ambiciosos y de tanta infamia y perversidad.

Posteriormente, las cámaras patronales y la reacción intentaron la asonada desatando la huelga general del 8 de diciembre de 2002. Chocaron irremediablemente ante la fortaleza granítica del proceso diáfano y los amplios sectores sociales consecuentes. El gobierno revolucionario, lejos de amilanarse, aprieta las tuercas, y con el apoyo popular se recobra de una vez por todas PDVSA, deponiendo la falsa “meritocracia” que por décadas había saqueado la fuente de riqueza más importante de Venezuela.

Con las distancias históricas existentes, en el contexto de los hechos acaecidos entre el 9 y el 14 de abril de 2002 en Venezuela, debemos recordar los sucesos del 11 de setiembre de 1973, uno de los actos criminales más horrendos plasmado por los militares fascistas de Chile, asesinando a Salvador Allende, destruyendo la senda de transformación planteada por la Unidad Popular y las perspectivas del pueblo chileno, por las enseñanzas que nos retribuye como un proceso que fue ahogado en sangre con secuelas atroces, tanto por las vidas cortadas de tajo, como por la postergación de una revolución triunfante.

Tenemos la certeza de encontrar una diferencia básica entre ambos momentos de trance para el movimiento revolucionario latinoamericano, el ejemplo del pueblo venezolano organizado que supo dar el respaldo ardiente y oportuno al proceso revolucionario en marcha y defender su avance frente a los golpistas sin escatimar sacrificio alguno.

Nace un compromiso indoblegable, una participación activa, identidad, expectativas y su visión autogestionaría frente a cualquier riesgo, acometida, ataque, Golpe de Estado o invasión de las indeseables fuerzas de la decadencia y la oscuridad.

Hoy los revolucionarios costarricenses y patriotas latinoamericanos alzamos nuestra voz de repudio ante los intentos descabellados de agresión imperial o maquinación contrarrevolucionaria que pretendan sabotear, frenar irracionalmente o destruir con el terror la andadura de la Revolución Bolivariana de Venezuela y los procesos revolucionarios victoriosos en el Caribe y América Latina.

Como lo hemos expresado en diversos momentos, imbuidos en los ideales, la memoria y carácter que nos trasmitieron la rebeldía indígena de Catai, Vavire y Terepaima, la sapiencia de Samuel Robinson, la perseverancia Carmen Lyra y Bartolina Sisa y la sensibilidad de Concepción Alday, Luisa Amanda Espinoza y Yamileth López; a 7 años de la derrota del nefasto Golpe de Estado planeado por la oligarquía entreguista y el imperialismo, le extendemos al hermano pueblo venezolano nuestros brazos solidarios. Para lo que sea.

leninperezran@hotmail.com


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Oscar Barrantes R (*)

Dirigente de los Círculos Bolivarianos, comunicador alternativo, Director del periódico La Voz del Valle

 lavozdelvalle2@yahoo.es

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