Desde el año 1999, con la promulgación de “la Bicha” se instituyó en Venezuela el modelo de Democracia Participativa y protagónica, con ella también un Sistema Nacional de Planificación que parte de lo comunal, pasa por lo local, regional y llega a lo Nacional. Por lo cual el Presidente ha enfatizado mucho la necesidad de Planificar, pues precisamente esta disciplina surge en la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, es decir, la planificación pública tiene raíces, origen o génesis (si así les “suena” mejor) socialista.
Sobre el término Matus dice que: “debemos entender la planificación como una dinámica de cálculo que precede y preside la acción, que no cesa nunca, que es un proceso continuo que acompaña la realidad cambiante”; para aclararlo mejor agrega que: “Ahora bien, considerar a la planificación como proceso, implica plantearse varias cuestiones: ante todo, concebir la planificación como algo que se realiza permanentemente y, en segundo lugar, supone un “sistema de planificación”, en el que se hacen y elaboran planes y programas, no como un plan-libro, sino como un plan situacional. Para ello es necesario crear un conjunto de organismos, mecanismos y relaciones funcionales, a través de los cuales la Administración Pública y la Sociedad Civil a través de sus actores sociales y diferentes organizaciones, directa o indirectamente de algún modo están integrados en este proceso.”
Nosotros por nuestra parte decimos que: ¡ He allí el problema ! pues si bien se estableció un sistema, se Decretó la Ley Orgánica de Planificación y sus derivadas a nivel de Regiones y Municipios; no menos cierto es que a la Ley de los Consejos Comunales se le debe incorporar los elementos normativos que obliguen efectivamente a las comunidades a respetar las normativas para el desarrollo Local y Regional. No es correcto que en nombre de la “autonomía comunal” cada grupo interesado haga lo que mejor se le antoje o lo que mayor lo beneficie material o financieramente. Miles de Bolívares Fuertes se han aprobado desde diversas instituciones del Estado Venezolano para Proyectos Comunitarios; muchísimos han sido exitosamente ejecutados y han contribuido a la resolución de problemas de larga data; sin embargo, también muchísimos son los proyectos que lejos de resolver un asunto han generado otros tantos, principalmente cuando no se acepta la asesoría técnica porque se tiene algún nivel de animadversión contra un Alcalde o un Gobernador.
Ese mal concepto de la “autonomía comunal”, que cuando se desvía negativamente más bien debería llamarse “anarquía comunal”, ha venido ejecutando obras públicas de distinta naturaleza y como no tienen o no permiten que los entes correspondientes los regulen, supervisen o controlen, terminan creando “cangrejos”, que luego deben ser resueltos por las autoridades competentes previo “un peo” donde unas cuantas llantas descartadas de automóviles son quemadas y unos cuantos Policías apedreados.
La actual moda de la “viveza criolla” es posesionarse de la Presidencia del Órgano Financiero del Consejo Comunal, mejor conocido como “Banco Comunal”, desde allí manos “peludas” y “peladas”, adjudican contratos de aceras, casas comunales, electrificaciones, acueductos, vialidad, drenajes y cuanta obra pueda usted imaginar a “cooperativas” que curiosamente “pertenecen” a los mismos degenerados contratistas que paulatinamente han venido usufructuando el erario público en gobiernos adecos o copeianos. Algunos voceros “presidentes” cuadran previamente el contrato y la mitad se la reparten entre ellos, los contratistas y presuntamente muchos promotores que “comprometidos con el proceso revolucionario” ahora les cansa caminar, por tanto han adquirido lujosos autos; necesitan comunicarse mejor, por tanto ostentan el modelo de última generación de Blackberry; y, para socializar mejor han desechado la cerveza (porque es “bebida de albañil”) y lo correcto es el escocés mayor de edad.
Muchos Alcaldes y Gobernadores han buscado la forma de ayudar a crear y fortalecer el Poder Popular, porque realmente creen en ello y siguen los lineamientos que emanan de la voz del líder del proceso, Hugo Chávez; sin embargo, desde los barrios, las urbanizaciones y caseríos rurales, la derecha ha penetrado “endogenamente” las organizaciones populares y vestidos cual Diablos Danzantes de Yare, pero sin las máscaras, están creando confrontaciones con los entes gubernamentales bajo el pretexto que: “el poder constituyente se superpone al poder constituido”. A ese ritmo de anarquía comunal, el Proyecto Nacional Simón Bolívar quedará bailando un Regaeton mezclado con Joropo y el Ministerio de Planificación “como pajarito en grama”.
desideratum_apure@yahoo.com