América Latina se ha transformado en líder de los procesos de cambios mundiales Ya estamos ante hechos indicativos que colocan en situación de alerta al capitalismo mundial. Sus consecuencias son inquietantes y desde hace rato, se instalan laboratorios de guerra sucia contra los gobiernos progresistas y revolucionarios de América Latina, de los cuales han sido victimas los pueblos de Bolivia, Ecuador y Venezuela, entre otros. En medio de todo, irremediablemente, el mundo lucha por cambiar. Entramos en una nueva situación revolucionaria mundial.
Con el ataque militar a Ecuador, la activación de la IV Flota, el golpe militar en Honduras (denominado “episodio destituyente”) y las bases de injerencia militar en Colombia que convierten a ésta, en un protectorado militar del Comando Sur. Washington ha reimplantado por la fuerza su Doctrina Monroe en América Latina. Con el reciente rechazo del Senado paraguayo a la adhesión venezolana al MERCOSUR, el capitalismo bárbaro imperial coronó los esfuerzos de la bota militar yanqui mediante un importante triunfo político; apoyando su ofensiva en los dos campos de poder donde no puede ser vencido: el militar y el mediático: lo cual presagia serias y concretas amenazas de confrontación hacia nuestros pueblos hermanos de toda la región
Ante este paradigma de intervención en un momento tan crucial, le corresponde como única defensa a los movimientos populares de América latina y caribeño, hacer grandes esfuerzos por unificar las luchas y convocar las vanguardias que combaten por cambiar al mundo, animando la construcción de un referente orgánico y político internacional, como practica política para la emancipación de la Patria Grande, pues la lucha a de ser continental.
La situación anterior nos coloca en un grave problema que hay que empezar a resolver de manera urgente y que toca, la inmensa tarea de desmontar las guerras imperialistas en todas sus formas para abrirle paso a una Paz, que solo se puede construir con la unidad, organización y movilización de todos los pueblos del mundo, en especial los de Latinoamérica y el Caribe, lo cual empieza a adquirir -desde el punto de vista teórico marxista- la dimensionalidad que nos impone el carácter internacional de una salida para la Humanidad.
Estamos en un escenario de Guerra de Desgaste, con fuerzas imperiales y oligárquicas muy superiores, y con gobiernos latinoamericanos de centroizquierda que hacen, esencialmente, nada. No solo se mostraron incapaces de detectar el golpe hondureño a tiempo, ahora se muestran sin voluntad real para cortar la avanzada del problema que esto supone.
Se abre el tránsito de nuevas luchas revolucionarias que marcan la entrada a una nueva era de la territorialidad latinoamericana, donde hay mantener la máxima unidad posible, crear la vanguardia unificada latinoamericana y recuperar la iniciativa y el rumbo estratégico que los gobiernos han perdido. Y no solo los gobiernos. Es tiempo de que los grandes movimientos sociales, (como el MST en Brasil, “Los Piqueteros” en argentina, “El Movimiento Indígena” en Bolivia y Ecuador, etc.) con la aceptación de todas las formas de lucha antimperial -incluyendo la insurgencia colombiana- a los que se unirán las esperanzas de los pueblos del mundo con sus luchas. Es vital la convicción de que es el poder del pueblo quien hace la historia.
Hoy cobra, aún más vigencia plena, la batalla continental de la que hablaba el Ché, y salta a la vista mi patria chica, Venezuela.
Mientras el Comandante Chávez, en lo internacional hace humanamente enormes esfuerzos –con aciertos nada despreciables a pesar de la presión yanqui- por consolidar la Patria Grande mediante un llamado constante a la unidad revolucionaria de nuestra América Latina (como un escudo ante las amenazas imperiales del monstruo del norte); en lo interno, las patrullas del partido de la revolución venezolana no despliegan alas o no tienen tren de aterrizaje para la autodefensa.
Las contradicciones en el seno de esta organización de la Revolución (PSUV), continúan evidenciando la poca madurez política y nivel de conciencia que hemos alcanzado en estos diez años de construcción de la Patria Socialista. No obstante, entendemos o más bien tratamos de justificar que estamos en una transición hacia el Socialismo y todo aquello de la crisis Gramsciana; pero creemos que, el tema de la organización del PSUV desde el gobierno, es un tema álgido, trascendental y no debe ser tratado a la ligera porque habitualmente un partido va contra lo establecido, y en verdad, va más allá de la teoría de la transición y de la tolerancia, de la que hablaba Gramsci
El PSUV debe ser un partido de izquierda, del pueblo, con una estructura diferente usando la comunicación y la información como mecanismo de articulación en redes, no un Partido del Gobierno; sin embargo, esta no puede emprenderse desde posiciones caudillescas que niegan por la vía del hecho la verdadera participación (las consultas a las bases han estado mediadas y mediatizadas) y allí pudiésemos encontrar una de las causas de los reiterados fracasos en esa materia. Otra cuestión importante, la organización no puede planificarse desde el financiamiento, porque la respuesta lógica (acción-reacción) del pueblo será (como lo ha venido haciendo), si no me financian no me organizo. Es parte de lo que viene pasando también con los Consejos Comunales, excelente idea y acertada además, pero que en la práctica ha venido teniendo una limitante en relación a los que se espera y se necesita de estas instancias del Poder Popular.
Para enfrentar estas amenazas y evitar la debacle del proyecto revolucionario bolivariano en América Latina y el Caribe, se hace imperativo que los sectores populares verdaderamente revolucionarios, retomen los ideales de transformación y de justicia social que los inspiraron, asumiendo una posición de auténtica insurgencia popular con la intención de que este hermoso proceso revolucionario, como es la construcción de la patria grande, se profundice y que de verdad, trascienda efectivamente al socialismo. No actuar de esa forma, será letal al proyecto Bolivariano, Latinoamericano y Caribeño.
¡Patria Grande, es momento de hacer la batalla donde tú has de nacer!
Por: Lic. Juan Contreras y Prof. Oswaldo Flores (Coordinadora Simón Bolívar)yocatari@yahoo.es
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