Motorizados generan caos en la ciudad de Mérida

Durante los primeros días del mes de Enero de los últimos años, en el marco de una exhibición de motocicletas de alta cilindrada, se ha hecho costumbre en la ciudad de Mérida la visita de numerosos motorizados (así se conoce a los motociclistas en Venezuela) procedentes de diversas partes de Venezuela y de otros países. A priori esto no debería representar ninguna novedad, pero resulta que la imprudencia y la irracionalidad de muchos de estos motorizados ha desencadenado un terrible caos en la urbe andina cada inicio de Año Nuevo. El exceso de velocidad, el manejo bajo los efectos del alcohol y de otras drogas, y la violación de normas de tránsito y de convivencia ciudadana, son algunos de los desaguisados que caracterizan a estos irresponsables y tontos sobre ruedas.

Dichos motorizados creen que son admirados en Mérida por las potentes máquinas que conducen y por las temerarias maniobras en plenas calles céntricas de la capital de la entidad. Para muestra del caos generado por estos ciudadanos, si es que se les puede llamar así, tenemos el caso del irrespeto a la tranquilidad nocturna de los merideños, al conducir sus estridentes motos en zonas densamente pobladas hasta horas de la madrugada. ¿Es que acaso son tan imbéciles como para no darse cuenta que los merideños obviamente necesitamos descansar? ¿Creerán que sus motos no generan el ruido como para perturbar el sueño? ¿Actuarán como bestias con toda la mala intención?. ¡Cuánta incivilidad azota a los seres humanos decentes¡.

Lo peor de todo es que en Mérida no parece haber autoridades capaces de controlar la situación de caos generada por tales motorizados. No hay funcionario “socialista” ni “escuálido” que se haya pronunciado al respecto; incluso el Gobernador del Estado, Marcos Díaz Orellana, motorizado por afición y autocalificado como humanista y revolucionario, se ha hecho de la vista gorda ante los desmanes de muchos de sus colegas (por lo de motorizado, claro está). En el caso del señor Díaz Orellana y de otros dirigentes dizque progresistas, es incomprensible la inoperancia en este contexto, considerando que se la pasan vociferando a los cuatro vientos que Mérida es ejemplo de socialismo y que sus Gobiernos han logrado para sus pueblos la mayor suma de felicidad posible. Adviértase que en cada temporada vacacional, con el pretexto de que los ingresos generados por el turismo benefician a la casi totalidad de los merideños (lo cual ha sido falso), estos funcionarios “progresistas” se han convertido en cómplices del desmadre de algunos turistas, incluidos los motorizados en referencia. Tan socialista ha sido el Gobierno de Mérida, que ha antepuesto el interés monetario al bienestar de sus habitantes. ¡Vaya¡.

Ahora bien, más allá de atacar por atacar al turismo en Mérida, lo que se pretende con esta breve crítica, dirigida sobre todo a las autoridades supuestamente socialistas, es instar a que en lo sucesivo se meta en cintura a todos aquellos visitantes que perturben la tranquilidad de los merideños, y en el caso de los motorizados en cuestión, que se evalúe la posibilidad de prohibir su entrada a Mérida. ¿Es tan difícil considerar a la actividad turística como algo más que un simple negocio?. ¿Tendrá que salir el pueblo merideño a controlar por sus propios medios a los desadaptados que se hacen pasar por turistas?


ruhergeohist@yahoo.com


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Rubén Alexis Hernández A.

Licenciado en Historia, Magíster en Historia de Venezuela. Antiimperialista, izquierdista y ateo

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