"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto”. Bertolt Brecht.
El adulador es lo más asqueroso que puede existir en una sociedad, siendo más ratas que aquellos a quienes adulan, y vienen a ser los únicos causantes de la soberbia de ciertos personajes en el poder.
Es muy fácil identificar a un adulador de toga y birrete. Nunca tiene la razón porqué siempre hace el ridículo en sus opiniones. Muy distinto es la persona solidaria no incondicional, con un mandatario, y su gestión de gobierno, al cual uno la considera positiva. La diferencia entre el adulador profesional, y un arrastrado, es que el primero se la pasa todo el día arrodillado, lanzando su asco a tirios y troyanos con su servilismo ramplón: Esto es considerado como el verdadero culto a la personalidad.
La adulación rastrera es una especie de falsa moneda que le arruina el alma al que la recibe, donde su curso es determinado por la vanidad humana. Los aduladores han sido considerados a través de los siglos como los bufones que acompañan a la mentira.
El adulador en la política, hoy en día se ha convertido en un vulgar rastrero servil, presente en todas partes.
Nicolás Maquiavelo siempre detestó al adulador rastrero y servil, considerándolos unas bacterias contrarias al libre pensamiento del hombre, en el buen manejo de la cosa pública. ¿Cómo se derrota a un adulador?: “Maquiavelo siempre aconsejó censurar en publico a quien públicamente elogiaba al príncipe”.
El adulador es un individuo de baja calaña moral, su pensamiento depende de la ‘topia’ de los demás, disfrutan con onanismo de la hipocresía moral, ajustando su pensamiento a las circunstancias del momento: “Todo esto lo traigo a colación por la serie de ataques que he recibido, por defender con solidaridad militante la gestión de gobierno de Tarek William Saab en Anzoátegui, de las criticas del presidente Chávez el 12/07/2012 en Barcelona, muy alejadas de la incondicionalidad y la adulancia rastrera, que aprovechan sus adversarios internos para descalificar mis opiniones”.
Un filósofo anónimo advirtió: vale más caer entre el hocico de los buitres, que en la lengua de los aduladores, porque el buitre se come a los muertos, y el adulador se devora a los vivos.
Según Aristóteles existen dos estrategias básicas del adulador: Una consiste en extender falsas lealtades para agradar a alguien, y la otra consiste en el propósito interesado de obtener algún beneficio con esta estrategia rastrera.
El adulador rastrero vive bajo una eterna frustración, por el éxito ajeno, siempre pendiente de cómo viven los demás, y se arrastran ante las migajas del poder. Le lamen los pies, manos, y el orificio donde termina la cintura, al jefe que esté de turno. No son leales ni fieles. Sus únicos méritos son el servilismo y la obsecuencia. Moliére el creador de Tartufo citó: “Mientras más se ama a una persona menos debemos de adularla”.