La construcción de las comunas, como sustentos organizados y productivos para el nacimiento de una sociedad nueva, generosa, solidaria, etc., requiere más que de un ministerio, de gente proactiva y organismos cercanos a ellas. De manera que la pesadez de la burocracia sea sustituida por entes dinámicos, que sientan el pulso y el incesante reclamo e iniciativa de los “constructores” o hacedores.
Que al frente de la gobernación de Anzoátegui, esté un hombre con todo lo que significa Aristóbulo Istúriz, es una ventaja valiosa para lo que el pueblo debe proponerse y aspira. Porque nada hacemos ni hemos logrado, si nuestra meta, en el plano teórico, hasta en el “Plan de la Patria”, que es el socialismo, si las autoridades, los dirigentes políticos, no entienden el qué hacer o no sienten el apremio del mismo. Si bien es verdad que el pueblo intuye, le hierben en la sangre los ideales de justicia y la necesidad de cambiar, sus ideas no están bien definidas y organizadas. Es justo, ante esta circunstancia, que necesite de aquellos para construir su destino. Si no los encuentra nunca cesará de buscarlos hasta debajo de las piedras, aún a riesgo de equivocase.
Por lo anterior, aparte de un Gobernador de la calidad, claridad y pertinencia de Aristóbulo, se necesita una dirigencia política que sea tan competente, como para orientar las tareas del cambio y no sólo para administrar las relativas a eventos electorales o actos de agitación.
Pero también necesitamos alcaldes competentes y, por encima de todo, revolucionarios, con disposición para el trabajo, capacidad para dirigir, desprendimiento y comprensión exacta de las tareas por acometer, como la creación de las comunas, cual verdaderos “espacios socialistas”, en el exacto sentido del término. No entender esto o no practicarlo, ha causado mucho daño.
“La operatividad del Psuv”, lo digo así por mi habitual manera de evitar confrontaciones innecesarias y eludir tremendismos, que incluye posponer el debate abierto a lo interno, no mirar con muy buenos ojos que digamos a la crítica, porque nunca es el momento adecuado, eludir las elecciones por la base y excederse en la escogencia mediante acuerdos en círculos estrechos y otros procederes, ha planteado de hecho al elector chavista una serie de candidatos. Lo que teníamos por decir al respecto ya lo dijimos y, pese nuestro parecer, en cuanto al modo de selección, los candidatos ya están inscritos.
Como me toca votar en Barcelona y formo parte de quienes hemos tenido que sufrir las administraciones anteriores en el Municipio Bolívar de manera redoblada, por haber sido los alcaldes de los “nuestros” o para decirlo de mejor manera, de los vestidos de rojito, quiero manifestar con toda libertad que pienso que un joven como Guillermo Martínez, quien ha estado cerca de Aristóbulo, aparte de historial militante y profesional, encaja bien para Barcelona. Pues el “Proyecto de la Patria, del cual hemos comentado arriba, encontraría en él un compatriota dirigente y promotor idóneo. ¡Hagamos esa candidatura ganadora! Lo que debe empezar por llevarla a la calle, a la multitud, no sólo como el candidato de Chávez o de Maduro, sino también del proyecto revolucionario, del socialismo, con su nombre y apellido.
No obstante todo lo anterior, quiero decir, en honor a la verdad, que el hecho de escoger candidatos por elecciones primarias necesariamente no genera buenos administradores y menos promotores del cambio revolucionario, pues también en esos casos se suele incurrir en graves vicios derivados del grupalismo y el entubamiento. Los alcaldes anteriores, tanto de Barcelona y Puerto La Cruz, fueron previamente seleccionados en el Psuv mediante elecciones internas y ahora la historia les puso a un lado.