A propósito de la actual temporada vacacional (Navidad), es necesario hacer algunos comentarios sobre los aspectos negativos del tipo de "turismo" que realiza una parte de las miles de personas que visitan al estado Mérida, destino importante en Venezuela. Sabemos de la relevancia económica del turismo en dicho estado durante las últimas décadas, hasta el punto de constituir la primera fuente de ingresos durante las cuatro temporadas altas (vacacionales): Ferias del Sol o Carnaval Taurino de América, Semana Santa, julio y agosto, y la Navidad. Pero a la vez hay preocupación en muchos merideños por aquella actividad turística que no radica precisamente en el sano esparcimiento, sino que es generada por visitantes que creen que pueden hacer lo que les viene en gana, simplemente porque dejan beneficios económicos a la capital de la entidad y a otras poblaciones.
Podemos indicar, a grandes rasgos, que algunos “turistas” se caracterizan por fomentar desórdenes públicos, provocar la contaminación de áreas urbanas y rurales, destruir instalaciones, entre otros desaguisados. En primer lugar, apenas algunos de estos individuos arriban a Mérida o a cualquier otra población del estado andino, incurren en un comportamiento desbocado, estimulado en gran medida por el consumo abusivo de alcohol y/o de otras drogas. Aquí el problema de fondo es la mala educación e inconsciencia de dichos sujetos, quienes irresponsablemente protagonizan desórdenes callejeros, escándalos musicales, e incluso se ven involucrados en delitos como robos y asesinatos.
Mientras que la contaminación provocada por algunos "turistas" también es un problema grave para los merideños durante cada temporada vacacional. Además de la contaminación sónica que produce la emisión de "música" a todo volumen, tenemos que calarnos la suciedad que dejan esos "turistas" en los bellos paisajes andinos y en las distintas poblaciones. Realmente parece que nos visitan unos cuantos puercos (con el perdón de los animalitos) que arrojan todo tipo de basura en los parques, en las carreteras, en los páramos, en las lagunas, en los ríos, en los caminos rurales, y en otras partes. Tan grave es el asunto, que algunos parajes se han transformado prácticamente en depósitos de desechos, donde abundan las latas, las botellas, partes de carros, toallas sanitarias, envoltorios de chucherías y pare de contar.
Por otro lado, unos cuantos "turistas" no sólo ensucian la ciudad de Mérida y las zonas rurales, sino que deterioran total o parcialmente instalaciones necesarias para garantizar un servicio turístico de calidad. Aunque no lo crea amigo lector, se ha dado el caso de visitantes que destrozan los baños, la jardinería y otras áreas de las plazas y parques de todo el estado Mérida, y luego denuncian que los merideños somos los responsables por no cuidar lo nuestro. Ni que hablar de lo que hacen con las instalaciones de hoteles y posadas, incluso de aquellos alojamientos más humildes, cuyo mantenimiento representa un verdadero sacrificio para sus propietarios.
Mención aparte merece el caso de los motorizados o motociclistas que llegan a Mérida los primeros días de enero desde hace algunos años, en el marco de la exhibición de motos de alta cilindrada. El exceso de velocidad, el manejo bajo los efectos del alcohol y de otras drogas, y la violación de normas de tránsito y de convivencia ciudadana, son algunos de los desaguisados que caracterizan a muchos de estos irresponsables y tontos sobre ruedas. Creen tales motociclistas que son admirados en Mérida por las potentes máquinas que conducen y por las temerarias maniobras en plenas calles céntricas de la capital de la entidad. Para muestra del caos generado por estos ciudadanos, si es que se les puede llamar así, tenemos el caso del irrespeto a la tranquilidad nocturna de los merideños, al conducir sus estridentes motos en zonas densamente pobladas hasta horas de la madrugada.
Bienvenidos los turistas que vengan a Mérida a disfrutar sana y tranquilamente de nuestros bellos paisajes y de nuestra cordialidad y hospitalidad, pero aquellos visitantes que vengan en plan de generar caos no son aceptados por buena parte de los merideños, sin importar la cantidad de dinero que gasten en alojamiento, comida y atracciones. Desafortunadamente en Mérida no ha habido autoridad estatal ni municipal, “socialista” o no, capaz de controlar el caos generado cada temporada vacacional.
ruhergeohist@yahoo.com