En Mérida ocurrió este viernes 28 de enero de 2014 algo que sus habitantes consideraban imposible: Se sentaron en una misma mesa de PAZ el Alcalde Opositor, el cual era el único que podía autorizar el paso de ambulancias en las zonas tomadas por las guarimbas; el Gobernador del Estado, acusado por los opositores de ser el jefe de los Tupamaros en la Ciudad, y el Rector de la omnipresente merideña Universidad de Los Andes que ha sumado su voto para mantener la Universidad cerrada por supuesta falta de condiciones para circular, a la vez que convocan en esa misma sesion del Consejo Universitario, del lunes anterior, a una Marcha pacífica por el mero centro de la Ciudad.
Aunque la mayoria de los consultados por mí, siguen escépticos el dia después de la conferencia, yo tengo una percepción diferente. No puede ser en vano que esos tres líderes políticos que tienen en sus manos, si trabajan conjuntamente, la desarticulación de la estéril violencia en la Ciudad de los Caballeros y la regularizacón de la guerra política en la ciudad se hayan arriesgado a sentarse juntos so pena de perder numerosos seguidores.
Esos tres líderes tienen en sus manos la posibilidad de erradicar el uso de los métodos paramilitares colombianos en la política, en la ciudad. Que la persecución virtual o real del contrario por razones políticas no siga siendo lo que domine la acción política de los factores en pugna. Desmontar las guarimbas es un prerequisito esencial, junto con el compromiso de los factores democráticos de la Oposición y el Gobierno en no seguir estimulando el miedo en la población. que es uno de los métodos favoritos de los paramilitares: Aterrorizar al contrario, o la población para dominarla. Así montaron las barricadas en el sector las Américas de la Ciudad, que es prácticamente el único bastion de los violentos en la ciudad actualmente.
Ninguno de los tres debe envanecerse con el logro de la PAZ en Mérida. Eso sólo sera posible con el concurso desinteresado de los tres, y ello tendría un costo político entre sus seguidores mas radicales, pero la Ciudad de los Caballeros se los agradecerá eternamente.